Ser, o no ser, de alguna manera, normal, al menos de la forma en que la sociedad lo ha pintado, se ve tan lejano que parece una idea irreal. Sabe que por un larguísimo tiempo, no se deshará de las miradas de desdén, miradas de extrañeza, y comentarios que solo podían regresar a la memoria de su propia imagen. Aunque lo sabe. Sabe que la cosa ve todos los días en el espejo, no es ni lo más mínimo de lo que él es en realidad. O eso quiere creer. Porque una vez más, como todos los días, está conteniendo el impulso de arrancarse la cara mientras en su mente puede, con la mayor facilidad del mundo, dibujar la sangrienta escena donde su cara ha sido desfigurada, y se repite, una y otra vez, como un disco rayado.
No sabe cómo ha sido capaz de perderse a sí mismo como el tiempo que ha perdido encerrado en un sótano. Pero lo sabe. Y en su mente no para de repetirse que está bien. O al menos, que lo estará. Porque, de cualquier modo, su mirada se nubla y sus ojos se llenan de agua que le impide volver a ver el dolor que siente a través el espejo roto. Todavía puede ver algo de sangre seca entre las grietas del cristal, que no se ha molestado lo más mínimo en limpiar, sabe que nada arreglará el agrietado vidrio roto que falta en el marco del espejo, así como nada arreglará los pensamientos que su agrietada cabeza guarda y no se atreve a liberar.
Se lleva la mano a la cara y su brusquedad al limpiarse las saladas lágrimas que no dejan de caer de sus ojos como nubes de tormenta lastima su piel, pero no le interesa en lo más mínimo, solo quiere detenerlo, para poder volver a su vida normal, como si en verdad deseara eso. No sabe en qué momento comenzó a desear haber sido asesinado por Albert Shaw en algún momento de su encierro dentro de aquél asqueroso y sucio sótano que cada día de su vida lograba recordar, cuando no podía dormir por las noches o cuando lograba hacerlo, a través de sus pesadillas. Pero lo desea. Desea que lo que vive en el momento es solo un vistazo al futuro antes de morir por las manos del asesino que lo secuestró.
Y con ello, un extraño sentimiento hacia Finn ha crecido. Sabe que es injustificable. Sabe que no tiene ninguna razón real para sentirse así con él. Pero lo hace. Solo necesita un culpable. Y sabe quién puede ser. Porque cree que si no hubiese tenido una sobredosis de determinación y euforia errática aquella noche, justo ahora, no estaría contemplando las mil maneras en que su vida habría sido si aquél día no hubiera salido a repartir periódicos, si no que podría estar felizmente muerto a manos de Albert. Puede consolarse con la compañía de su perro, está satisfecho con ello por el momento, a pesar de que la alegría que le genera su compañía sea tan efímera por momentos, que al momento una vez más se encuentre maldiciendo febrilmente a Dios, si es que ahora cree en su existencia o su benevolencia, tras años de creencia y gentileza hacia su nombre, trayendo decepción después de pasar por una fracción del infierno mismo.
Sale de casa tras realizar una monótona rutina que ha estado llevando a cabo desde el momento en que su hogar ha dado lugar a un nuevo encierro, en que su madre apenas y lo ha dejado salir a la calle. Lo entiende, pero necesita respirar. Con el tiempo, logró ir por sí solo a la escuela con la condición única de ser acompañado por Griffin, que, a pesar de estar en las casi mismas condiciones que Billy, ha accedido las últimas semanas a estar con él el mayor tiempo posible mientras su madre se encuentre ansiosa por su estancia solitaria en los suburbios de Denver, que encuentra una calma increíble tras el no tan misterioso, pero silencioso destino del Raptor.
Del que no se habla entre ellos. Pero se escuchan rumores, yendo de aquí para allá, por el vecindario, en la escuela, e incluso en su propia casa mientras su madre cree que no está muy atento para escuchar.
Pero en el fondo, saben que la última reacción de Finn fue de terror absoluto. Como si hubiese visto a un fantasma. A un fantasma haber hecho algo tan terrible como matar a otro fantasma, si fuera posible. Aunque al final sabe que de eso se encargó Robin; de evitarle ahogarse en sentimientos innecesarios.
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The dead boys [TBP ; RINNEY/BRANCE/GRILLY]
FanfictionDespués de que la oleada de secuestros finalizó con Finney Blake, los seis chicos se enfrentan a lo que significa volver a la normalidad. Contador de palabras ≈ 30,730