Te apoderaste de mí

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El sonido de su pasión se escuchaba por la habitación. Ruidos como el de la cama golpeando la pared, las pieles chocando continuamente y creando una melodía con el dulce sonido de sus voces. Gruñidos, jadeos y gemidos; todo mezclado dentro de la recámara. Dipper Pines encorvaba su espalda al sentir las estocadas certeras y profundas por parte del emperador de aquella extraña dimensión. Estocadas que rayaban en lo violento, y es que después de su última discusión, Bill Cipher, no se iba a molestar en ser más gentil con el único ser en el universo que lo ha podido derrotar en más de una ocasión. 

- B-Bill - gemía el castaño mientras sus ojos se inundaban con lágrimas. No sabía si eran por placer o por dolor- Y-ya... n-no... b-basta- aclamaba para luego ser puesto en otra posición. Una donde el demonio pudo sostenerlo por la cintura y "callarlo" con su mano-

- Cierra la boca - Contestó Bill con un gruñido antes de correrse una vez más en el interior del muchacho, obligandolo al mismo a ensuciar la cama. Otra vez. - ¡Argh! - Apretó la cintura del contrario a tal punto de dejar una marca morada donde lastimó su piel-

Pero justo cuando Dipper podía respirar de nuevo, el demonio volvía a embestirlo. Era un vaivén constante, uno donde por más doloroso que fuese, ambos siempre terminaban viniéndose. "¿Cuánto tiempo vamos a seguir haciendo esto?" pensó el más joven. "¿Por qué tuvo que pasarme esto a mí?". Eran preguntas que revoloteaban en su mente mientras Bill embestía fuerte contra su próstata. No tenía otra opción más que disociarse, por más difícil que fuera. Cuando lograba olvidarse del dolor y el placer, su secuestrador siempre lo volvía a la realidad de una forma u otra. 

Así pasaron la noche, otra vez. Ya no había risas, ya no había palabras. Por más cálida que fuese la habitación, entre ellos había solo frío. Un frío espectral que podía congelar fácilmente el fuego distorsionado de la chimenea. Una vez más, Dipper se levantó de la cama para limpiar su interior, o al menos lo que no se resbalaba por sus piernas. 

- ¿A donde vas? - Preguntó el demonio mientras encendía un puro y usaba magia para cambiar las sábanas-

- A Saturno... ¿A dónde más?- contestó el castaño sarcásticamente mientras se encerraba en el baño.

Una vez ahí, abrió la llave de la tina y se miró al espejo. Tenía ojeras oscuras bajo sus ojos, aunque había recuperado un poco de peso, seguía sintiendo sus huesos sobresalir en su piel, tenía chupetones, moretones, heridas y cicatrices por todo su cuerpo. El chico que veía en el reflejo no era el mismo que había regresado a Gravity Falls después de varios años. No, ahora solo veía un esclavo, un prisionero, un juguete sexual. Ya ni siquiera podía llorar del coraje. Solo podía esperar. Y esperar y esperar. Pero ¿qué? ¿La muerte? Bill Cipher no lo dejaría morir así de fácil. Y aunque lo hiciera, de seguro usaría su cadáver para satisfacerse.

La tina finalmente se llenó, pudo escuchar las melodías de Jazz que el desquiciado emperador oía después de cada sesión sexual, y supo que podía tomarse su tiempo. Al menos eso tenía. El castaño se aproximó al agua y se sumergió en ella, era tibia y con un tinte rojo como si se estuviera bañando en sangre. Bill había bromeado diciendo que realmente era sangre humana pero él sabía que solo lo dijo por asustarlo. 

- ¿Qué se supone que haga? - Susurró mirando fijamente al techo adornado con triángulos y ojos. Si se concentraba lo suficiente, tal vez podría averiguar el como salir de ese condenado infierno. Pero ni siquiera sabía como entró ahí en primer lugar. No fue como si entrara a un portal en el bosque y saliera por otro en un bosque distinto. Solo apareció en la habitación de Bill, la única explicación era que el demonio de un solo ojo lo trajo ahí. 

Tal vez hay algún objeto que pudiera sacarlo de ahí, tal vez haya alguna manera de contactar a Mabel para guiarla hasta él. No es como si pudiera preguntarle a Bill, o a quién sea. No tenía permitido dejar la habitación sin su captor, cuando lo había intentado, entró en un ciclo donde cada puerta que abría era la misma habitación una y otra vez. Ni siquiera pudo dar con el calabozo donde estuvo hace un tiempo. Estaba solo.

Poco a poco se iba sumergiendo más en el agua hasta que su nariz fue lo único que yacía en la superficie. Seguía divagando sobre el mismo tema, como una cinta repitiéndose infinitamente. Y de un momento a otro lo supo pero justo en ese momento una voz lo despertó de su trance.

- Oye... si lo que querías era mi semen en tu cara, solo tenías que abrir la boca, pino- Dijo el mayor mirando a su prisionero -

Dipper sacó su torso del agua y jadeó por la falta de aire. Había resuelto su problema pero no podía aparentarlo.

- ... Yo... - Se limpió la cara y miró al demonio- No tenía ganas de eso hoy...- Contestó siguiéndole el juego-

- Ajá... Ven, necesitas dormir. - El rubio se acercó al menor y lo ayudó a incorporarse, no sin antes robarle un beso profundo -

Y mientras saboreaba de nuevo sus labios y su lengua, supo que si su plan no salía bien, este sería el resto de su vida.

Continuará...

Una actualización horny después de un rato. En serio, gracias por seguir leyendo mis historias y por sus comentarios bonitos. Aprecio mucho sus opiniones y palabras c: 

Te Odio, Mi Amor (R+18) BillDipDonde viven las historias. Descúbrelo ahora