壱 上弦 | 4 |

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Comodidad

No sabías la identidad de aquel hombre, te era alguien misterioso y de pocas palabras ya que si te pones a pesar nunca entablaron una conversación

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No sabías la identidad de aquel hombre, te era alguien misterioso y de pocas palabras ya que si te pones a pesar nunca entablaron una conversación.

Habían pasado varios días o noches desde aquel suceso un poco vergonzoso para ti en donde amaneciste en tu habitación sin saber como habías llegado hasta allí. No pudiste imaginar a alguien más en ese momento y menos que haya hecho eso por ti, pero de tan solo imaginarlo a él te dejaba pensando un poco ya que se te hacía raro que teniendo la oportunidad de poder hablar contigo prefiera hacer las cosas cuando tú no lo supieras.

Aquel misterioso hombre para ti siempre estaba en el tejado de tu cabaña y no hacía nada más que admirar el resplandor de la luna si es que había esa noche. Cuando llegabas de los largos días del trabajo en el restaurante lo mirabas en ese mismo lugar.

Te causaba curiosidad saber quien era realmente a pesar de que su primer encuentro no haya sido el mejor y ni el más normal.

Te ocasionó miedo aquella vez al ver que había intentado atacarte y si fuera otra persona a quien le sucediera eso probablemente huiría sin pensarlo dos veces, pero cuando lo volviste a ver no te hizo nada y pensaste que tal vez aquel hombre te había confundido.

Recuerdas sus palabras y realmente te dejaron confundida por un tiempo, pero al ver que después no hacia nada malo contra ti lo dejaste de lado.

Cuando lo mirabas en aquel mismo lugar por lo general siempre era en la noche, algunas veces cuando el trabajo se aplazaba por las muchas personas que había en el restaurante lo mirabas estar ahí, era como si de alguna forma estuviera esperando tu llegada y pensar eso te ponía nerviosa de alguna manera.

Nadie te visitaba en ese entonces, solo tú vivías en tu finca y en ninguno de estos días te llegó a molestar el que estuviera allí ya que su presencia parecía detonar tranquilidad para ti.

Por lo mismo de que tu trabajo en el pequeño restaurante te llevaba la mayor parte del día no te sentías sola, pero el que siempre te encontraras al azabache en casa te hacía sentir de alguna manera esa compañía que necesitabas.

Por lo mismo de que tu trabajo en el pequeño restaurante te llevaba la mayor parte del día no te sentías sola, pero el que siempre te encontraras al azabache en casa te hacía sentir de alguna manera esa compañía que necesitabas

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KISSING IN THE MOONLIGHT || Kokushibo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora