CAPITULO 10: DIFICIL OLVIDO

4 0 0
                                    

Han pasado algunos años, el tiempo ha permitido mitigar el dolor del alejamiento y de ese "ruido del silencio". Roberto ha seguido su vida familiar junto a Eliana, manteniéndose cercano a sus hijos, viendo crecer a sus nietos. Sí, el dolor ha ido pasando lentamente...

Sin embargo, el recuerdo de lo ocurrido se mantiene en el tiempo, claro que menos recurrente que antes, pero está ahí, acompañándole y manteniendo esa duda del porqué de ese alejamiento.

Hay días, en que ese recuerdo se hace recurrente y ese "alguien" interno le susurra preguntándole por qué no intentar romper ese silencio. En esos momentos de evocación, aún puede ver su rostro y, si se esfuerza, sentir esa mirada y sonrisa cariñosa. Sin embargo, bien abe que él, en un arrebato de dolor, borró su número de teléfono y conversaciones sostenidas.

Recuerda que Alejandra, en una de sus conversaciones justificó el alejamiento por sentir susto motivando así su autoexilio. También, señalando después "Tengo la idea que nos volveremos a encontrar, que será un encuentro agradable y no será necesario ese café, porque ya está todo dicho". Quizás, ese día de volver a encontrarnos llegue en algún momento, quizás...


Debería pensar que te olvidé.

Debería pensar que te olvidé completamente, pero no es cierto, estás en algún rincón de mi mente, sumergida entre mis muchos recuerdos, te apareces de repente.

Debería pensar que ya he olvidado tu rostro, tampoco es verdad, ya que pálidamente, tu rostro aparece en sutiles trazos.

Debería pensar que he logrado olvidar tu figura, pero aún conservo difusa, tu forma de caminar sonriendo hacia mí.

No ha sido fácil olvidarte, pero debo ser sincero, no he puesto gran interés en aquello.

Puedo decir con sinceridad que ya no estás día a día en mi pensamiento, quizás, una vez por semana tal vez, la verdad es que no mido ese tiempo.

Pero cuando surges de entre mis otros pensamientos, surge en ellos toda tu figura, recuerdo tu abrazo que energía me daba y tu sonrisa que mi día alumbraba.

Si, no he logrado olvidarte, aun cuando en principio me lo propuse, el trabajo y la familia se ha encargado de alejarte, permitiendo con ello, dejar de incomodarme.

Yo creo que llegará un día en que pueda decir que ya no te recuerdo, el calendario es largo para los que quieren olvidar, mañana, pasado, a fines de este año, no importa, ese olvido algún día, sin apuro, tendrá que llegar.

Vicisitudes de un amor tardíoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora