04

2.3K 313 213
                                    

Jungkook se había salvado. Había cantado victoria después de salir apresuradamente del club, llamando a un taxi y pidiéndole que se dirigiera lo más rápido posible al bufete.

Jungkook llegó al estacionamiento del edificio y automáticamente pudo ubicar a su esposa, quien estaba saliendo del lugar.

Lo vio unos momentos y alzó una ceja curiosa por verlo afuera, cuando había entrado a buscarlo por todo sitio. Por suerte de Jungkook su secretaria no estaba, porque le había dado el día libre, sus colegas no dijeron nada por la costumbre de no verlo en los pasillos del lugar y ya casi no había gente, solo unos cuantos empleados de limpieza.

¿Qué hacías fuera?

La mujer habló en un tono neutro, Jungkook la abrazó rápidamente depositando un beso en su frente y le sonrió.

— Oh, mi cielo... —dijo Jungkook suspirando y pasando su diestra peinando su cabello hacia atrás. Luciendo despreocupado— Me tomaste por sorpresa. Justo estaba terminando las firmas para el caso de Hwan.

Eun-Ji frunció el ceño pareciendo poco convencida.

— ¿Y desde cuándo firmas en el estacionamiento?

Jungkook soltó una risa casual. Por no decir nerviosa.

— Oh, que descuidado de mi parte...

— Hey, Jeon.

Una voz apareció por arte de magia interrumpiendo su intento de excusa. Se giró y pudo divisar a Hoseok bajando del automóvil de Namjoon, quien lo seguía acomodando su corbata.

— Oh, Eun-Ji, —habló Namjoon llegando por fin al lado de Jungkook— es un gusto verte de nuevo. Hace tanto tiempo que no tenía la dicha de verte, luces hermosa.

— Eso es verdad —Hoseok le siguió la corriente.

Jungkook pudo sentirlo, el rubio lo miró con un toque de complicidad y sonrió para dirigir su mirada nuevamente hacia la mujer, quien solo estaba de brazos cruzados con una expresión seria.

— Muchas gracias —dijo Eun-Ji en un tono de exasperación.

— Desde que salimos al centro comercial no te veía, Jeon... —dijo Hoseok palmeando la espalda ancha del mencionado— Me alegra haberte encontrado, y más con Eun-Ji.

Jungkook sonrió y miró a su amigo a los ojos, quien expresaba confidencialidad. Sonrió para sus adentros regresando el gesto al rubio.

— Oh, sí, espero que nos veamos más seguido —sonrío Jungkook.

— Deberíamos ir a la misa del domingo.

Escuchó a Namjoon, el rubio lo miró con ojos abiertos y Jungkook quiso tirarse al piso a carcajadas.

— No sabía que eras apegado a la religión, Namjoon —admitió Eun-Ji suavizando su expresión.

Sorprendentemente, la mentira del moreno había funcionado. Aunque no lo dijo con la intención de salvarlo, solo soltó un comentario estúpido.

UNHOLY / jjk&kth.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora