𝚃𝚑𝚎 𝙻𝚎𝚊𝚍𝚎𝚛 [𝘛𝘢𝘦𝘨𝘺𝘶𝘬𝘢𝘪]- 𝙾𝚖𝚎𝚐𝚊𝚟𝚎𝚛𝚜𝚎.

VII

[Narrador desconocido]

Corria y corría por los grande bosque sin ningún rumbo alguno, mi frente estaba con una gran capa de sudor de las horas que llevaba corriendo, con los pies descalzos llenos de cortadas ampollas y sucios. Aunque déjenme decirles que todo de mi es sucio. El olor a sudor suciedad de días sin bañarme estaba impregnado en mi y por qué no también hablábamos de mis días sin comer.

Con los fuertes rayos de las dos de la tarde pasando por los grandes árboles y el bochorno que estaba en toda el área se me hacía insoportable, mis labios estaban secos al igual que mi rasposa garganta no había tomando ninguna gota de agua en todo el día, el hambre también estaba presente en mi no había comido ni un pan en dos semanas.

¿Acaso no saben lo que me pasa?.
¿Acaso saben quién soy?.

No nadie lo sabe, nadie sabe de mi existencia nadie sabe de mi soy solo un exclavo de una familia rica que consiguió escapar el día de hoy. Un esclavo sucio en todos los aspectos como anteriormente dije, con un cuerpo hasta los huesos que con duras penas puede correr por su libertad, Con rasgos poco atractivos, con cadenas en las manos y cuello y sometido ala obediencia y la sumisión, desalineado y para nada atractivo ante los ojos de nadie.

Ah excepto alos ojos de mi padrastro. Ja, el hombre más repugnante que he conocido en todo mi vida, Maldito viejo ojalá se muera aunque eso sería lo mejor para el, incluso la muerte sería una salida fácil para lo que ha hecho.

Nada en mi vida está bien y empezando desde mi madre, una señora que desde que se murió su esposo (mi padre), se hundió en el alcohol y drogas y se prostituía en la casa, metía a personas al hogar donde se encontraba su único hijo de seis años y tenía asquerosamente relaciones sexuales estando en la misma cama donde yo dormía.

Nunca estuvo en casa y no me tenía que imaginar mucho para saber dónde estaba. De seguro se encontraba tirada en algunas de las calles del pueblo estando borracha, drogada o las dos. Todavía me acuerdo cuando tenía que sacarla a rastras de los bares nocturnos dónde se enredaba en las piernas de un alfa, me acuerdo cuántas veces me golpeó estando en ese estado y acusándome de todo lo mal lo que pasaba en su asquerosa vida yo era el culpable, noches de golpes hasta que se quedará dormida y al día siguiente llorando de rodillas pidiéndome que la perdonará y que sería la primera y última vez que lo haría.

Pero nunca era así. Era rutina de todos los días, me saco de la escuela para ponerme a trabajar y sustentar yo la casa con el gasto que le debía dar, desde los ocho años empecé a trabajar en las calles de lo que fuera, limpiar carros, hacer mandados, vender cosas fueran legales o ilegales daba todo igual mientras mantenía a mi madre y a su vicio. Aunque duró poco ya que con el gasto miserable de un niño que ganaba tres a diez wones al día no era suficiente para que después nos quitarán la hipoteca de la casa donde vivíamos y nos fuéramos a vivir a una casa de cartón en los barrios más bajos de corea.

Solo teníamos un cuarto donde estaba la cama de los dos, una mesa de madera, una estufa y un escudado que estaba en una puerta que realmente solo era una cortina, el techo de lamina oxidada, vivíamos en muy malos términos pero aún así estaba ahí yo, ¿Realmente que podía hacer un niño de ocho años?, En esa situación tu mamá era una manipuladora y te amenazaba que se mataría si tú llegabas a escaparte de la casa te amenazaba que te quedarías solo sin nadie que te quisiera como lo hacía ella ¿Por qué?, Por qué era un simple inútil inservible que podía ser reemplazable hasta por un pedazo de plásticos maltratado.

¿Enserio había manera de escaparme de ese infierno?. No mi respuesta era no, tal vez para muchos se les hará fácil opinar sobre mi vida, pero realmente nunca vivieron lo que yo viví ese infierno constante del día a día. Era realmente asfixiante, no fue hasta los trece años que mi madre se casó con alguien. De maravilla había sido alguien de dinero que la ayudo a supuestamente salir de su vicio y ahora viviríamos cómo una familia feliz.