¿Él?

14 1 0
                                    

Elizabeth

Ajusto por última vez su vestido de color violeta y sus trenzas. No sé quien está más nerviosa. ¿Ella que va a conocer a los abuelos? ¿O yo que le voy a presentar a mi hija? Dios santo. Quiero vomitar. ¿Y si nos vamos? Estoy a tiempo de darme media vuelta y encerrarnos en casa. Podría conocerlo en otro momento, cuando no sienta que voy a desmayarme.

Cassie está delante nuestra, esperando el momento indicado para tocar el timbre. No quiero que lo toque. Quiero volver a casa y quitarme este vestido rojo y ceñido que he decidido ponerme que apenas me puedo agachar sin que se me vea todo.

Ava también está nerviosa, pero no tanto como yo.

—Está bien cariño. Acuérdate. Déjame hablar primero con ellos, ¿si?

—Sí mami — repite como un loro cansada de que le repita lo mismo una y otra vez.

Me levanto, estabilizándome con los tacones. Hace mucho que no llevo tacones, y ahora entiendo por qué dejé de llevarlos. Demasiada inestabilidad cuando tienes que cargar un cuerpo en brazos.

Le hago una señal a Cassie que nos da una sonrisa tranquilizadora antes de tocar el timbre. Se escuchan algunos pasos, y segundos después, su padre nos abre la puerta. Ella entra y comienza a saludar a todos. Le doy una tímida sonrisa antes de pasar a ese apartamento que tantos recuerdos me trae. Recuerdos malos, buenos y maravillosos, los cuales pensaba que estaban enterrados en mi, pero me doy cuenta de que no. Que están muy presentes.

El nudo de mi estómago acrecienta en cuando damos pasos cortos por el pequeño pasillo, llegando al punto donde todos nos pueden ver; mamá, papá, Carlos, Meredith y Richardson...

Todos nos miran. Quiero decir, la miran con una mirada confusa, alternándola para llegar a mí.

—H-hola —tartamudeo —Feliz Navidad.

—¡Feliz Navidad! —exclama Ava con una sonrisa. Me agarra la mano, apretándola contra mi cuerpo. Me da ánimos. Quiere que lo diga ya. Sé que quiere saltar sobre mis padres y llamarlos abuelos.

Siguen sin decir nada.

Cassie me da una mirada comprensiva. Me dice con la mirada; hazlo ya, joder.

—Quiero presentaros a Ava, mi hija. Ava, ellos son los abuelos. Joseph —señalo a mi padre que se encuentra helado en el sitio con el rostro blanco—y ella Marianne — señalo a mi madre que se encuentra en el mismo estado de sorpresa.

Espero algo, una respuesta, una emoción, pero no hay nada. Y mis ganas de vomitar aumentan.

—La pequeña Ava ya tiene cinco añitos. ¿Verdad preciosa? —exclama Cassie con alegría. Asiente, acercándose a ella.

¿Es que nadie piensa decir nada? ¿Acaso van a dejar que mi hija se sienta abandonada el día de navidad? ¿Acaso voy a permitirlo yo? No.

Estoy a punto de cogerla en brazos, gritarles cuatro verdades e irme de allí, pero alguien se me adelanta.

—Hola pequeña —habla Meredith. ¡Gracias a Dios! Se acuclilla —Yo soy Meredith, la novia de tu abuelo, y este es nuestro hijo Jordan. También tiene cinco añitos como tu. Podéis ser amigos.

El niño saluda con una sonrisa. Es mi hermano...Lo había visto en fotos, pero es el hermano más guapo que hay en este mundo. Me acerco a él, quedando arrodillada en el suelo frente a él y al lado de Ava.

—Hola Jordan —saludo —soy Elizabeth, ¿Te acuerdas de mi? Hemos hablado por teléfono, soy tu hermanita.

El niño abre los ojos. como si no fuera capaz de creérselo. Mira a Meredith quien asiente con una sonrisa antes de lanzarse en mis brazos y gritar hermanita. Lo envuelvo con mis brazos, dejando escapar unas lágrimas de felicidad. Cuando ve que es suficiente se separa, sonriéndome.

Mi ángel IV "¿Y si fuera para siempre?"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora