Te Odio, Mi Amor (R+18) BillDip

Exilio

Era bien sabido que en sueños, el temible Bill Cipher, se presentaba mucho más poderoso que en cualquier otro universo. Sus habilidades, por más infinitas que parezcan, vivieron encadenadas al reino de la mente inconsciente. Fue así como Dipper y Mabel pudieron derrotarle en más de una ocasión. Solo hasta que se desató el Raromaguedón, que el poderoso demonio dejó ver hasta donde podía llegar distorsionando la realidad a su antojo. Pero ahora, Bill gobernaba su propia dimensión, esa no debería ser tarea fácil incluso para una entidad tan antigua como él. ¿Como lo sabía? Si Bill Cipher era tan poderoso ¿porqué dormía? Por más bueno que fuera para mentir, Dipper sabía perfectamente que no fingía su descanso. Fue así que pensó que el reino de los sueño podría ser la clave para salir de ahí. Pudo ver como Mabel escapó de la cabaña de su tío, así que podía intentar comunicarse con ella.

Después de su encuentro sexual con Bill, pensó en como debería proceder para desatar un "sueño astral" y comunicarse con su hermana. Y entre tantas alternativas, miró hacia el rubio dormido a su lado. Su piel bronceada parecía brillar con la tenue luz de la "luna", su cabello dorado le recordó al sol de su dimensión, y su descanso, era como si este hombre fuese completamente inocente de todos los crímenes que ha cometido contra el universo y su cuerpo. Mientras tanteaba sus opciones, se encontró hipnotizado por la belleza de su captor. 

Su cabeza, entonces, se llenó de preguntas e historias que quizás se pudieron hacer realidad si sus circunstancias hubiesen sido distintas. Quizás, si este no fuese su enemigo mortal, si nunca lo hubiese secuestrado y abusado, si Bill Cipher no fuese la causa de tanto de su sufrimiento, quizás y tan solo quizás, tal vez le hubiera aprendido a amar de manera genuina. Acarició su rostro con delicadeza, imaginando un escenario en el que no quisiera escapar de él, si no correr a sus brazos y amarle por el resto de sus días.

Entre pensamientos, las horas avanzaron hasta que pensando en el demonio, Dipper Pines cayó en un sueño profundo. Y como arte de magia, pudo entrar al reino de los sueños; un lugar extraño, coloreado con tonos azules y verdes como si del espacio exterior se tratase, aunque no hubiera estrellas. Se percibía una niebla blanca que difuminaba su campo de visión, pero cuando pudo enfocar bien la mirada, se dio cuenta que el pasillo estaba lleno de puertas. 

"Qué familiar" pensó para si mientras comenzó su búsqueda. Era un solo pasillo que parecía infinito, y todas las puertas eran idénticas. Y por más extraño que fuese el camino, no se sintió desorientado. Podía sentir como sus pies se movían a lo que él sabía era la puerta correcta. Primero, dio pasos lentos y cortos, luego estos se volvieron cada vez más rápidos y largos, hasta dar con el final del pasillo, donde había una puerta con una estrella fugaz adornando la misma. Supo de inmediato que ahí encontraría a su hermana y al abrirla, pudo verla de nuevo.

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Las noches en el bosque eran más que frías y largas. Mabel y Pacífica yacían en el bosque, aún buscando el porque de la desaparición de Dipper, y por más desesperada que su melliza se encontrase, solo había unas pocas cosas que hacer antes de que cayera la noche. No tenían pistas, no tenían nada. ¿Y si Dipper Pines realmente había desaparecido para siempre? Mabel se rehusaba a tal alternativa. Cuando ambas sucumbieron al sueño profundo, el dulce canto de los grillos se detuvo, el aire se tornó frío y de pronto las hojas se congelaron a media caída. 

Mabel "despertó" de su sueño solo para darse cuenta rápidamente que en realidad no era así. No, se encontraba en el plano de la mente. El mismo bosque, la misma Luna, el mismo cielo, pero todo se sentía diferente. Salió de su tienda de campaña y miró a todos lados recordando todas las veces que invadió este plano con su hermano. Y cuando escuchó una voz familiar, lo volteó a ver con rapidez. Era él, su hermano Dipper, o eso parecía.

- ¿Dipper?- aquella figura parecida a su hermano asintió con una sonrisa. En cuanto lo hizo, no pudo evitar correr hacia él y abrazarlo- ¡Dipper! ¡No tienes idea de lo feliz que estoy de verte!-

- Yo también estoy feliz de verte, Mabel- contestó el muchacho correspondiendo el abrazo- Yo pensé que todos se habrían olvidado de mí...-

- ¿Estás loco? ¡Todos están muy preocupados!- dijo la chica entre lágrimas de felicidad- ¿En donde te metiste? ¿En donde estás? -

La sonrisa de Dipper rápido se borró y entonces tragó saliva al recordar sus circunstancias.

- Escucha, Mabel, no sé cuanto tiempo tenga pero necesito tu ayuda-

-Claro, lo que necesites- el chico suspiró pesado-

-No estoy seguro que pasó, pero encontré la estatua de Bill Cipher y en cuanto la toqué, fui transportado a otro universo. Uno donde Bill es el ser supremo en todos los aspectos. Ha estado torturándome de mil maneras y no tengo modo de salir de sus garras yo solo... No sé exactamente que podrías hacer pero mis notas se quedaron en la estatua. Encuéntrala y hagas lo que hagas, no la toques hasta que sepas como abrir el portal-

Toda esta información pasó rápido por la cabeza de Mabel, pero si quería recuperar a su hermano, tendrá que hacerse de valor.

- Bien ¿y como encuentro la estatua?-

- Hay un mapa en los diarios, que te llevará a unas cuevas, la estatua está en la entrada.-

Cuando la luna en este plano comenzó a oscurecerse, también lo hicieron los hermanos. El tiempo se agotaba.

-Puedes hacerlo, Mabel... Solo ten cuidado- dijo Dipper mientras sentía como iba despertando, alejándose de su hermana sin moverse realmente, como si el suelo se partiera en dos -

-¡Dipper!- Ver a su hermano desaparecer la asustó por lo que extendió su mano para querer alcanzarlo de nuevo- ¡Yo te sacaré de ahí! ¡Lo prometo!-

Y con un jadeo fuerte, despertó.

Continuará...

Otra partecita, claro que si. Estoy disfrutando mucho comenzar a concluir ya este fanfic y estoy muy feliz de saber que les ha estado gustando. Muchas gracias por todos sus comentarios, siempre me alegran el día. Espero que les guste c: