TUS MONSTRUOS ~ Kakucho Hitto ~ Tokyo Revengers

Capítulo 9

Shibuya. 13 años atrás.

Las vacaciones de navidad pasaron rápido, tal como había dicho Kakucho. Aunque para él, no ver a su castaña, fue una verdadera tortura.

A cada instante, acariciaba aquella pulsera trenzada que tenía en su muñeca, dándole vueltas, sintiendo que tenía un pedazo de ella en él. Siempre tendría una pequeña parte de Nanami junto a él. Sonrió.

Entró una última vez a su cuarto, agachándose para buscar debajo de la cama, agarrando una bolsa color lila. Vigilando que no le viera nadie, la metió rápidamente en su mochila y, después de cerrarla, bajó las escaleras de forma apresurada para encontrarse con sus padres.

Salió pronto de casa, metiendo prisa a sus padres para que le llevaran a clase, impaciente por volver a ver esos ojos verdes.

Se sentó en su pupitre a esperar, con las manos encima de la mesa, jugando con sus dedos, nervioso. Se mordía el labio, mirando de reojo la mochila que había dejado en el lateral de su mesa.

Los alumnos empezaban a llegar, se saludaban unos a otros elevando la voz, alegres de volver a ver a sus compañeros. Cada vez que escuchaba pasos o alguna voz, Kakucho levantaba la mirada, esperando verla a ella.

Y, después de unos minutos, así fue. Sus ojos por fin conectaron con los de la ojiverde que, al verle, dio un pequeño salto y tomó velocidad hacia donde estaba él. Kakucho se levantó de su asiento, admirando aquellos cabellos marrones que ondeaban con el movimiento de la chica. Sus ojos brillaban con el reflejo de las luces de la clase y se percibía cómo ella volvía a tener en su rostro aquel ligero rubor debido al frío.

- ¡Hola Kaku, feliz año nuevo! - Ella miraba ilusionada al peliazul.

- Hola Nana. - Continuaba fijándose en los detalles de la chica, que mantenía una amplia sonrisa en el rostro.

- ¿Lo pasaste bien en navidad? - La ojiverde tenía las manos al frente, entrelazadas, también ligeramente coloradas.

Kakucho no pudo evitar sonreír y acariciar de nuevo su pulsera.

- Ah... Sí... - Comenzó a apretar sus puños, nervioso. - ¿Y tú?

- Ajá... Pero, ojalá hubiera podido verte. Lo paso mejor cuando estás tú. - El peliazul tragó, tensándose aún más. No pudo evitar ruborizarse al escuchar aquellas palabras. - Iré a dejar mis cosas, ahora vuelvo. - El chico asintió.

Nanami siguió su camino hasta la zona de los cubículos donde solían dejar sus abrigos y algunas cosas más, al final de la clase. Kakucho la vio alejarse y rápidamente se agachó hacia su mochila, buscando aquello que había guardado antes de irse.

Aquí está.

Kakucho agarró la bolsa, escondiéndola aún dentro de la mochila, esperando que volviera la chica.