6.

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Miré el numero y me resulto muy extraño, era mi hermana, algo tenia que haber pasado para que me llamará a esas altas horas de la madrugada.

-Hola??-respondí aun medio adormilado.

-Abel estamos en el hospital, papá empeoro-me contestó mi hermana con la voz temblorosa

-Cyntia estate tranquila, voy para alla, papá es muy fuerte se pondrá bien confía-intente tranquilizarla, aunque por dentro me comieran mil emociones.

Nada más finalizar la llamada me vestí con lo primero que encontre, le deje una pequeña nota a Jhon para no preocuparle cuando despertara.

Mientras todo eso sucedía, un pequeño niño seguía deambulando por las vacías calles de la ciudad con su ropa rota y mojada.

Tenía frío, mis manos hacía rato que no las sentía y mis piernas empezaban hacerlo también. Mi cara pinchaba del frío invernal y mi tripa rugía de hambre, solo deseaba estar en mi casita con mi abuelita tapado con una manta mientras comía churros con chocolate calentito y ella contándome historias, pero hacía años que no podía vivirlo.

Empezaba amanecer, algunos empezaban a salir de casa para ir a trabajar, yo me encontraba en un pequeño banquito cerca de la plaza del ayuntamiento. No podía seguir caminando mis piernas estaban tan heladas que dejaron de funcionar, tenía sueño pero me era imposible dormir con esa ropa mojada.

Llegue al hospital, mi hermana estaba intentando calamar a mi madre quien estaba histérica por la situación.

-Mamá calamate, papá te necesita más que nunca si te ve así solo hará que sentirse culpable de que estés discutiendo con Cyntia-dije sentandome al lado de mi madre.

-Tienes razón hijo, es que no puedo imaginar que seria de mi si le pasa algo a tu padre-contestó mi madre con melancolía.

Iba a responderle pero toda mi atención fue a unos médicos que entraban histéricos con una camilla que iba un pequeño niño, me fije más en ese pequeño niño y mi mundo se vino totalmente abajo.

No podía ser, era el niño de esa mañana, se le veía en un estado vulnerable. El cariño que le cogí a ese pequeño en tan poco tiempo era inexplicable, nunca me había pasado, era como si el destino me lo hubiera puesto en mi vida para que formara parte de ella.

-Hijo sigues aquí?-me sacudió mi madre

-Emm...Si, ahora vuelvo-dije, fui detrás de esos médicos.

Eran como si mis piernas hubieran cobrado vida propia.

-Señor no puede estar aqui-me dijo uno de esos médicos.

☆NICO☆ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora