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Llevaba alrededor de tres horas esperando a Maya, hacia rato que lagrimas recorrían mis mejillas mientras mi barriga rugia. Pero algo me decía que no me fuese porque en cualquier momento llegaría.

Paso alrededor de otra hora más y empecé a sentir una gran presión en mi vejiga, pero no podía irme en cualquier momento llegaría Maya.

Mientras Abel seguía con la mirada clavada en ese pequeño niño que seguía en la banca de la pequeña carpa de su madre, que ella se encontraba haciendo compañía a mi padre en casa, de pronto el niño levanto un poco la cara y vi que sus ojitos brillaban a causa de que estaba llorando, ya que también podía ver pequeñas lagrimas bajando por su carita.

Asustado por si le había pasado me acerque a la banca donde llevaba horas sentado.

-hola pequeño, que haces aquí? Y porque estas llorando cariño?-dije lo más amable q pude mientras pasaba mi pulgar en su carita para quitar el rastro de sus lagrimas.

-y-yo y-yo....e-eztoy e-e-ezperando a a-alguien-soltó el pequeño niño tartamudeando

-por casualidad no estarás esperando a una abuelita llamada Maya-dije poniéndome de cuclillas para quedar a su altura.

-SIII, sabes donde esta?-pregunto el niño emocionado y nervioso

-hoy no vendrá cariño, esta cuidando de una personita pero si quieres yo te puedo hacer compañía por ella-le dije regalándole una sonrisa

-y-yo y-ya m-me i-iba-dijo con una carita triste y volviendo a tartamudear

-tendrías que comer, seguro que llevas horas esperándola y ni comiste-dije cogiéndole de la cintura para volverlo a sentar en la banca

El pequeño niño se quedo mirando al suelo con un sonrojo en su carita, pero me fije que estaba cruzandose de piernas mientras que con una mano se cojia fuerte la entrepierna

-cariño necesitas ir al baño?-dije enternecido por su acción

El pequeño niño solo se limito a seguir luchando con su vejiga.

-ven, vamos al baño antes que te hagas pis encima-dije cogiéndole la pequeña manita.

No digo nada solo me siguió a paso lento ya que si hacia un paso en falso de seguro que vaciaba su vejiga allí en medio del local. Tras uno pequeño metros llegamos al baño, le abrí la puerta y en ese mismo instante que abrí la puerta un liquido empezó a manchar sus pantalones.

No me lo podía creer acaba de orinar mis pantalones delante de un chico que ni siquiera sabia su nombre. Mi cara estaba ardiendo de la vergüenza, y no pude evitar romper en llanto, me sentía humillado y indefenso.

《Perdón por la tardanza pero ya tienen un nuevo capitulo de esta historia, espero que os haya gustado. En el próximo capitulo veréis que le paso a Nico tras su accidente y que piensa Abel tras esta actitud del niño》

☆NICO☆ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora