Capítulo 14

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Al parecer, Endymion no sólo pretendía clavarle una flecha en el corazón, sino que se despidiera de él con una sonrisa cuando hiciera las maletas.

La expresión del profesor evocaba su alegría por lo conseguido y la confusión de tener que elegir. Pero en lugar de ir a casa para contárselo a su madre y a su hermana, había decidido hablar con ella en primer lugar, tal vez porque necesitaba su apoyo y su comprensión.

Serenity hizo un esfuerzo e intentó encontrar la energía necesaria para seguir hablando con él, la energía para soportar que se alejara de ella y que saliera de su vida.

-¿Qué quieres decir con eso, Endymion? Márchate a Los Ángeles, es evidente. Si quieres hacerme alguna pregunta, que sea más inteligente, por favor.

Endymion se cruzó de brazos. Estaba muy atractivo.

-Ya. ¿Y cómo se las arreglarán mi madre y mi hermana sin mí? No pueden permanecer diez minutos en la misma habitación sin acabar discutiendo. ¿Y qué harán mis alumnos? Si me marcho, tendrán que cambiar de profesor en mitad del curso. Umino y Seiya van algo atrasados, y Minet podría empeorar de nuevo si no me encargo de ella...

-Espera un momento. Enfréntate a las cosas una a una. Siéntate, te serviré un café e intentaremos analizar la situación con objetividad.

Endymion asintió, aunque no parecía demasiado convencido, y se sentó en una silla, desde la que observó a Serenity. La joven estaba haciendo verdaderos esfuerzos para controlar su emoción y su nerviosismo, para no preguntar lo que deseaba.

«¿Y qué hay de mí? ¿No soy importante en tu vida?».

Poco después sirvió el café, se sentó a la mesa y lo miró. Estaban tan cerca que sus piernas casi se tocaban.

-Veamos, Endymion. Aunque creas lo contrario, nada es imposible. Las personas somos increíblemente flexibles. Tu madre y Rei te echarán de menos, desde luego, y seguro que se pelearán a menudo cuando no estés a su lado. Pero con el tiempo se acostumbrarán y aprenderán a convivir. Lo digo en serio, Endymion. Dependen demasiado de ti y tal vez sea contraproducente. Cuando no cuenten contigo no tendrán más remedio que hacer las cosas sin ayuda.

-No todas las personas son tan fuertes e independientes como tú, Serenity.

-Las personas son tan fuertes como tienen que ser. Todo depende de las circunstancias -declaró-. Cuando te marches a Los Angeles, aprenderán a vivir sin ti. Ya lo verás. Y en cuanto a tus alumnos... se adaptarán a su nuevo profesor. Sobre todo si te llevas esa maldita campanilla.

-Sospecho que vas a echar de menos esa maldita campanilla -dijo él-. Ya lo verás.

Serenity hizo caso omiso del comentario, aunque le dolió.

-Al margen de tu familia y de tus alumnos, ¿hay alguna persona más que necesites para poder vivir?

Endymion la observó con detenimiento, mientras tomaba un poco de té.

-Dímelo tú.

Serenity supo en aquel momento que Endymion sabía que estaba enamorada de él. Se sintió tan humillada que estuvo a punto de perder los estribos. Pero en lugar de eso, se levantó, tomó las dos tazas ya vacías y las llevó a la pila.

-Hablar contigo ha sido muy agradable, Endymion, pero creo que será mejor que te marches. Vete a casa y cuéntale la buena noticia a tu madre y a tu hermana. Así podrás romper dos corazones más.

Endymion se levantó, la siguió, y la abrazó por detrás.

-Deja esas tazas a un lado.

Serenity se estremeció.

Bajo Otra EdentidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora