5. No Hay Lugar Seguro

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Al día siguiente, cómo habíamos acordado, Asumi avisó a su madre que se quedaría en mi casi y yo le pedí a mis padres que me dejarán quedarme en casa de Asumi; como no era una situación inusual, ambos lados accedieron.

Salimos cautelosamente, desde la escuela, detrás de Bennett. Asumi pedaleaba y yo iba parada en la parte de atrás de la bicicleta.

El chico, quien iba en su propia bicicleta, condujo directo hasta a un complejo de habitaciones; era un lugar donde los estudiantes que no vivían con sus padres solían alquilar, ya que se encontraba cerca de la escuela.

Con cautela seguimos sus pasos, esperamos que el muchacho entre y su habitación y nos colocamos cada una a un lado de se puerta. Parecía que la habitación no era muy grande, pues el sonido del interior era fácil de persibir desde afuera.

Cuando escuchamos pasos acercarse, nos escondimos de inmediato; lo vimos salir y unos minutos después lo seguimos de nuevo.

Primero a la biblioteca del pueblo, luego a nuestro más grande y único cafe-internet; un pequeño restaurante para el almuerzo y de vuelta a la biblioteca. No parecía nada sospechoso, tal vez incluso él también estaba investigando acerca de lo que sucedía en la escuela.

El ocaso ya se veía venir, Bennett regreso a su apartamento, así que Asumí y yo volvimos a mi casa; parecía que el día terminaría sin imprevistos. Pero, instantes después de llegar, el teléfono sonó, y aquella llamada nos sacudió el piso.

Quien llamó fue Kumiko, al parecer los clubes de deporte habían decidido llevar a cabo sus prácticas con normalidad. Cómo ella era capitana del equipo de voleibol femenil, estuvo en el lugar y momento en que aquel inusual fenómeno se cobró a su tercera victima.

Está vez fue Endo Koji, miembro del equipo masculino de baloncesto, alumno de último año, de la clase B; quién había colapsado en medio de la cancha, en plena práctica.

Al día siguiente el chisme resonaba en cada aula y corredor del instituto. El miedo y la incertidumbre llenaban el ambiente.

- ¿Entonces Bennett no es el responsable? - Preguntó Naomi.

- No, Asumi y yo lo seguimos todo el día; nunca tuvo contacto con Endo.

- Tampoco se acercó en ningún momento a las prácticas - Complementó Kumiko.

- El entrenador es el papá de Endo, dijeron que ellos dos estuvieron juntos todo el día, y en ningún momento vio que Endo se inyectara o tomara nada raro - Comentó Hana.

- Si fueran drogas ya habrían salido en los estudios - Dijo Maiko.

- Tal vez sea hora de admitir que Bennett-san tenía razón y que lo que está sucediendo es algo... más - Indicó Asumi.

- Y ese algo, solo nos afecta a nosotros, los de último año - Nadie respondió ante mi observación - Claro, piénselo; si bien lo de las mesas, sillas y pizarras pasa en toda la escuela, las víctimas de estos repentinos ataques que llevan al coma, son todos alumnos de último año.

- ¡¿Entonces es cuestión de tiempo antes de una de nosotras sea la siguiente?! - La frustración y el miedo en la voz de Kumiko eran palpables.

Ninguna de nosotras contestó, pero la respuesta era obvia; cada vez, el espacio entre víctima y victima parecía reducise; la violencia de los ataques de convulsiones en cada caso aumentaba. Una cafetería, la escuela, el campo de entrenamiento; ningún lugar parecía ser seguro y todos temian ser el siguiente.

- ¿Y entonces que?, ¿solo asumimos que hay un fantasma que nos está cazando uno a uno y nos sentamos a esperar nuestro turno? - Nos increpó Maiko.

- Pues no te veo sugerir ideas, Maiko - Respondio Hana, visiblemente irritada.

- Pues no se ustedes, pero yo empezaré a investigar bajo la línea de trabajo que sugirió Bennett, también le pediré su ayuda.

- Yo también ayudaré - Se sumó Asumi.

- Y yo, cuenta conmigo - Dijo Naomi, mientras miraba al resto; pero Kumiko, Hana y Maiko solo deviaron la mirada.

Ese día dejaron las clases completar sus horarios, pero cancelaron todas las actividades de los clubes, por lo que pudimos reunirnos temprano. Había hablado con Bennett y mis amigas y acordamos encontrarnos en la biblioteca del pueblo.

- Bien, creo que todos saben por qué estamos aquí - Comenté.

- Claro, pero ante de empezar; tuve que traer a mi hermano Kazuo; espero que no les moleste - Naomi señaló detrás de ella, dónde se encontraba su hermano menor, un estudiante de nuestra misma escuela, pero de primer año.

- Mientras más mejor - Bennett se presentó y todos procedimos a sentarnos en una mesa.

- Bueno, siguiendo la hipótesis que planteó Bennett, la cual, por increíble que parece, es la más probable; deberemos de investigar si ocurrió alguna muerte en las instalaciones de la secundaria Shimizu.

- ¿Esto es porque suponemos que todo esté carnaval es debido al alma o fantasma de alguien que murió en la escuela, no? - Naomi se había encargado de poner al corriente a Kazuo.

- Sí, así es. Por mi parte ya investigué un poco, y no han habido muertes desde hace aproximadamente diez años. Pero la escuela es muy antigua, así que habrá que ir retrocediendo hasta su fecha de fundación y apertura, en 1929.

Era obvio que Bennett ya estaba muy metido en el asunto, era agradable saber que nuestras sospechas habían sido en vano y que el chico estaba comprometido con la investigación.

Revisamos anuarios, periódicos, registros y libros históricos; pero los esfuerzos de esa tarde fueron infructuosos.

- Ya es bastante tarde, será mejor que lo dejemos hasta aquí por hoy y mañana sigamos trabajando - Observó Asumi.

- Sí, tines razón; nos vemos mañana a la misma hora, cuidense camino a casa - Me despedí de todos.

Naomi y su hermano se fueron en su vieja motoneta, mientras que Asumi monto en su bici. Yo me disponía a regresar a mi casa a pie, pero Bennett me detuvo antes de empezar mi camino.

- Fukui-san, antes de que te vayas...

- Dime, Bennett.

- Oh, por favor; llámame por mi nombre de pila. Espero que me permitas hacer lo mismo.

- Claro... por qué no, Hiroshi; ¿qué necesitas? - No me gustaba llamar a la gente por su nombre, prefería la formalidad de referirme a ellos por su apellido, pero la verdad es que me sentía culpable por haber sospechado tanto del chico que no pude ponerme a su cortes petición.

- Antes de que te vayas a casa, Nozomi-san; quisiera que vayamos a la escuela por los registros más antiguos, creo que no están en la biblioteca municipal, pero seguro que los encontraremos en la de la escuela.

- Sí, seguramente; ¿pero no podemos esperar a mañana?

- Creo que sería mejor si los tomamos... Sin que nadie nos lo impida.

Cuando empezaba a bajar la guardia con él, me sugería robarle a la escuela. Pero su lógica no estaba errada; en su intento por censurar los acontecimientos, y por como estaban los ánimos, también dudaba que nos deje acceder a los registros de la escuela .

- Bien, aprovechemos que la escuela estará vacía entonces.

- Genial, vamos en bicicleta; puedes sentarte en la parrilla, detrás... Si no te molesta. O podemos caminar si te sientes incómoda, o...

- Sentarme atrás está bien, tranquilo

- También puedo llevarte en la bicicleta hasta tu casa, al volver; para que no camines sola muy tarde.

- Por ahora solo vamos a la escuela.

- Si, claro; no perdamos tiempo.

Supongo que había estado siendo muy dura al juzgar a Hiroshi; después de todo, parecía un buen chico.

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