Confesión Arruinada.

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Robin repasó toda la lista en su mente para confirmar que todo esté en su lugar, miró al atardecer y el escenario se convirtió en perfecto; tendrían la velada ideal y por fin se aseguraría que Starfire tomará sus sentimientos enserio, que no dudará que la ama y, obviamente, después de está noche por fin tendría una pareja.

Miró el reloj, faltan cinco minutos para que la chica más hermosa en está tierra llegará. Acomodó, de nuevo, su elegante traje negro y se peino por última vez el cabello. Vió sus dientes por medio del reflejo del florero y se guiñó un ojo a sí mismo, hoy será un buen día.

El mar estaba precioso con el sol ocultándose detrás, el sonido de las olas es relajante y las velas sobre la mesa tienen en altura la llama perfecta, no hay nada en este mundo que supere el panorama tan romántico que creo; una cena al aire libre en el mar, la luna sobre sus cabezas y las estrellas como millones de testigos sobre su confesión.

Escucha el caminar delicado a su espalda y asume que es ella, tiene que ser ella; había dejado una notita junto a un hermoso ramo de tulipanes en la mesa. Toma, sobre la mesa, la rosa más roja y bella que encontró y, con palabras digna de galanes de telenovela, dijo antes de girarse:

—Ni la luna o las estrellas se pueden comparar con tu bella, sin embargo, ellas serán testigos de mi profundo amor por tí porque te... —lentamente se gira con una enorme sonrisa coqueta en el rostro mientras extiende la rosa con elegancia pero al ver a la persona de enfrente, la última palabra de la oración quedó en el aire.

—¿Amo? —completa la otra persona con una mirada incómoda y confusión extrema—. Vaya, Chico Maravilla, no sabía qué eras gay.

—En dado caso sería bisexual —gruñe entre dientes y con mirada furiosa—, ¿Qué haces aquí, Pony de un solo truco?

—¡Cómo puedes decirme eso! —exclama Chico Flash acercándose velozmente hacía él, en las manos un ramo de tulipanes y una carta. Demonios—, Starfire me dijo qué tú me mandaste ésto —el tono del pelirrojo es molesto y acusatorio.

Robin maldice en voz alta antes de gritar— ¡Eran para ella!

—¿Cómo? ¿No te gusto? —pregunta Chico Flash y él obviamente grito un “¡No!”—. ¡Uff! Me había asustado —luego de agregar eso el pelirrojo soltó una risa nerviosa bastante extraña.

—Hice todo esto para nada —murmura decepcionado de todo mientras se sienta algo triste en una silla de la mesa para dos—. Cociné rico para nada.

—Bueno... —Robin levanta la mirada para verlo, el pony está jugando con los tulipanes mientras se acerca— no tiene porqué desperdiciarse, ¿Qué te parece si por esta noche soy tu cita? Al menos así no todo será un fracaso.

Lo miró un segundo, analizando la propuesta de su mayor enemigo, suspira y acepta. Le duele que su amada alienígena no viniera pero no todo tiene ser que malo, ¿Cierto?

—Sientate, espero te guste —intenta sonreírle pero solo le sale una mueca—, aclaró que solo es una tregua entre nosotros.

—Me parece bien —dice Chico Flash a la vez que se sienta—, pero los tulipanes y la carta ahora son míos.

Puede que su confesión haya sido arruinada, no obstante, sí fue una hermosa velada.

¡Con Temática BirdFlash De Los TTG!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora