Escandalosa primera vez

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— ¿Por qué gritas? —pregunta riéndose.

— ¿Qué vas hacer con esa pistola?

—Tranquila que es para todo menos para matarte.

Suelto el aire contenido y trato de respirar más tranquila.

— ¿Entonces para qué es?

—Para defenderme.

—¿De qué?

—Y seguimos con las preguntas. ¿Sabes algo? Vamos adentro te invito un trago.

Me toma de la mano y caminamos, existe un cosquilleo desconocido dentro de mí inexplicable.

Lo que siento en este momento es raro porque, me da miedo pero..., al mismo tiempo me siento protegida.

¿Qué mierda?

Camina hasta una mesa diferente y miro a Will, Logan se levanta con la mandíbula tensa pero mi amigo lo detiene.

— ¿A dónde vamos? —digo confundida y borracha. Se levanta, le susurra algo a una de las bailarinas que ahora atienden a los clientes, ella asiente y se va.

—Entonces ¿Aceptas el trato?

—Con una condición.

—¿Cuál?

—Que no me molestes más lo que resta de la semana ni después de la fiesta, no quiero ser tu amiga ni nada que se le parezca.

Me mira con el ceño fruncido y asiente cosa que no quería

¿o sí?

Will detrás de él se clara la garganta y me levanto.

—Ya nos vamos dinosaurio. ¿Estás bien? Vamos te llevamos a tu casa.

—Ella se queda conmigo.

Hunter se levanta y se pone detrás de mí.

— ¿Lo conoces? -Asiento y Will me abraza—. Cuando llegues a tu casa me mandas un mensaje ¿sí?

-No te preocupes, sé cuidarla muy bien.

Dijo Hunter, su voz era tan oscura, como él. Lo miro y me observa profundamente. Will se despide de mí y los demás pero cuando Logan se acercó Hunter me tomo de la mano y regresamos a la pequeña mesa. La chica nos trajo nuestras bebidas y le doy un pequeño sorbo, era Whisky y sabía delicioso.

Se levanta y cierra una cortina gruesa color rosa. Se acerca a mí y me toma del cuello, lo miro a los ojos pero cuando toca mi labio con su pulgar los cierro imaginando cosas que no debería imaginar, deja de acariciar mi labio y abro los ojos. Se separa de mí y recarga la cabeza en el  respaldo del sillón.

— ¿Por qué no me besas? —pregunto desesperada.

—Porque no.

— ¿No te gusto ni poquito?

—No es eso, no suelo relacionar mis sentimientos con los gustos.

—Por Dios, está ligado Hunter.

—En mi caso no.

— ¿No puede cambiar eso aunque sea por esta noche?

Se acerca rápido a mí y ahí está, sus labios contra los míos. Lo disfruto, un beso rico y salvaje, su respiración está acelerada y la mía también. Mete la mano debajo de mi blusa y hurga por mi sujetador. Me recargo en el respaldo del sillón y comienza a besarme el cuello, no quiero que pare no me importa nada.

Sólo quiero seguir así pero se detiene jadeando.

— ¿Qué pasa?

—Sophi.

Mi precioso problemaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora