Stirlyng [BORRADOR]

Capitulo 28

Giana Tehyrron

Me remuevo en una cama sola pero que huele a mis dos hombres

Abro los ojos encontrándome con un lugar diferente, esta habitación se ve más clara y de color gris

Es la habitación de Eros

Sonrió removiéndome en la cama antes de sentarme y tallarme los ojos con dolor en mi parte íntima

Dios, siento como si me hubiera pasado un camión por encima

No un camión, pero si dos hombres que pesan casi lo mismo

Me quejo de mi pensamientos antes de suspirar viendo el techo de esa habitación

Me pongo de pie y bajo de la cama para ir al baño. Cuando abro esa puerta entro y hago mis necesidades. Me muerdo la lengua para no chillar. Mierda, duele

Tomó el cepillo de dientes de Eros y me lavo los míos para después limpiar mi cara hinchada

Me estiro antes de salir y aventurarme a encontrar el paradero de los Stirlyng

Bajo las escaleras sintiendo mis piernas temblar, cuando llego al último piso, me asomo a la cocina y no hay nadie. Frunzo el ceño entrando a esta mirando todo con curiosidad

¿Donde están?

Un pequeño pánico se instala en mi pecho. No...no creo que lo hayan echo de nuevo, no creo que me hayan dejado de nuevo

Yo los recuerdo y estoy en su, casa pero ellos no están

¿Y si me dejaron para que me vistiera y fuera como si nada?

Me obligo a silenciar a mi subconsciente y no entrar en pánico

Esto debe tene una explicación, si una explicación muy lógica. Tal vez están en otro lugar que no conozco, eso debe ser o tal vez...

Las puertas del ascensor suenan y corro aunque parezco gelatina moviendome hacia ahí deteniéndome al ver lo que sale de el

—Maldicion. No veo nada

—¿Por que no dejaste que lo trajeran?—Escucho a mi rey supremo ruso

—Yo quería llevárselo —Chista Eros soltando el inmenso ramo de rosas en el suelo para girarse a su hermano quien niega con el vaso de café en mano y unas bolsas en la otra —No me mires así

Pone los ojos en blanco

—¿Eso es para mi?—Pregunto asombrada al ver las rosas. Ambos se giran hacia mi persona y veo la cara acalorada y sudada de Eros

Hades chaqueta la lengua antes de caminar hacia el mueble dejando las bolsas ahí

—Buenos días Giana —Me saluda y sonrió hacia él