Los días pasaron y la situación de Katsuki empeoraba, en sus sueños ya no solo salía ese chico pecoso, sino que ahora lo tocaba y podía sentir su tacto como si de verdad estuviera ahí, cada vez eran más reales los sueños que siempre le dejaban una erección al despertar...
Y ya se cansó de eso.
No podía seguir así, por eso debería de arrancar su problema desde la raíz. Buscaría a ese maldito hijo de perra que le ha causado muchas noches de insomnio, ya estaba harto de fingir que no se da cuenta de cómo lo mira cada que se topan por el camino.
Era asqueroso, ese tipo era repugnante.
Camino hasta la esquina de la casa de la pequeña Toga ya que siempre encontraba a ese chico cerca de ella, pero esta vez no fue así, le molestaba tener que buscarlo él mismo así que harto de vagar sin rumbo fijo se detuvo en el callejón que era una pequeña entrada para su barrio y hay lo encontró... No estaba solo... Junto a él yacía un hombre tirado en el piso desmembrado, con los ojos salidos y la boca cortada, la sangre que empapaba el suelo desaparecía en la rendija del alcantarillado mientras el pecoso solo miraba al cuerpo como si fuera solo basura.
Estaba completamente empapado de sangre así que se sacó la camiseta negra para dejar al descubierto algo que hizo a Katsuki taparse la boca para contener sus palabras y refugiarse detrás de la pared para que no lo vea.
Esa espalda estaba totalmente maltratada, tenía cicatrices seguro de heridas pasadas, moretones, heridas que estaban al rojo vivo y marcas de rasguños. Katsuki se preguntaba cómo es que aún su cuerpo no ha colapsado pues se podían notar sus huesos.
Escucho pisadas alejándose para luego oler humo ya que estaba quemando el cuerpo para no dejar evidencia alguna de su crimen.
--Sal de ahí -hablo el pecoso mientras veía como ese cuerpo se iba consumiendo por las llamas- Llevas un bueeen rato ahí, no quieres... Acercarte.
Katsuki palideció su cuerpo temblaba mientras que en sus labios había una sonrisa, era algo difícil de explicar pues no todos los días eres testigo de un asesinato y de ese chico, de él no se esperaba algo así. La adrenalina comenzó recorrer su cuerpo cuando volteó y vio a Izuku a su lado mirándolo fijamente con esa mirada vacía y hay lo supo.
Katsuki cambio sus planes, ya no quería a la pequeña Toga, no. Ahora quería algo diferente, algo que lo haga sentir vivo, quería ver hasta dónde llegaba ese pecoso que lo estaba acorralado contra la pared, ese chico despertó su interés así que no lo dejaría ir tan fácilmente.
--¿Para qué has venido?
"Bum Bump"
"Bum Bump"
Estaba muy cerca y el cenizo no pudo evitar que su mente recree un escenario parecido al de sus sueños.
--Acaso te comió la lengua el ratón -Dijo para dirigir su mano a la boca del cenizo para hacer que la habrá y meter sus dedos solo para comprobar que su lengua siguiera intacta- Parece que no, entonces por qué no me hablas -tomo su mentón y paso su dedo pulgar sobre sus labios para después sonreírle- Acaso viene por más la princesa.
"Bum bump"
--HIJO DE... -detuvo sus palabras al ver como el pecoso fruncía el ceño y cabía la posibilidad de quedar como ese tipo que ahora era cenizas.
--Piensa bien en lo que vas a decir. Eres muy débil Katsuki Bakugo, explotas ante la más mínima provocación y si no sabes cómo defenderte será mejor que dejes esa hermosa boquita cerrada antes de que sea yo quien te haga callar y créeme, no te gustará... -susurro lo último en su oído antes de voltear- Claro, a menos que quieras que te pase algo mucho peor de lo que yo te haré. Ah, y tú no viste nada de lo que paso aquí, vale. Ten un buen día joven Bakugou.
El cenizo gruñó ante esa falsa sonrisa que le mostró, pero tenía un doloroso problema ahí abajo como para ir y buscar pelea solo para descargar su irá.
--Me las pagarás idiota.
Salió rápido de la escena del crimen importándole poco si alguien los había visto aunque no lo creía pues Izuku ya los hubiese silenciado.
--Mierda
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Locura artificial (DekuKatsu)
Fiksi PenggemarLa vida no es como uno piensa. Puede ser buena o mala según como la veas. Para un pequeño peliverde era maravillosa, o eso, hasta que todo se va a la mierda y su vida comienza a ser un tremendo caos. Su locura es lo único bueno, solo puede contar co...