capítulo treinta y tres

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  Kazumi, tú madre te había explicado la situación en la que se encontraba Fuyuka, todo esté tiempo habías pensado en que de verdad Fuyuka era hija biológica del entrenador Kudou, sin embargo todo cambio cuando te explicaron lo que sucedía con ella desde que eras una pequeña niña.

— ¿Todavía sigue dormida?— le preguntaste al joven de cabellos castaños, quién es el capitán del equipo de Raimon.

  Aún te encontrabas en los dormitorios, pero estabas a punto de dirigirte en dirección hacia el hospital donde se encontraba Fuyuka, la noticia de que una de las gerentes de Raimon estaba en el hospital se esparció rápidamente en el lugar, la mayoría de los jóvenes estaban preocupados por el bienestar de la joven.

— Si— Endou pronunció con frustración.

  Endou había sido la segunda persona en entrar a la habitación de Fuyuka cuando había tenido su accidente, más que nada porque él había presenciado cómo es que ella había perdido el control después de que viera un accidente frente a ella.

— Iré al hospital a verla— él asintió.

  Comenzaste a caminar hacia la salida de los dormitorios, Endou también estaba por ir pero primero debía de atender unos asuntos por lo que se demoraría en ir. Era la primera vez que veías a la fémina en un estado de shock, desconocías al igual que los demás que Fuyuka presentaba un trauma.

  De pronto tus pasos se habían congelado tras encontrar a la vista un joven de cabellos albinos, quién no tardó en darse cuenta de tú presencia así que levantando su mirada hacia tu dirección, si sorpresa al igual que tú eres notoria.

— Fubuki...— susurraste con amargura.

  Los amargos sentimientos se hacían presentes en tu pecho, mientras que un enorme nudo en tu garganta se hacía presente cada segundo. La ausencia de Fubuki en tu vida, te hizo ver la clase de persona que era y lo estúpida que habías sido por tus acciones, definitivamente no merecías tener a alguien como él, mucho menos por lo que le habías hecho.

  Finalmente él albino bajó la mirada con un semblante afligido presionando sus labios con fuerza, al igual que sus nudillos, a los pocos minutos después ingreso a su habitación, dejándote con una sensación de arrepentimiento junto a unos ojos que estaban al borde de derramar algunas lágrimas.

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— Todo va a salir bien— presionaste la mano de la joven con una ligera fuerza, ella se encontraba dormida en una camilla de hospital.

  El entrenador Kudou se mantenía detrás de ti observando las acciones que hacías con su hija, él sabía que ella y tú siempre hablaban, aunque no fuera todo el tiempo él entendía que ambas tenían un gran estima por la otra. De vez en cuando Fuyuka preguntaba mucho acerca de ti, con su postre ya que en varias ocasiones ella te veías en un estado pensativo.

— ¿Todavía no saben que va a ocurrir con ella?— Kudou evadió la mirada cuando escucho aquella pregunta.

— Me temo que lo más probable es que tengamos que darles nuevos recuerdos— presionaste tus nudillos con impresión—. La hipnoterapia es necesaria para salvarla.

— Eso significa que va a olvidar todo de nuevo— presionaste tu mandíbula con molestia.

  Lo que habías escuchado de Kudou fue que Fuyuka había sufrido un accidente que provocó que su mente se quedará en ese estado, por lo que tenían que recurrir a la hipnoterapia para borrar todo ese accidente, o esa parte de su vida.

— Es lo único que podemos hacer— explicó observando de reojo a la joven.

— No pueden hacerle esto, ella no merece vivir de mentiras— lo observaste con frustración—. ¿De verdad no hay otra manera?

  Kudou negó.

  Al instante alguien había abierto la puerta lo que llamo la atención de ambos, se trataba del capitán del equipo quien entro directamente para ver cómo seguía la joven de cabellos lavanda.

— Endou— murmuraste una vez que se colocó en el lado izquierdo de la camilla.

— ¿Fuyuppe se va a recuperar?— te observó esperando alguna respuesta favorable.

  Bajaste la cabeza de manera instintiva, por lo que habías hablado con él entrenador comenzaste a darte una idea de que ella no volvería a recordar a nadie en el lugar.

— El entrenador dice que ya no hay otra manera de ayudarla— presionaste tus labios ante tus palabras—. Tiene que volver a la hipnoterapia.

— ¿Por qué?— Endou observó al mayor—. Ella va a olvidarnos a todos.

  Sentías un poco de frustración por lo que estaba sucediendo con la joven, ella merecía vivir y saber que es lo que estaba sucediendo con ella y a sus alrededores, no vivir con unos recuerdos que nunca existieron. Sabías que Kudou de igual forma se encontraba desesperado por encontrar una solución, y tenía que encontrar una lo más rápido posible.

— Ya no hay otra elección— expusó sacando un teléfono de uno de sus bolsillos—. Llamaré al doctor de Tokio.

  Endou rápidamente se había acercado a Fuyuka, tu habías decidido colocarte al lado de ella, la joven te olvidaría y a toda su familia, incluyendo a su pequeña hermana Hanan y a su madre. Definitivamente esto la cambiaría por completo, tomaste una de sus manos con fuerza.

— Fuyuka, si estás allí— tragaste en seco—. Si vuelves, te prometo que trataré de dar lo mejor de mi para llevarme bien con ustedes, lo prometo.

— Todos tus amigos te esperan Fuyuppe— expresó Endou a su lado—. Todos tus amigos nos preocupamos por ti.

  De pronto la mano que sostenías presionó tu mano con fuerza lo que había llamado tu atención, allí te habías percatado de que Fuyuka había abierto los ojos por completo. La joven de cabellos lavanda mantenía sus orbes abiertos observando el techo de la habitación, las lágrimas comenzaban a sobresalir de sus ojos acompañado de una expresión de melancolía.

— ¿Amigos?

— Fuyuka— murmuraste observando a la joven con impresión.

  Ella se levantó de la camilla con rapidez, extendiendo su mano en dirección hacia el brazo de su padre adoptivo.

— No— formuló rápidamente—. No quiero olvidar.

— ¿Fuyuka?— cuestionó con sorpresa Kudou, observando como es que estaba siendo sostenido por si hija adoptiva.

— He recordado algo muy triste y desgarrador, pero quisiera olvidarlo— Fuyuka presionó sus ojos con fuerza—. No quiero olvidar a mi familia y amigos.

  Kudou se acercó a la joven tomando sus hombros con una notoria preocupación hacia Fuyuka, definitivamente él también estaba angustiado por la situación y tomaría la mejor decisión para ella.

— Solo me preocupó por ti— expusó con un semblante más cálido.

— Estaré bien— la joven dio una pequeña sonrisa—. Todos ustedes estarán ahí para mí, siempre me cuidaste y criaste para que tuviera un corazón fuerte.

  Una sonrisa amarga salió de tus labios, estabas más que conmovida por la situación y es que ver una escena de padre e hija, te recordaba los momentos que habías vivido junto a tu padre.

ENCHANTED ━━ fubuki shirouDonde viven las historias. Descúbrelo ahora