✞ 𝐔 𝐍 𝐇 𝐎 𝐋 𝐘 [𝑅𝑢𝑏𝑒𝑔𝑒𝑡𝑡𝑎] ✞

[Capítulo 2]

La semana transcurrió con normalidad, la única diferencia era que Samuel llegaba mas temprano para poder ser él quien preparará la cena, tal y como se lo prometió a Akira.

Cuando el sábado llego estaba demasiado emocionado, aunque ni siquiera sabía a dónde iban a ir, no le importaba con tal de ver a sus amigos.
Akira insistió en que usara un suéter que ella le compró. Era morado y con rombos, bastante feo desde el punto de vista de el chico, pero todo sea con tal de un día diferente en su rutina.

Cuando la hora acordada llego, Samuel ya estaba sentado en la orilla del sofa, con las palmas de sus manos sobre sus muslos mientras que esperaba pacientemente a que Guillermo pasara por él.
El timbre sonó y se levantó rápidamente, antes de salir por la puerta su esposa lo detuvo.

- ¿No hay nada que pueda hacer para que desistas?
- Por supuesto que no, ya me diste permiso y estoy usando lo que me dijiste.
Se escucho un suspiro por parte de la rubia, la cual se acercó al contrario para poder darle un beso en la mejilla.
- Llega temprano si puedes, ¿Si?...
- Lo prometo.

Dicho eso le dio un beso en la frente como despedida. Para salir de la casa solo, encontrándose con el albino.

- Pensé que ibas a cancelar si te soy sincero. - Dijo Guillermo en cuanto se encontraron.
- Nop, para que veas que si me dan permiso.- Respondió burlón mientras iba en dirección al coche que estaba estacionado.- ¿Cambiaste de coche? -Se detuvo al no reconocer el vehículo.
- Nah, es de Fargan, él nos va a llevar.- Paso su brazo por el hombro ajeno como pudo.

Samuel se asomo al interior del auto, había un hombre de cabello castaño, tenía una barba bastante corta, y por lo que podía ver parecía tener ojos dorados. Fargan estaba viendo al celular, hasta que Willy toco en la ventana con los nudillos. El chico dejo su celular encima de sus piernas e inmediatamente quito el seguro de las puertas.

- ¡Hombre, tú debes ser Samuel! - Exclamó, mientras veía como ambos se subían al coche.
- Preferiría que me digas Vegetta. - Respondió amistoso, a la vez que se ponía el cinturón de seguridad.
- ¿Cómo el personaje de anime?
- Exacto. - Solo se rió ligeramente al ver que lo reconocía, ya le agradaba.

Los tres siguieron hablando durante el trayecto, reían y contaban anécdotas de la universidad.

Cuando parecían haber llegado a su destino, Fargan se estacionó en una calle vacía, cosa que asusto un poco a los otros dos.

- ¿Qué hacemos aquí? -Preguntó el albino, viendo por la ventana hacia las calles.
- ¿Esos son Luzu y Frank?- Dijo Samuel, quien hacía lo mismo que Guillermo. Parecían haber llegado antes.
- No pregunten, gocen. - Después de decir eso Fargan solo se quito el cinturón y bajo del coche, acercándose de inmediato a los otros dos chicos.

Sam y Guille seguían en el auto, viéndose entre ellos nerviosos, ¿A dónde mierda los había traído ese bobo?

- Si no quieres venir no lo hagas, no sé que sea lo que Fargan haya planeado, pero no te voy a obligar a nada. -Dijo el albino, notando como los nervios subían en el cuerpo de su amigo.
- No... Yo... No pasa nada, vamos, es tu despedida de soltero. - Respondió Samuel, con sus dudas, pero seguro de no querer arruinarle la fiesta a su amigo.
- ...Bien, pero si te quieres ir dime y te llevo a tu casa.

Ambos bajaron, acercándose al resto, sintiendo el gélido aire impactando en sus rostros. El pavimento de las calles estaba húmedo, como si hubiera llovido hace un rato.
Ahora agradecía haber llevado el suéter que le dio Akira.

- ¡Hombre Vegetoide, que sorpresa verte!- Frank saludo burlonamente, aunque de verdad se le hacía raro ver al chico.
- No deberíamos estar aquí, hace frío... Aunque si me da gusto verte Samu. -Continuó hablando Luzu, sintiéndose alegre de ver a su amigo de nuevo.

Las calles eran poco transitadas, y había varios callejones por la zona, estaba oscuro y la luz en el área era tenue. No parecía ser un lugar muy seguro.

- Fargan, ¿Ya me vas a decir a donde vinimos? -Preguntó el albino, ya un poco nervioso de estar ahí.
- Fua... Que pesado eh... Vengan, solo véanlo por ustedes mismos.

Fargan comenzó a caminar por el callejón que estaba a sus espaldas, con tanta confianza y seguridad que hacía parecer como si se supiera el camino.
Al llegar al final había un muro con una puerta de metal, golpeó en esta unas tres veces, espero unos segundos y volvió a tocar, solo que esta vez fueron solo dos golpes.
Se abrió una rejilla que tenía la puerta, solo se notaban unos ojos amenazantes.

- Cinco pases, no vengo solo esta vez.- Dijo el chico de ojos dorados, moviéndose un poco para que el aparente "guardia" notará su compañía.
- Hm... Pasen. - Respondió aquella persona, su voz honestamente daba miedo.

La puerta se abrió, dejando ver unas escaleras que iban hacia abajo, con luces rojas de neón iluminando las mismas.

Todos entraron, siendo Vegetta el último en hacerlo, la puerta fue cerrada en cuanto entró, y el frío también fue desapareciendo.
Seguían a Fargan como si fueran unos polluelos de gallina siguiendo a su mamá. El más emocionado parecía ser Frank.

Al terminar de bajar las escaleras se pudo escuchar como Willy insultaba al contrario.

- ¡Nos trajiste a un puto burdel!

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