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Las expectativas en Taehyung eran relativamente cortas para su grande imaginación. Tenía en sus planes numerosos escenarios en los cuales podría aprovechar todos sus atributos. Iniciando por una idea qué llegó a su cabeza esa misma mañana del sábado.

Ya había transcurrido la semana, sin novedades, ni siquiera había visto al señor Jeon por el Club, no había recibido mensajes de texto o alguna señal de vida por parte del abogado.

Aún así Taehyung se adentró al establecimiento color rosado brillante, había un aromatizante a lavanda y mujeres en el mostrador platicando alegremente sobre temas triviales.

La campana sonó anunciando la llegada de un nuevo cliente, una chica pelinegra le sonrió amablemente dándole la bienvenida.

Taehyung sin chistar se fue hacia su objetivo en uno de los pasillos.

— ¿Hay algún artículo en el que esté interesado? —la voz de la pelinegra lo sacó de sus pensamientos. Asintiendo— ¿Cuál es?

— Una mordaza.

Taehyung siguió pasando su vista por la variedad de juguetes sexuales. La chica tarareó hasta hablar.

— Oh, aquí están —dijo la chica señalando mordazas de distintos colores—. Tenemos más productos dedicados al BDSM, puede preguntar con confianza.

Taehyung alzó una ceja y sonrió, una idea más brillante llegó a su cabeza.

No sabes la que te espera, Jeon Jungkook. Pensó divertido dirigiéndose a otro pasillo con la chica siguiéndolo.

.

La realidad de Jeon Jungkook había azotado fuertemente a los siete años de edad, cuando su padre llegó borracho a casa una madrugada anterior a navidad.

— Eres una inútil —arrastró el hombre sus palabras—. Ni siquiera pudiste darme un hijo bien. Este es un simple marica.

Jungkook estaba detrás de su madre escondiéndose, tomando fuertemente de su vestido mientras el hombre lo miraba con desprecio.

— ¡Es solo un niño! —exclamó la mujer.

— ¡A mi no me alces la voz desgraciada!

El padre de Jungkook casi corrió hasta ambos con el ceño fruncido, Jungkook chilló corriendo hacia abajo de la cama de sus mayores. Pudo escuchar perfectamente un sonido seco, sus párpados temblaron dejando escapar unas lágrimas, miró a su madre quien estaba con la cabeza hacia un lado masajeando su propia mejilla. Su padre la había golpeado. Una vez más. Jungkook comenzó a sollozar en silencio.

— ¡Sal de ahí, niño estúpido! —gritó el hombre haciendo que Jungkook temblara— Tu madre tiene que saldar cuentas conmigo.

Jungkook chilló asustado cuando una patada sonó en la madera de la cama, salió corriendo tropezando con varias cosas en su camino hasta su habitación. Se adentró en su escondite improvisado, un espacio en el rincón de su armario, en el cual había colocado como "pared" diversas cajas de zapatos. Abrazó sus piernas contra su pecho y guardó silencio.

UNHOLY / jjk&kth.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora