Sin duda esa había sido la audición más difícil en la que había estado, todas las bailarinas con las que compitió tenían sus habilidades pulidas a la perfección, pero ninguna parecía expresar alguna emoción, en cambio, cuando fue el turno de Coraliné los jueces la felicitaron por la facilidad que tenía para transmitir sus sentimientos y la forma en la que se movía era simplemente hermosa.
Salió de la ópera con una gran sonrisa en el rostro y le encantaría ir a su hogar y contarle a su madre toda la experiencia, pero para que eso pasara tenía que viajar un día completo para llegar a un pueblo de las afueras de Francia, Montpellier; un pequeño pueblo a unas horas del mar mediterráneo y que la vio crecer.
Se tuvo que conformar con una llamada por teléfono con su madre y contó a lujo de detalle cada una de sus experiencias, cuando llego a su pequeño piso se despidió de su madre, ya que su espalda la estaban matando, estaba muy nerviosa, sabía que lo había hecho bien, pero eso no quitaba ese sentimiento en su interior diciendo que nunca iba a ser lo suficiente buena para estar a la altura de las mejores bailarinas.
Tomo un baño relajante y durmió como un bebe, no fue hasta que el sonido de una llamada entrante hizo que despertara, era su madre.
—¿Diga?
—¡Despierta! ¿Qué tal si los resultados llegan y tu dormida? —pregunto su madre eufórica.
—Mamá, la audición fue ayer, es más que imposible que me digan los resultados hoy —puso el altavoz de su teléfono para poder acostarse de nuevo.
—Pero hija, necesitas estar atenta de cualquier noticia.
—Ma, tú y yo sabemos que por más que estemos ansiosas no va a hacer que los resultados lleguen más rápido.
—Lo sé... pero —se quedó con las palabras en la boca, ya que su hija la interrumpió.
—Pero nada, estoy cansada, no siento mis piernas por bailar tantas horas seguidas y lo único que quiero es dormir ¿Puedo llamarte en unas horas? —dijo con un tono que por poco parecía que estaba rogando.
Se escuchó como suspiro al otro lado de la línea y no le quedo más que aceptar las condiciones de su hija, tal pronto como colgó la rubia, retomo su sueño haciendo que las horas pasaran por su departamento.
Pensaba dormir más, pero el hambre no la dejaba volver a los brazos de Morfeo, así que sin más se levantó con pereza y se colocó ropa abrigadora, ya que la temperatura comenzaba a descender.
En cuanto estaba en las frías calles de Paris recordó aquella cafetería que había ido el día anterior y su estómago, en seguida le dio las órdenes a sus pies para que fuera ahí lo más rápido que podía, ella no se opuso a las órdenes que le daba su cuerpo y después de unas estaciones de metro se encontraba en las afueras de esta.
Agradeció con cada porción de su ser que seguía abierta, ya que eran altas horas de la noche y al entrar fue intervenida por el mismo pecoso que la había atendido ese día.
—Perdón, pero estamos a punto de cerrar.
—Oh... solo quiero un sándwich o algo para calmar mi hambre —dijo apenada la chica desde la puerta.
—Oh, en ese caso, pase por favor.
Los dos llegaron hasta el gabinete y le mostró qué bocado quería, mientras empacaba su cena la chica comenzó a escanear todo el local, dándose cuenta de que había varias fotos por todo el local y en una curiosamente estaba un chico de unos cuatro años de edad sosteniendo una planta con una gran sonrisa en el rostro.
—Soy yo, fuimos a Colombia en un viaje familiar y estoy cargando una planta de café.
—¿Disculpa? —lo volteo a ver confundida.
—La foto, parecías estar viendo esa foto —señalo con la mirada la foto que la chica estaba viendo.
—Ah, es bastante adorable —le dijo con una sonrisa en el rostro—. Por cierto, no lo dije porque tenía prisa y lo más probable es que no lo recuerdes, pero el café que me preparaste ayer en la mañana, de verdad estaba exquisito, jamás había probado un café tan bueno.
—Me alegra que te gustara —se quedó viendo las facciones de la chica, desde que había llegado llamo la atención de cada porción y se sorprendió que recordara decirle algo tan ambiguo, pero a la vez tan especifico y se hubiera quedado así mucho más tiempo hasta que recordó que era lo que tenía que hacer—. Aquí está tu pedido —le dio la bolsa con su alimento en el interior.
—Muchas gracias y perdón por hacerte estar más tiempo.
—Oh, no te preocupes, no es nada.
Después de que la chica saliera del local, el pecoso cerró su cafetería deseando que la chica regresara de nuevo y pudiera hablar de nuevo con ella.
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𝓒𝓸𝓻𝓪𝓵𝓲𝓷𝓮 | Oc X Izuku Midoriya
FanfictionCoraliné es una alegre rubia francesa, no hay nada más en el mundo que le guste tanto como bailar, si fuese por ella lo haría hasta que sus huesos no pudieran más, pero después de mudarse a la capital para tener la oportunidad de presentar el examen...