Aquella mañana el sol brillaba en lo alto y la suave brisa mecía las verdes hojas de los arboles; el aroma del pan tostado marcaba el inicio de la jornada laboral para los adultos y el inicio del año escolar para los jóvenes.
- Buenos días dormilones, ¿emocionados por el primer día de clases? - mi madre siempre ha sido una mujer dulce, pero percibía un leve regodeo en su pregunta, seguramente por ver nuestros rostros marcados por las sabanas, a las que desearíamos seguir pegados.
- Cada año preguntas lo mismo mamá y cada año la respuesta es la misma... No quiero volver a clases. - Mi hermano, cinco años menor, nunca había sido un apasionado del estudio, el disfrutaba mas los deportes y pasar el tiempo con sus amigos.
- Al menos tu debes estar emocionada hijita, por el discurso de bienvenida.
- Si, aunque creo que estoy mas nerviosa que emocionada; este será mi ultimo discurso de bienvenida... - me detuve al ver el rostro de mi madre, el saber que al año siguiente estaría en la universidad en Tokio y dejaría mi pueblito natal y a ella, la llenaba de orgullo y melancolía a partes iguales.
- Buenos días niños, buenos días querida; ¿empacaste mi almuerzo? - mi padre llegó justo a tiempo para romper la tensión del ambiente - ya es muy tarde, tengo irme volando.
- Claro que si, toma al menos un baso de jugo antes de irte, querido.
Una escena típica, en un día normal, de una vida común; así eran cada uno de mis días desde hacia demasiado tiempo. Me despedí de mis padres y salí junto a mi hermano hasta donde el camino separaba su escuela media de mi secundaria.
En Shimizu la ceremonia de apertura y bienvenida del año 2002 prosiguió sin más, los dos mejores alumnos de la escuela dimos el discurso de bienvenida, los de primer año se unieron a nuestras filas y todo transcurrió con normalidad, excepto por un pequeño detalle; todo el plantel docente se ve particularmente... digamos que expectante, cuchicheaban, miraban a todos lados, algo que si bien era poco usual, en ese momento atribuí a los nervios del primer día.
Para los ocho de la maña todos ya nos encontrábamos en sus respectivos salones de clases; afortunadamente compartía la clase "A" de ultimo año con todas mis amigas, y como los asientos no estaban asignados, todas nos sentamos cerca las unas de las otras. En seguida el maestro ingreso y tras de él, quien parecía un alumno nuevo de nuestro año.
- ¿Un alumno nuevo en último año?.
- ¿Quien se trasfiere en ultimo año a una región tan rural?
- ¿Creen que lo hayan expulsado de su anterior escuela?
Los cuchicheos no tardaron en escucharse.
El chico en cuestión era alto, esbelto y muy atractivo. Era la clase de chico que no se ve muy a menudo en una ciudad tan pequeña como la nuestra, así que no era de sorprender que "Bennett Hiroshi" se convirtiera en la novedad del momento.
Se podría decir que todas las chicas de la escuela hacían fila para poder pisar el mismo suelo que él; aunque quien las culpa, sus ojos azules, cabello oscuro, piel pálida y esa sonrisa de galán... eran la combinación perfecta de inocencia y malicia.
Los días que pasaban no parecían aminorar la popularidad del nuevo; yo por mi parte, trataba de disfrutar mi último año, alejada del bullicio innecesario y en compañía de mis amigas; solo quería poder recordar estos días en el futuro con alegría.
Tras la primera semana de clases un poco informal, iniciamos el proceso de organización; nuestro profesor asignó los asientos, elegimos al presidente de la clase, todas esas cosas que no quisiera explayarme explicando.
Si lo quieren atribuir a la suerte o al infortunio, recibí la asignación en un asiento de la primera fila; a mi derecha se sentó Aoyama Asumi, mi mejor amiga desde la secundaria media, desde que teníamos doce años; ella era una chica inteligente y amable, trabajaba como sacerdotisa en el templo de su familia y asistía también al club de Shogui; era bastante sensible y algo tímida, pero su predisposición de ayudar a todos y su constitución robusta, la hacía la persona más adorable del salón. Todo bien hasta ahí, pero a mí izquierda terminó siendo asignado el dichoso Bennett-san; en dónde vivo no resulta tan inusual usar los honoríficos japoneses con apellidos extranjeros, pero en general, todo de él se me hacía muy extraño.
Cómo sea, las clases no se vieron demasiado afectadas por mi nueva posición, al menos cuando empecé a ignorar las miradas celosas que se clavaban en mi espalda.
Afortunadamente el receso fue más tranquilo, me reuní cómo de costumbre con mis amigas; la ya mencionada Asumi, con Yamaguchi Naomi, miembro del club de música, Hayashi Kumiko, capitana del equipo de voleibol femenil e hija del director de la secundaria, Oomori Maiko, miembro del club de danza, y finalmente, Fukushima Hana, miembro del club de literatura.
- El nuevo parece que se está integrando bien, ¿no...? - Comentó Kumiko, mientras lo contemplaba atentamente, como si fuese un cazador vigilando a su presa; en general Kumiko actuaba como la princesa de Shimizu, la posición de su padre la hacía sentirse muy cómoda.
- Sí, y es muy popular entre las chicas de todos los grados. - Contestó Hana, con un sutil aire de indiferencia. Estoy segura de que a ella también le gustaba, pero su orgullo no la dejaría admitirlo en voz alta.
- Pues sí, es popular; pero está empezando a ser noticia vieja, por lo de la otra noche. - Acotó Naomi, con aire de suspenso.
- ¿Lo que pasó el sábado, en las aulas de primer año, en el edificio principal? - Preguntó con entusiasmo Asumi.
- Ah, sí - Contesté - los de primer año están diciéndo, que es Sasaki-san, así que al menos están mejorando su rendimiento escolar para calmarlo, jajaja. Lo más seguro es que sea alguno de ellos, queriendo asustar al resto.
- Y sin duda lo está logrando - Respondió Maiko, mientras reía.
Y tal como suponíamos, con el paso de los días la novedad de Bennett menguaba respecto a la creciente "actividad paranormal" que acontecía en nuestra escuela. Los rumores que recorrían los pasillos, haciendo estremecerse hasta al más rudo de los chicos.
Pizarras garabateadas, rasguños en las paredes, pupitres de cabeza, sillas amontonadas en el centro de las aulas, puertas que se deslizaban solas, ventanas que se azotaban sin viento, luces que tintilaban sin control.
Fenómenos que alertaron tanto a alumnos como a maestros, me atrevería incluso a decir que los adultos estaban incluso más alarmados que los jóvenes.
Antes de que termináramos nuestra charla en el corredor, al tiempo que caminábamos de regreso al salón de clases; de repente se acercó Bennett, y dijo de forma muy extraña y un tanto misteriosa:
- No pude evitar escuchar lo que dijeron, será mejor que tengan cuidado con esos "sucesos extraños" - Dijo el chico, a la par que recorría con la mirada cada uno de nuestros rostros, para finalmente fijar su ojos en mí; eso, junto a su extraña frase, me heló la piel.
- Ok..., eso fue raro - Dijo Maiko, igual de extrañada que el resto de nosotras.
- ¿Qué rayos fue eso?, hablarnos así de la nada... - La acompañó Hanna, manteniendo la expresión de sorpresa.
- No lo sé. - Respondí, aún alterada - Pero es imposible no resaltar el hecho de que todas estas cosas extrañas empezaron a suceder casi al mismo tiempo en que él llegó.
- Eso es... en realidad una buena observación - Concluyó Asumi.
Dejamos de lado lo sucedido con Bennett y pasamos al salón de clases, pero sus palabras hacían eco en mi mente y no dejaban de inquietarme; aún así, decidí no darle tanta atención a algo tan trivial y mejor concentrarme en la clase.
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AYAKASHI
ParanormalAYAKASHI El Tormento de un Alma en Pena Una ola de sucesos paranormales azota un instituto, donde los estudiantes de ultimo año de secundaria empiezan caer, uno a uno, es una especie de sueño profundo del cual no pueden despertar. Es por esto que un...