𝑪𝒂𝒑í𝒕𝒖𝒍𝒐 4

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Los meses fueron pasando como una sube brisa en la playa, los primeros veía a la misteriosa chica a diario, incluso llegué a pensar que la conocía por saber algunos detalles mínimos; como que prefería los tulipanes por encima de las demás flores o que era intolerante a la lactosa, me engañé que la conocía. Pero me hacía increíblemente feliz.

Conforme el tiempo avanza empezaba a ir menos a la cafetería, primero unas tres veces a la semana, una vez a la semana, seis veces al mes y así paulatinamente hasta que la deje de ver, era como si se hubiera esfumado de la faz de la tierra.

Mis días se resumían en la misma rutina; esta todo el día en la cafetería y por las tardes perder el tiempo en mi habitación esperando que pasara el tiempo y pudiera hacer de nueva cuenta mi examen para ingresar a la facultad de medicina en Montpellier.

Cuando llegó el momento me mudé a esa pequeña ciudad y todo era muy diferente a lo que estaba acostumbrado, la vida nocturna no era tan intensa como lo era en Paris y la gente parecía disfrutar sus traslados de un lado al otro, todo lo contrario de la acelerada vida parisina.

Me instalé en un hostal a unas cuadras de la facultad y por cuestiones de ahorrar algo de dinero conseguí un roomie también Parisino; Shoto Todoroki, era un chico muy callado a comparación mía, pero podía saber que él me escuchaba y no simplemente me daba por mi lado, era un muy buen escuchador y sabía decir las cosas que necesitaba escuchar aun si no me gustaran, pero a pesar de nuestras diferencias nos llevamos bien y a los pocos meses de vivir juntos ya éramos grandes amigos.

Trate de olvidar a la chica de la cafetería, pero cada vez que estaba por lograrlo todo conspiraba en mi contra para que no dejara mi mente, pero... ¿Cómo se olvida a alguien que ni siquiera conociste?

Pensé que sería la cosa más sencilla del mundo, que equivocado estaba, me saturé de muchas cosas para mantener mi mente ocupada y no darle si quiera un respiro que pudiera ocuparlo en mi contra, hasta que mi cuerpo no pudo más con la presión que le estaba generando y me generé un burnout.

Después de recuperarme me acostumbre al hecho de que ella estaría un muy buen tiempo en mi mente y simplemente me hice a la idea de que su recuerdo me iba a acompañar.

Me encontraba en la lavandería como en cada fin de semana lavando toda mi ropa y la televisión que tenían en la esquina hoy estaba más ruidosa que otras veces.

Cuando revise mi bolso para sacar mis audífonos me di cuenta que los había dejado en casa, suspire resignado y me senté enfrente de mi maquina esperando que el ciclo terminara.

Como era de esperarse escuchaba de fondo todo el noticiero y jamás fui una persona de ver la televisión, prefería pintar y cocinar a estar sentado enfrente de una pantalla viendo las tragedias que pasaban en mi país.

          —Y ahora en exclusiva la rueda de prensa de Coraliné Montiel —rodé los ojos ante la voz del presentador.

          —De nuevo la sección de chismes —pensé.

          —Es una pena que la carrera de esta chica se viera afectada, pero ¡Por favor! Salió de la nada y es un hito en bailar y de un momento a otro obtiene todos los papeles principales y se lleva demasiado bien con su maestro —escuché por los parlantes de la televisión y solo cerré mis ojos cansados esperando que mi ropa saliera rápido para correr a mi casa y descansar un poco.

El cuchicheo entre los presentadores seguía y aunque no lo quisiera ya sabía toda la historia de esta chica Coraliné: una bailarina de ballet que hace pocos meses nadie la conocía, pero de un momento a otro hizo boom y empezó a obtener los papeles principales y como siempre la gente no podía darle crédito por su talento si no que empezaron a crear rumores de que se había acostado con su maestro y por eso tenía los papeles.

No fue hasta que escuché a la chica hablar que un escalofrío recorrió cada centímetro de mi piel y los recuerdos de su sonrisa se plasmaron en mi mente, con temor levanté la mirada para encontrarme con la dueña de mis pensamientos, pero no estaba sonriendo, estaba seria mientras hablaba y hablaba, pero no podía ponerle atención.

¿Acaso todos esos rumores eran de la chica alegre de la cafetería?

Me alegraba por lo menos ya saber su nombre y saber un poco más de su vida, pero a la vez me sentía mal porque estaba en el ojo de la tormenta, pero supongo que a esto es lo que se enfrenta una bailarina.

Después de salir de mi trance me había perdido medía rueda de prensa y ahora estaba anunciando su siguiente proyecto, como hablaba y como se expresaba la hacía ver la persona más segura del mundo y como si tuviera al mundo en sus pies, la alarma de la lavadora me hizo reaccionar para tomar mis cosas y salir de ahí, con nada más que mi ropa limpia y el nombre de la chica misteriosa de la cafetería.

𝓒𝓸𝓻𝓪𝓵𝓲𝓷𝓮 | Oc X Izuku Midoriya Donde viven las historias. Descúbrelo ahora