No sabe cómo llamar hogar a su hogar. La tranquilidad en ese lugar es como ver a un extraño saludar como alguien que dice haberte conocido años atrás, aunque no te haces ni la menor idea de quién es. Se siente como eso. Es un desierto acostumbrado al calor intenso, donde de pronto una gota de agua ha llegado a florecer hasta a los arbustos más muertos. No sabe cómo sentirse al respecto. No sabe qué pensar, o qué esperar. No está tranquilo, tampoco conforme. Es su momento de realización donde se da cuenta que nada en su vida ha sido normal hasta ahora. El remordimiento está ahí, presente. Se siente un héroe, por momentos, mientras que al otro instante, se siente un cruel asesino que no es muy diferente al hombre que le hizo daño, al tomar ventaja por sí mismo de la vulnerabilidad que no causó él.
Siente que ha cambiado algo en sí mismo. Cada vez que su nombre es pronunciado, no puede imaginar de nuevo al chico que jugaba béisbol y que le gustaba la clase de ciencias. Se siente frustrado. Sobre todo porque se siente demasiado fuera de lugar cuando su padre hace el más mínimo acto de responsabilidad o afecto hacia él. No sabe si agradecerle o preguntarle si se siente bien. Parece ocupado en sus propios asuntos últimamente, solo que es más tranquilo, como si apreciara de forma silenciosa el tiempo que tiene junto a sus hijos. Es extraño. La costumbre del silencio no se ha ido. Tampoco el temor. Pero no es tonto. No pregunta al respecto. Apenas le dirige la palabra y solo cuando pregunta, o le dice algo, para después darle la razón y evitar lo más posible recordarle porqué debería golpear a uno de sus dos hijos.
Al menos no ha sucedido. No en casi cuatro semanas donde siente que su presencia es un sobrante de magnitud increíble en la inmensidad del universo. Para él suena tan creíble como irreal, pero siente en verdad como si su vida se hubiese reducido a una partícula de polvo, contrario a lo que creía que sería. Sigue creyendo que es solo cuestión de tiempo para que su padre sea violento de nuevo. De hecho, está seguro de eso, tanto que no se molesta en disfrutar el acostumbrarse a ello. Espera lo peor y odia lo bueno hasta que cuando lo malo llegue, este no luzca tan mal.
Debate en su mente si debería o no salir a desayunar, sabiendo que Gwen le ha llamado una vez, en la que lo despertó y cree por un momento que es buena idea fingir que está dormido aún.
Después de todo, es fin de semana, y no tiene nada qué hacer. Excepto por la tarde, en que prometió ayudar a Robin con asuntos escolares que en este extremo de su ausencia escolar, ni siquiera él entiende por completo. Perderse por meses deja sus caprichosas consecuencias. Deja escapar un suspiro y se sienta a la orilla de su cama. No dejará sola a su hermana en una mañana que se repite todos los días donde su padre sigue en su lugar, ausente. Así que se siente obligado a levantarse y salir de su habitación. No hay mucho más que el simple silencio vacío y la tensión en su cuerpo se aparece cuando ve a su padre en el comedor, con el periódico de hoy entre ambas manos y la mirada concentrada en la narrativa reciente.
No alcanza a ver el titular. Tampoco le interesa. No quiere saber nada de noticias después de la última de la que pudo saber. Bueno, sabe que Robin está bien —tal vez—, pero enterarse de eso fue como recibir una puñalada en el corazón. No lo admite en voz alta, pero no se convence a sí mismo de lo contrario; en verdad lo aprecia. Su compañía se siente similar a la de un hermano y de cierto modo extraña estar con él todo el día. Aunque en esas condiciones, la compañía de otro ser humano era el único y más pobre consuelo que podía obtener.
No se siente capaz de pronunciar una palabra antes de pasar frente a su padre hasta la cocina. Ni siquiera en su cercana presencia se siente acompañado. Y si lo hiciera, sentiría como que es un monstruo dentro de las alacenas; del que no se atreve ni a mencionar su nombre por miedo a las represalias. Trata de ignorarse por completo y acompaña a Gwen, que está sirviendo la leche en un plato de cereal mientras pierde la mirada sin ningún motivo aparente. Parece estar funcionando en automático. Finn decide no preguntar al respecto a la vez que la mira desde su lugar probar bocado del desayuno.
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The dead boys [TBP ; RINNEY/BRANCE/GRILLY]
FanfictionDespués de que la oleada de secuestros finalizó con Finney Blake, los seis chicos se enfrentan a lo que significa volver a la normalidad. Contador de palabras ≈ 30,730