Capítulo 11

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Al día siguiente, Serenity abrió su taquilla, se puso una chaqueta y se dirigió a la reunión del comité de festejos. Era a las tres y media en el comedor.

El comité estaba formado por quinceañeros que se dedicarían a discutir sobre decoración, refrescos, música y cosas por el estilo, y la perspectiva le resultaba bastante agradable. Resultaba muy refrescante, y se sintió en deuda con Michiru por haberle permitido que regresara a su juventud.

Se le ocurrió pensar que pondría su nombre a la primera hija que tuviera, pero enseguida se dijo que no esperaba tener hijos pronto. Diamante ya no era un horizonte en su vida. Si conseguía sobrevivir, hablaría con él en cuanto regresara a Dallas.

Antes de contemplar el asesinato de Malachite, nunca había pensado en la posibilidad de tener hijos. Pensaba que no tenía tiempo para ser una buena madre, y no quería cometer los errores que habían cometido sus padres. Diamante estaba de acuerdo, y ésa había sido una de las razones añadidas para plantear un matrimonio de conveniencia.

En cualquier caso, encontrar al hombre adecuado no resultaba nada fácil.

Nunca había conocido a ninguno que la satisficiera; al menos, a ninguno que estuviera soltero. Hasta que conoció a Endymion. Estaba segura de que Endymion sería un excelente padre, y un marido igualmente maravilloso.

En aquel momento, se detuvo. Acababa de tener una terrible sospecha. Cabía la posibilidad de que estuviera enamorada de él.

Se dijo que sólo era deseo, pero había deseado a otros hombres a lo largo de su vida y no cabía ninguna comparación. La diferencia entre ellos y Endymion era evidente.

La diferencia estribaba en que se había enamorado del profesor, pero no sabía qué hacer.

La noche anterior había hablado con Michiru. Le había contado que los chicos decían que mantenía una relación con Endymion, y que alguien había dicho que lo había visto salir de su casa a las tres de la madrugada. Michiru dijo que no le habría importado que fuera cierto, pero que no era así. Su amiga le confesó que estaba enamorada de él, pero también dijo que Endymion no sentía lo mismo por ella.

Así que tenía el campo libre, y eso la obligaba a tomar una decisión muy difícil.

Tenía que decirle a Endymion lo que sentía. Era la única solución. De ese modo, no se rendiría sin luchar. No se alejaría de él sin saber lo que habría podido pasar de haber tenido la valentía necesaria para confesar su amor.

Justo entonces miró a su alrededor y vio que el pasillo estaba casi vacío. Si no se daba prisa, llegaría tarde.

Cuando llego al comedor, contó a los presentes. Siete chicas y cinco chicos.

Entre ellos se encontraban Beryl, Minet y Seiya. También reconoció a los demás, aunque no recordaba sus nombres.

Michiru presidía la mesa, y tenía una carpeta entre las manos. Cuando la vio, sonrió.

-Vaya, ya has llegado. Estaba a punto de borrarte de mi lista de voluntarios -declaró, antes de volverse a los demás-.Para los que no la conozcáis, me gustaría presentaros a Usagi Tsukino. La he invitado a unirse al comité porque su anterior instituto hace unas fiestas magníficas. Pero siéntate, Usagi. Estábamos hablando sobre el tema a elegir.

Todos los presentes miraron a Serenity, que se quitó la chaqueta y se sentó. En su carrera profesional había hecho multitud de presentaciones y conferencias de prensa.

Pero estaba convencida de que ningún auditorio era más complicado que un grupo de jóvenes.

-Bueno -dijo Michiru-, primero escucharé vuestras propuestas y luego decidiremos. Catherine, ¿por qué no empiezas tú?

Bajo Otra EdentidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora