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Abrió la puerta de su departamento después de forcejearla un poco y se adentró a este quitando sus tacones después.

Había regresado por fin de su trabajo, a las 3:30 AM con un dolor de pies que cobraría cuentas con él poco tiempo después, le había dicho a su jefe que usar esas estupidas zapatillas le cansaba pero a él poco le importó y Taehyung sin tener otra alternativa acató la orden del hombre.

Le echó un rápido vistazo a su celular, ninguna llamada, ya lo debía suponer. Aún así en su corazón cabía un rayo de esperanza con la ilusión de que su madre le llamara, o alguien que se preocupara por él.

Bufó estresado y fue directamente a la ducha, con agua helada como a él le gustaba, así sentía que sus pensamientos se disipavan más rápido. ¿Estupido, no?

Salió del cuarto de baño dirigiéndose ahora a su pequeña pero cómoda cama dejándose caer estando semi desnudo, así acostumbraba a dormir. Después de haber salido de su hogar, donde vivía con sus padres y su hermano, su rutina había cambiado. Solía despertar gracias a su hermano, a gritos, pero por lo menos lo ayudaba con eso. Su madre le preparaba el desayuno todas las mañanas y se despedía de él dándole un beso en la mejilla. Y su padre lo llevaba a la preparatoria y le deseaba un excelente día.

Sin embargo, la vida de Taehyung siempre fue llena de prohibiciones por parte de sus padres, los cuales eran unos fanáticos religiosos, esa era la parte mala. Así que de un momento a otro, comenzó a tener una doble vida. Tal cual era una moneda, mostrando dos caras dependiendo el momento y lugar.

Con sus padres era un chico estudioso, con un comportamiento de primera que no les causaba problemas. Y al estar fuera de casa salía de fiestas a escondidas, fumaba y bebía hasta perder la consciencia.

Una de las cosas que fueron una bomba en su vida, fue su libido explotado desde los 16 años, al descubrir que disfrutaba más tener relaciones con hombres, a él hacerlo con una mujer. Desde su primer encuentro sexual con un chico, el cual era mayor que él teniendo 18 años, descubrió la parte más desconocida en su ser. Una que había aprovechado en varias ocasiones y de la cual tomaría ventaja una vez más.

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Jungkook salió del bufete a pasos despreocupados dispuesto a ir a un café cerca de su trabajo, era su horario de descanso y estaba hambriento a morir.

Su celular comenzó a vibrar y contestó sin dudar al ver de quién se trataba.

Mi cielo.

Jungkook, hola cariño.

Ah, hola cielo, ¿Qué sucede? —preguntó ingresando a su auto— ¿Cómo está todo por Daegu?

Bien dentro de lo que cabe. Pero quería avisarte que me quedaré otra semana más, ¿Te molesta?

Jungkook alzó una ceja dudoso, y emprendió el camino hacia el café. Ya había pasado una semana desde que su mujer se había ido a casa de su madre por sus problemas de salud, y desde entonces estuvo aburrido en su vivienda bebiendo vino y hundido en sus pensamientos.

¿Entonces? —preguntó la mujer ante el silencio que se asomó.

Como gustes. Te dejo porque muero de hambre. Te amo.

La llamada finalizó por parte del pelinegro soltando un bufido. Su mirada paseó por el lugar, por fin había llegado al café y bajó del automóvil dirigiéndose al establecimiento con su maletín en mano.

UNHOLY / jjk&kth.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora