23 "Diferencia entre lujuria y amor"

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La ropa ya no era un estorbo para los dos. Luca estaba cumpliendo con su palabra, era tan suave y gentil que comencé a olvidar el dolor de sus labios sobre mi piel, la cual había sido mordida y marcada por su boca. Mis dedos tampoco se quedaron atrás, habiendo encajado sus uñas en la espalda de este, cuando atendía mis pezones que fueron tan sensible de hacerme gemir vergonzosamente ante él.

—Eres muy lindo Alan... Hermoso —sus dulces palabras me robaban el aliento, también los besos que me daba mientras sus manos acariciaban mis glúteos y tomaba mi erección para estimularla con sutileza.

—Dios...detente, me muero de vergüenza...

—Pero te gusta ¿No?

—Sí...

Al menos en eso no estaba mintiendo.

—Quiero llegar hasta el final.

Sentí miedo cuando escuché eso, sé que él se dió cuenta por la tensión en mi cuerpo.

—Tranquilo, tranquilo bonito... —me besó el cuello y luego se separó— déjame, que tengo algo que evitará que sientas dolor.

Lo ví levantarse e ir hasta el baño, luego regresó con un sobre de lo que parecía ser lubricante y un condón. Cuando mis ojos vieron eso, mi corazón se aceleró, supe entonces que todo eso era muy serio, que Luca quería llegar hasta el final. Era mi momento, de detenerlo o continuar...

La decisión estaba en mis manos. Me levanté con intenciones de encararlo, pero él sintió y me tomó de la nuca para volver a besarme. Me sentó en sus piernas y sus dedos llenos de lubricante se escubulleron entre mis glúteos hasta encontrar mi entrada, me agarré de sus hombros con fuerza y solté algunos quejidos por lo frío del líquido.

—Espera...espera eso...

—Solo quiero evitar que te duela mucho bonito, solo relájate.

—Pero...¡Ah!

Uno de mis glúteos estaba siendo estrujado por su áspera mano, mientras que con la otra uno de sus dedos se deslizaba por mi agujero tanteando la zona, poco a poco fue ingresandolo y moviendolo lentamente. Era muy incómodo y molesto.

Para ser sincero, jamás había tenido sexo con nadie y sabía cómo era entre dos hombres y lo que había que hacer, por eso muchas veces me intenté masturbar con mis dedos en aquel lugar, pero era tan incómodo y molesto, me daba miedo, por más veces que lo intenté no lograba llegar tan lejos. Pero ahora...

Luca sabía cómo tocar y dónde. Poco a poco fue siendo más aceptable y me comenzó a gustar, mucho más cuando sus dedos entraban tan profundo y tocaban una zona sensible de mi. Varios gemidos fueron arrancados de mis labios debido a ello.

—Dios...eso es...

Sus dedos no se detuvieron en ningún momento, por el contrario cada vez eran más rápidos en entrar y salir de mi interior, me llenaban de una extraña sensación, esa que nisiquiera cuando me masturbaba lograba alcanzar.

—¿Te gusta, Alan...? —me susurró al oído. Solo pude responderle con un gemido ahogado, esperaba fuera suficiente.

No había forma de que pudiera detenerlo, pensándolo bien, no quise detenerlo. Pronto ya estaba de nuevo contra el mueble y con las piernas cerca de los hombros de Luca. Le miré  excitado, con los ojos llorosos y los labios temblando. ¿Sería así mi primera vez? Siempre imaginé que sería con la persona que más amara... Cientos de veces, tuve a Jayden en mi cabeza haciéndome suyo y sin embargo ahora, nisiquiera su hermano —el chico que me gustaba en este momento— estaba ahí. Sino alguien que apenas y me gustaba, todo atracción física. Lo sabía.

Un tonto enamorado Donde viven las historias. Descúbrelo ahora