Locura artificial (DekuKatsu)

La locura que le encanta

El cenizo estaba molesto de sobre manera, no entendía muy bien el motivo ya que lo que haga ese idiota le choca y le resbala, él no tiene nada que ver con ese maldito imbécil.

¿Entonces por qué no ha parado de golpear ese saco de box desde que llegó?

Sentía una furia acumulada en su pecho que no se calmaba con nada de lo que haga.

¡¡ODIA A ESE CABRÓN!!

Katsuki no paro hasta hacer volar el saco y quedarse respirando entrecortadamente.

Era así como se sentía ese imbécil...

Comprendió algo que lo hizo sonreír como un loco desquiciado.

--Tengo que matar a esa perra -apretó sus puños antes de calmarse e ir a recoger el saco- Solo tengo que deshacerme de la basura, y de paso entierro vivo a ese bueno para nada.

No señores, no está celoso, según sus palabras. El cenizo siempre ha sido muy posesivo con lo que considera de su pertenencia y ese peliverde no era la sección.

--Probemos tu juego, maldito idiota.

***

Por otro lado Izuku estaba comiendo la última porción de carne asada que había en su plato mientras observaba atentamente como su madre se quedaba viendo el televisor frente suyo.
Le parecía muy gracioso verla así.

--Oh madre, ¿Qué es lo interesante que vez en esas franjas de colores? -río bajito antes de dejar su tenedor e ir con la mujer para apagar la tv- Saldré de nuevo, hay una chica que no me deja en paz, es muy ingenua, el señuelo perfecto para que nadie sospeche de mí. Puede que algún día se conozcan ¡No te alegra! -sonrió mientras extendía sus manos como un niño ilusionado, pero que oculta algo.

El pecoso tomo la perilla para salir y cerrar la puerta con llave, no quiere que su madre tenga más mascotas rondándola todo el día. Esos pequeños insectos voladores que zumban y zumban en tus oídos hasta sacarte de tus casillas.

Todo iba bien, justo ahora pensaba en algo, una forma de como desestresarse ya que ahora se volvió a llevar mal con ese odioso cenizo. No es como que se llevarán de maravilla, pero al menos ya no le buscaba pleito y eso, por un lado, estaba bien pues no le apetecía matarlo, tenía otros planes para ese chico malhablado.

De no ser por la gran bocota de Toga tal vez su plan seguiría en marcha y quién sabe, ya tendría a sus pies a ese lindo chico.

Se preguntaba ¿Cómo sería si sacaba su locura oculta? Ja, seguro al primero que mataría sería a él, pero no le importaría recibir un par de rasguños y heridas de su parte, total, él se encargaría de devolverle el daño hasta que sea una carga insoportable.

Y hablando de Roma, justamente escucho su voz, estaba molestó y cuando sus miradas chocaron esos ojos ardieron en una ira descomunal que le daba curiosidad de desatar.

--Nos volvemos a topar, Katsuki~ -su sonrisa arrogante enfurecía más al cenizo quien apretó los dientes con fuerza.

--Jódete maldito hijo de perra -su plan era seguir de largo e ignorarlo, pero el pecoso lo agarró del brazo al momento que paso por su lado- ¡DÉJAME JODIDA MIERDA!

--Será mejor que tengas cuidado con esa lengua afilada que tienes, claro, a menos que quieras terminar muerto y ya sabes cómo ¿Verdad?

--Me valen una mierda tus amenazas así que aléjate de mí, o seré yo quien acabe con tu patética vida -logro zafar su brazo, pero la mirada que recibió le hizo sentir temor, aunque lo disimulo bien al seguir su camino ignorando esa advertencia.

Por su parte el peliverde, igual que el otro, siguió su camino y a la siguiente esquina encontró a un hombre borracho, tirado en un callejón y para esas horas no había nadie así que se desquitaría con él.

***

Ahora no podía quitarse esa maldita imagen de su cabeza, no tendría que soportar nada de esa mierda sí nunca hubiera conocido a ese pecoso.

Lo maldecía internamente.

Pero entre tanto y tanto pensar en él, sus pies lo condujeron hacia donde fue el pecoso y grande fue su sorpresa al encontrar tremenda carnicería humana y en medio de todo al culpable viendo los cuerpos con aburrimiento.

Ese tipo estaba loco.

Totalmente loco... Y le gustaba eso.