Una simple mortal como tú hace que el corazón de un demonio fuerte y temido se ablande y a pesar de que no deberían estar juntos el amor florece de una u otra manera.
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Universo de Kny
Kokushibo x Lectora
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✸ No se permiten co...
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El demonio encima de ti aún seguía observandote con curiosidad, ¿Por qué un humano como tú estaba más atenta al bienestar de otro cuando la suya está en juego?
No lo comprendía.
Seguías intentando respirar con normalidad al sentir que su mano había dejado de hacer presión en tu cuello, sentías que su cuerpo podría cubrir por completo el tuyo al sentirlo tan de cerca, sin embargo, no te atrevias a ver y comparar al no querer abrir los ojos por el miedo.
Segundos después los rayos de la luz de la luna calaron en tus ojos para escuchar que el hombre se había puesto de pie y se alejara de ti. Poco a poco tus ojos comenzaron a abrirse parpadeando unas cuantas veces para poder ver con claridad, lo viste a unos cuantos pasos más alejados de ti y ver que de nuevo estaba dándote la espalda.
Con ayuda de tus brazos pudiste sentarte en el suelo ya que un pequeño dolor se presentó en tu espalda por el impacto provocando que no pudieras ponerte de pie.
Segundos después viste que comenzaba a marcharse sin decir alguna palabra. Te sentías confundida al no saber por que te atacó de esa manera y luego se marchaba como si no nada, tal vez aquel hombre te había confundido y pensaba que eras una persona mala, eso pensabas.
Sin embargo, se marchaba sin nada que decir y que probablemente estaba lastimado, algo que seguía preocupándote.
— ¡D...disculpe! — lo llamaste — No debería caminar de noche si se encuentra lastimado —
Lo viste detenerse, se mantuvo en silencio unos breves segundos siendo que el único sonido en el lugar fueran los grillos de aquella noche sobre ustedes, a la vez que la suave brisa mecia los frondosos árboles a su alrededor.
— Vete de aquí, lo mejor será que no camines a estas horas de la noche — el silencio cesó y su profunda y grave voz se escuchó por el lugar.
Después de eso retomó su camino.
Te quedaste en silencio mientras veías la silueta de aquel extraño hombre perderse de tu vista en cuestión de segundos ocasionando más confusión en ti, pero por esta vez lo dejaste pasar, era cierto lo peligroso que puede ser estar fuera de casa tan tarde.
Lentamente te levantaste y quitaste el exceso de polvo sobre tu kimono, diste un último vistazo por dónde se fue el misterioso hombre y luego caminaste rápidamente hasta llegar a casa.
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