08

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Eun-Ji estaba preparando la comida para ella y su marido, quien se encontraba en su habitación tomando una siesta. Era un jueves por la tarde, Jungkook había decidido irse del bufete para descansar, llevaba meses sin poder dormir bien aún. En su mente estaban muchos pensamientos, unos muy pecaminosos, así que ahora aparte del trabajo no podía dormir por su conciencia.

La mujer estaba cortando los vegetales mientras tarareaba una canción, cuando de repente soltó un bufido, se había cortado el dedo índice. Molesta se fue a lavar la sangre que poco a poco salía, al ver que no cesaba fue hasta el baño de su habitación, donde tenían un botiquín de primeros auxilios.

Al abrir el cajón donde se encontraba la caja, pudo ver al final del espacio el celular de Jungkook. Se extrañó de verlo ahí. El pelinegro siempre lo llevaba consigo.

Lo tomó y lo encendió, este se encontraba apagado totalmente.

— Eun, ¿Qué haces? —habló Jungkook a sus espaldas.

La mujer dio un pequeño salto por el susto, Jungkook tallaba sus ojos al estar recién despierto, acostumbrando su vista a la luz del baño.

— N-nada —la mujer dejó el celular sin que Jungkook se diera cuenta—, tuve un pequeño accidente.

— Oh... ya veo —dijo Jungkook mirando el dedo de su esposa, aún sangrando—, déjame ayudarte, cielo.

La mujer tragó saliva duramente y asintió, sentándose en la tapa del retrete. Jungkook tomó entre sus manos el botiquín abriéndolo, se arrodilló delante de ella y sacó alcohol, la mujer mordió su labio para soportar el dolor y soltó un quejido por el líquido que estaba siendo esparcido con un algodón sobre su piel.

— ¿Cómo fue que te pasó esto?

Eun-Ji lo miró, Jungkook estaba atento a la herida, miró su cabello oscuro y suspiró. ¿Por qué Jungkook tendría el celular guardado en ese cajón?

Jungkook mientras tanto se encontraba colocando una gasa en el dedo de Eun-Ji, estaba actuando normal, pese a que por dentro se sentía descubierto. Había visto a Eun-Ji tomar su celular e intentar encenderlo, para la suerte de Jungkook pudo despertar cuando escuchó a la mujer entrando a la habitación mientras soltaba pequeñas maldiciones apretando su dedo.

Cuando se puso de pie se asomó un poco por el umbral, ella estaba abriendo el cajón del botiquín, casi le da un infarto y se desmaya, él había escondido ahí su celular desde hace días cuando tenía cosas que hacer y no podía dejarlo donde quisiera. Sí, su esposa revisaba su móvil cuando se le daba la gana, ni siquiera le pedía autorización para hacerlo, así que desde que tuvo contacto con Redie prefería estar prevenido. El cajón del botiquín no era abierto frecuentemente así que decidió que sería un buen escondite.

Las veces que ha visto su celular, incluso espiando en Google sus búsquedas, no había encontrado nada malo. Él no hacía nada realmente, pero si le molestaba que urgara en su privacidad, cuando ella por su parte no quería que Jungkook revisara sus cosas. Pero ahora que se encontraba haciendo algo indebido, no quería tomar el riesgo.

— Estaba preparando la comida y me corté, eso es todo —contestó Eun-Ji mirando hacia el cajón.

Jungkook sentía el corazón en la garganta, la mujer en cualquier momento podría tomar el móvil y revisarlo, si se negaba ella supondría millones de cosas respecto a él, claro que no iban a ser solo suposiciones, estaba consciente de lo que estaba haciendo justo en esos momentos al tener contacto con un chico.

— Iré a continuar con la comida... —Eun-Ji sacudió la cabeza poniéndose de pie, no quería sospechar cosas malas acerca de su querido esposo.

Jungkook la siguió, seguro de lo que haría.

UNHOLY / jjk&kth.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora