Una extraña relación♡

363 50 9
                                    

Katsuki como pudo se paró y aguantando el enorme dolor de su destrozado culo se acomodó sus ropas antes de prender fuego al cadáver que se encontraba a su costado. Ya con toda esa sangre no podía hacer mucho pues él mismo había perdido mucha a cambio de placer, pero eso ahora no era el problema, sino esos ruidos de gente acercándose.

--Mierda -gruño el rubio antes de esconderse para que no lo vean en el matadero que hizo el idiota ese.

Eran unas chicas quienes conversaban alegremente y adivinen sobre quién.

Exactamente, sobre el idiota verdoso que estuvo jodiendo su Maldito Trasero! Esas chicas tenían los minutos contados.

Al voltear se escuchó un grito de horror al ver la obra de arte del pecoso.

Ja, no sabían apreciar la belleza ante sus ojos... Entonces no soportarían a su idiota.

Pensándolo mejor...

--Vaya~ Que niñas más lindas me he encontrado~ -salió y paso a paso se fue acercando haciendo salpicar la sangre derramada en el piso- No me vean así.
Saben, las escuché hablar sobre algo que es de MÍ pertenencia - solamente con ver su cara las chicas cayeron al piso asustadas manchando sus ropas con aquel tono carmesí mientras se ponían pálidas- Saben muy bien, que nadie se mete con lo que me pertenece.

Las chicas temblaron al ver como de su chaqueta sacaba una daga.

--No lloren. Al menos tendrán el privilegio de probar el filo de mi nuevo cuchillo.

Dicho eso las tomó del pie a ambas, arrastrandolas más adentro del callejón para cortarlas comenzando por su garganta para que no gritaran luego iría separando la carne de los huesos mientras se retorcían de dolor.

Terminado su trabajo escapó de la escena debido a que los vecinos escucharon gritos y ruidos extraños provenientes de ahí.

Lo bueno es que nadie lo vio por lo que pudo llegar a su casa sin problemas.

Su corazón latía fuertemente por la adrenalina que recorría sus venas mientras él tapaba su boca para evitar que su risa psicópata se escuchara.

--Eso se ganan por meterse con lo mío. Ja... -su vista comenzó a ser borrosa- Mierda... -la falta de sangre ya le estaba afectando y más lo seguiría haciendo si pensaba seguir moviéndose.

A paso lento y torpe fue al cuarto más cercano y se recostó en la cama.

Necesitaba recuperar muchas fuerzas.

Las horas pasaron y alguien ingresó a la casa del rubio, alguien que siempre entra a casas ajenas sin ser notado.

El pecoso vio todo lo que hizo al venir para acá, total, su casa fue quemada por él mismo, así que el único lugar en donde podría estar a salvo era con ese chico mal hablado que ahora estaba pálido en una cama.

--El rojo te sienta bien, princesa -Dijo mientras se acercaba a la cama- No te dejaré morir, al menos no tan fácilmente.

Lo tomó entre sus brazos y lo llevó a la tina con agua que había en el baño para limpiarlo, se encargó de alimentar a ese patético moribundo e hidratarlo de igual forma. Debía de devolver ese nuevo favor ¿No?

El cenizo abrió los ojos solo para encontrarse con esas esmeraldas que tanto odiaba.

--¿Qué carajos haces en mi casa? -dijo con voz cansada- Lárgate.

--Se dice gracias, princesa -el olor a guiso recién hecho llegó a las fosas nasales del rubio- Me estoy encargando de tu patética vida, así que no hagas molestar y siéntate de una vez -ordenó escuchando como de mala gana el otro obedecía- Sabes, hay cosas muy interesantes en tu congeladora, me encantaría probarlas un día.

--No soy tu puta empleada -dijo con una mueca al intentar pararse- Esta no es la ropa que traía -murmuró para sí mismo- ¡Qué me has hecho mientras estuve inconsciente!

--Nada que me gustaría, solo te desnude, te metí a la tina... Puede que te tocara un poco, después de todo eres mío...

--Yo no soy de nadie.

--Luego te cambie y te deje aquí -dijo ignorando las palabras del rubio.

El pecoso apagó las hornillas y se acercó al otro aprovechando que no podía escapar.

--Escúchame bien, te cuidaré hasta que me aburra de ti -dijo sonrojando al cenizo.

--Y qué pasa si te mato en un momento tan vulnerable como este -no sabía de dónde, pero lo estaba amenazando con una cuchilla y sus ojos de tan bello color rojo se volvieron más oscuros.

--No creo que eso ocurra -importandole poco si apretaba más su cuello contra ese objeto filoso lamió la mejilla de Katsuki para después verlo con una sonrisa y un perfecto sonrojo mientras él lo miraba con odio, pero de igual forma con ese bello color carmesí en sus mejillas.

Sí, no se podía aburrir tan fácil de su querido juguete.

_____________________________
A mí no me convence mucho este cap, pero, espero que a ustedes les haya gustado o al menos entretenido un rato ¿No?

Bye~🌸

Locura artificial (DekuKatsu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora