Mi mundo se había caído a pedazos al igual que los trozos de mi corazón. Todavía no podía creer lo que mis ojos estaban viendo. ¿Era real? No... ¿Por qué justo ahora? Justo cuando pensaba decirle todo lo que estaba sintiendo.Me miró cuando se percató de mi presencia. Sonrió, pero esta vez su sonrisa me dolió horrible, traté de devolverla, pero me sentí tan falso que me costó. Él se acercó junto a esa chica, la ví con con más detalle, era alta, pelinegra, esbelta y de ojos azules claro. Realmente hermosa, me sentía tan poca cosa comparado con ella, mi autoestima se fue por el suelo al darme cuenta que envidiaba a una mujer.
—Alan, no te vi regresar —fueron esas las palabras que me sacaron de mi enredo mental.
—Eh... sí...
—Ah, que mal educado de mi parte —Dijo como recordando que aquella chica estaba ahí— Alan, ella es Beatrice, mi vecina y novia.
Por supuesto, era su novia. ¿Pues que más seria? No imaginaba a Jayden besando chicas porque sí, él no parecía de esos hombres, demonios, incluso debí cuestionarme siquiera que tuviera algún interés en otro chico. Quería huir de ahí en ese mismo momento, mi corazón dolía, mis ojos dolían, todo me dolía.
—Mucho... Mucho gusto —traté de sonreir pero me costaba muchisimo— Alan Harrison.
—Beatrice Walker, un gusto —Ella me extendió su mano y yo por educación correspondí a su saludo. Se veía muy amable y jovial sobre todo, no había duda que era perfecta para alguien tan maravilloso como Jayden.
—El gusto es mío —Gran mentira la que solté— Iré por mi bolso, debo regresar al colegio —Busqué salirme de ese incómodo ambiente, aunque sabía bien que el único que se sentía así era yo, por idiota, porque yo era el único a quien no le habían correspondido sus sentimientos.
No esperé una respuesta por parte de él, simplemente entré a su casa aprovechando que la puerta estaba abierta. Quién diría que ese día que creía sería el más feliz de mi vida porque finalmente conocía algo sobre el chico del cual estaba enamorado, se convertiría en una pesadilla. Posiblemente me declararía a él y esperaría una respuesta afirmativa por su parte. Suspiré pesadamente al darme cuenta de lo ingenuo que fui por creer esa tontería, era obvio que terminaría de esta forma, que no sería correspondido.
Tomé mi bolso y abrí el bolsillo donde yacía la carta, ya no serviría de nada, lo mejor era quemarla, para que mis sentimientos se fueran con ella. Sentía la garganta seca, me costaba respirar, aguantarme las ganas de llorar era aún más complicado de lo que imaginé, ya no soportaba estar ahí ni un segundo más. Me giré sobre mis pies para salir, pero la presencia de alguien me detuvo.
—Oye, ya sé quien eres —Era el hermano de Jayden, se me hizo en medio para que no pudiera pasar. No me encontraba de humor para encararlo, pero tampoco quería que se diese cuenta de lo mal que me encontraba.
—Ah, que bueno —Le demostré poca importancia y avancé, él me sujetó de la muñeca y volvió a detenerme.
—Espera —Habló— Eres el que se declaró abiertamente gay hace tiempo ¿verdad? ¡Vaya! No pensé que mi hermano tuviera amigos así.
—¿Podrías soltarme? —Le miré molesto, el obedeció, pero mi error fue no haber guardado la carta porque enseguida me la arrebató de las manos— ¡Oye! Dame eso.
—¿Qué es? —Comenzó a abrirla y eso me provocó miedo. Me lancé sobre él para quitársela, pero era más ágil que yo y logró abrirla, comenzó a leerla mientras yo seguía encima suyo buscando recuperarla.
—¡Dámela joder! —Le grité, ya me encontraba cabreado.
—No lo puedo creer....
Era tarde, ya había leído suficiente. Quería morirme, de verdad quería.
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Un tonto enamorado
RomanceAlan Harrison está enamorado de un chico de un grado mayor, estaba dispuesto a declararse, pero tardó demasiado tiempo y él ya se va a graduar. Por lo que decide hacerlo en el último momento, aprovecha la oportunidad, pero se entera de que es su am...