Pequeño demonio

285 42 8
                                    

La sala era un maldito desastre junto a un rubio que se quejaba por tener aquel cuchillo clavado en su hombro, pero le excitaban todos esos maltratos que recibía por parte del pecoso, no importa si tiene que dar su vida a cambio de ese placer.

--Mírate, no puedo matarte si con cada apuñalada que te dé vas a ponerte así de duro -agarro el miembro ajeno para apretarlo sacándole al rubio un gemido antes de seguir tocándolo con rudeza- Te corriste solo por saber que tu sangre era derramada por mí.

Todo era encantador para el pecoso, quien jamás sintió un deseo igual al ver a alguien bañado en aquel líquido carmesí.

Quería saber cuánto más podía resistir, pero el ruido de unas llaves captó su atención.

--Escóndete -fue lo único que dijo antes de taparle la boca para poder sacarle el cuchillo.

Katsuki quería protestar, pero su puerta fue abierta, mientras que Izuku se escondía detrás de una pared para no ser visto.

Ese imbécil estaba muerto.

--¡Maldito mocoso inservible, sé que aún sigues aquí así que entrega...!

Cuando aquella persona llegó a la sala se espantó al ver sangre y al voltear Katsuki yacía parado a su costado con una sonrisa maniática.

--Hola, madre -hablo con voz ronca- Veo que te acordaste de que tienes un maldito hijo. Tu nuevo esposo te mantiene muy ocupada ¿Verdad? Con todos los lujos que tienes te olvidaste este mugroso.

--¿Qué has hecho Katsuki? -habló asustada la rubia mirando sangre sobre su hijo.

--En serio eso es lo primero que me dirás luego de 6 malditos años en los que me abandonaste como un jodido animal!! -apretó un adorno de vidrio entre sus manos tratando de no dañarla aún- Y respondiendo a tu pregunta. Yo soy la pobre víctima. -dijo fingiendo temor- El causante de todo esto es él. -Mitsuki se tensó cuando Katsuki señaló a sus espaldas.

Su piel se puso pálida mientras volteaba con miedo hasta toparse con el chico que es buscado por ser el posible asesino de miles de personas.

El pecoso la examinó con la mirada de pies a cabeza antes de soltar un silbido seguido de una pequeña risa.

--Ustedes dos son como dos gotas de agua.

Ante esa comparación, el rubio bufó molestó.

--¿Por qué...? -la mujer retrocedió para alejarse de los dos chicos- ¿Por qué este asesino está aquí? -preguntó, obteniendo la escandalosa risa de su hijo.

--¡¿Qué acaso estás ciega?!, ¿O el que me haya destrozado el maldito culo no se nota? -dijo con obviedad, pues no tenía sus pantalones y la polera estaba a medio romper- Soy el juguetito sexual de este maldito psicópata, en estos momentos a voluntad. Y adivina, la locura que tiene se siente taan bien.

--T-Tengo que irme... -Izuku tapó la salida mientras le sonreía falsamente- ¡Déjenme salir!

--O claro que saldrás -dijo el rubio agarrándola de los hombros- Pero muerta. Querida madre.

Todo fue un caos y por primera vez Izuku vio una masacre ocasionada por su rubio.

Era tan hermoso ver como su locura lo consumía para destrozarle la cabeza a su progenitora, quien no tuvo tiempo de gritar, pues pedazos de una botella eran lo que le atravesaban la garganta.

Katsuki no pensaba dejarla viva, ella fue la que destruyó a su familia e hizo que su padre lo abandonará al descubrir que su esposa no era lo que él pensaba. También la odiaba por no dejar que se vaya con Masaru solo para tenerlo ahí descuidado y abandonado a su suerte.

Hizo varios cortes en la piel con el cuchillo que Izuku le pasó para luego cortarle las manos a esa mujer, quien seguía consiente para su desgracia.

Ríos de sangre salieron del cuerpo de su madre y mancharon su cara cuando le partió la mandíbula.

--No estuvo mal -decía el pecoso mientras veía a ese pequeño monstruo sediento de sangre- Le hubieses cortado y quitado las tripas para enredarlas en su cuello y ahorcarla... Pero, me gustó verte así, en esta nueva faceta tuya.

Se acercó a paso lento hasta llegar donde Katsuki quien tenía un brillo de malicia en sus ojos.

--No estaba para recrear algo bonito, pero a la siguiente me vas guiando -dijo mientras dejaba caer la cabeza de la mujer- Tú eres el experto después de todo.

El pecoso sonrió al captar sus coquetos movimientos.

--La princesa quiere jugar por lo visto -lo tomó de la mejilla para pasar su pulgar por aquellos apetecibles labios hasta dejarlos tenidos de sangre- Eres un pequeño demonio.

--Y tú un maldito diablo -no lo aguanto más antes de atraer con brusquedad la cara del pecoso hasta darle un intenso beso, pues la adrenalina recorría su cuerpo y su polla estaba dura como para darse el lujo de ordenar todo en ese mismo momento- Azótame -fue lo que dijo mientras sentía las manos del contrario jalando su cabello para verlo jadeante.

--Eres muy travieso, tú mismo te estás condenando al infierno.

--Me vale una mierda -su polera fue rota antes de estamparlo contra una pared para devorar su pecho- Carajo... ¡Maltrata mi jodido cuerpo, idiota!

Gritos de dolor, gemidos e insultos eran lo que se escuchaban en esa casa.

Ambos chicos eran unos animales marcando la piel ajena a su antojo.

--¡Duele imbécil!, Ah~♡

Sus propios fluidos se mezclaban y el culo de Katsuki no quería dejar de ser tratado como una puta perra o un contenedor de semen para ese loco.

Si así iba a ser cada vez que matará a alguien, entonces, lo haría a diario. Sentir los dientes de Izuku rasgando su piel hasta tomar un poco de su sangre era maravilloso.

Quería tener más de eso... Solo para él.

Locura artificial (DekuKatsu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora