Capítulo 5

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Serenity tomó el último pastel que quedaba en el plato y lo examinó.

-¿Crees que algún día fabricarán cosas sin ninguna caloría? -preguntó-. Creo que no debería comérmelo.

-Oh, vamos, ya te has comido uno -dijo Michiru-. Déjate llevar. Es sábado.

Michiru tenía razón, y Serenity estaba encantada con ello. Necesitaba pasar un tranquilo fin de semana para recobrarse del episodio que había vivido en clase de literatura, el día anterior. Sin darse cuenta, se había puesto a discutir con Endymion como una adulta, en lugar de la joven alumna que se suponía que era; y para empeorar las cosas, se había descubierto admirando a su profesor, embelesada, como si el resto del mundo hubiera desaparecido. Ya no podía negar que se sentía sexualmente atraída por él.

-Ese pastel era fresco cuando lo compré esta mañana -bromeó Michiru-. Así que no me culpes si está duro como una piedra cuando por fin te decidas a probarlo.

Serenity regresó a la realidad y miró el pastel.

-No sé, creo que no debería comérmelo, pero...

-Si no quieres comértelo, no te lo comas. Dámelo a mí.

Serenity lo hizo, aunque a regañadientes.

-Había olvidado que eres perfectamente capaz de comerte cinco pasteles y...

-Seis -corrigió Michiru, mientras daba cuenta del dulce.

-Pues eso. Había olvidado que puedes comerte seis pasteles y tener una silueta perfecta.

Michiru alzó los ojos al cielo y se cruzó de piernas. Llevaba pantalones negros y un jersey blanco de cachemir. Su pelo verde brillaba, y sus ojos azules estaban llenos de energía. Era una mujer muy atractiva.

Serenity bajó la mirada y contempló el traje gris que llevaba; lo había comprado Michiru, a instancias suyas. Pensó que Steinbeck habría encontrado una enorme carga simbólica en la comparación estética entre ellas. Michiru era la elegancia clásica, y ella poseía una elegancia mucho más popular. No obstante, y a pesar de las evidentes diferencias, se había desarrollado una larga y profunda amistad entre ellas con el paso del tiempo.

Cuando terminó con el pastel, Michiru tomó su refresco bajo en calorías.

-De todas formas, no me alimento de pasteles -dijo Michiru, riendo-. Sólo los tomo cuando estoy de buen humor.

-Es cierto, estás de un humor demasiado bueno para haber perdido una preciosa mañana haciendo la compra. ¿Qué ha ocurrido? Venga, cuéntamelo.

-Oh, Serenity, no te lo vas a creer.

-Si me lo cuentas, lo veremos.

-Ayer, cuando estaba en la sala de profesores...

-Venga, sigue...

-En realidad, ya había renunciado a la esperanza -dijo Michiru.

-Oh, vamos, Michiru, cuéntamelo de una vez.

Michiru parpadeó.

-Bueno, te lo contaré. Endymion Chiba me ha pedido que salga con él.

Serenity se quedó helada, pero intentó disimular.

-¿Salir con él? ¿A tomar un café o algo así?

-No, no... a cenar. De modo que salimos juntos anoche. Con todo el tiempo que ha pasado y por fin me ha pedido que salga con él... -dijo, con una enorme sonrisa.

Serenity pensó que obviamente se había equivocado con Endymion. Pensaba que se sentía atraído por ella, pero supuso que todo habría sido un error de apreciación por su parte.

Bajo Otra EdentidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora