11. C es por Cita

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Yoon estuvo de acuerdo en que lo llevara a una cita adecuada para celebrar su victoria después del partido. Acordé darle una hora para ducharse y cambiarse, y luego me registré en un hotel para poder hacer lo mismo.

Lo creas o no, era nuestra primera cita de verdad y me sentía ansioso por que fuera perfecta.

Estar de pie en su puerta en mi chaqueta deportiva con un ramo de rosas, era un importante retroceso a la escuela secundaria. Me sentía como un estudiante de primer año yendo de nuevo a su primer baile.

Cuando Yoon abrió la puerta con una camisa blanca remangada hasta los codos y unos jeans ajustados que resaltaban sus muslos, morí. Tiré del cuello de mi camisa, tratando de liberar una parte del calor que de repente me consumía.

Nunca lo había visto tan arreglado. Por lo general, lucía un estilo casual, suficiente como para que mis padres, de club de campo, lo adoraran. Hubo un par de veces en las que se arregló de forma descarada, pero siempre asumí que esos momentos se debían a Tae.

Este aspecto era diferente. Con Clase. De buen gusto. Era elegante y divertido al mismo tiempo, una mezcla perfecta de casual y formal. Era enloquecedoramente sexy sin intentarlo. Probablemente sin saberlo.

Me pregunté si tenía alguna idea de lo tentador que se veía.

—¿JiMin?

¿Cuánto tiempo había estado de pie allí sólo mirándolo?

—Mierda, YoonGi —murmuré. No podía decidir si había aterrizado en el cielo o en el infierno. Se transformó en la impresionante belleza que ahora era sólo para mí y no podía tocar. Esta noche podría matarme—. ¿Cómo demonios se supone que voy a abstenerme de cualquier cosa contigo si luces así?

No bromeaba.

Miró mis vaqueros y se mordió el labio inferior mientras miraba hacia su propio atuendo.

—No dijiste qué íbamos a hacer, así que no estaba seguro de cómo vestirme. Iré a ponerme algo más casual.

—¡No! —Estuve a punto de derribarlo cuando se volvió para irse—. No vayas a cambiarte. Ni ahora, ni nunca más. Te ves... —Me tomé un largo momento para escoger una palabra—. Impresionante. —Todavía no parecía lo suficientemente adecuado.

Se sonrojó ante los elogios, pero cuando lo atraje hacia mí por las caderas y mis manos comenzaron automáticamente a acariciarlo, su sonrisa cayó y suspiró.

—Debería ir a ponerme algo más holgado.

—No, en realidad no deberías.

Mis manos se doblaron sobre la curva de su trasero y él levantó una ceja desafiante. Me reí y de alguna manera quité mis manos de su cuerpo y las metí en los bolsillos.

—Entonces los pantalones de chándal y una camiseta. Ya vuelvo.

Cuando se volvió para irse de nuevo, le agarré la mano y lo jalé hacia el escalón.

—Lo digo en serio. No te vas a quitar lo que traes puesto.

Yo, por otro lado...

¡Maldita sea! Estaba tan jodido. Él ni siquiera se hallaba en la puerta y ya me sentía tentado a saltarnos la cita por completo y llevarlo directamente a la cama.

—¿JiMin?

Me sacudí de mi trance. Tenía que calmarme.

—Estoy bien — mentí—. Lo he logrado durante ocho meses; puedo hacer esto. Nadie va a quitarte nada. Ni tú... ni tampoco yo. —Aunque me cueste la vida.

A es de Abstinencia [ j i m s u ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora