Capítulo 4

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El sonido del timbre despertó a Nanami que se encontraba semidesnuda acurrucada con el edredón de su cama

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El sonido del timbre despertó a Nanami que se encontraba semidesnuda acurrucada con el edredón de su cama.

Alargó el brazo hacia la mesita de noche para agarrar su teléfono y ver la hora que era. 9:03am.

¿Quién puede ser a estas horas?

Una Nanami somnolienta se levantó, colocándose por encima la fina bata de lino que tenía sobre la silla, dirigiéndose a la puerta.

Antes de que pudiera llegar, observó cómo está se abría y Kisho entró con un rostro visiblemente molesto. Se quitó el abrigo y la bufanda, dejándolos en el perchero de la entrada, mirando directamente a la castaña.

- Debiste pasártelo muy bien ayer. - Nanami suspiró, pensando que era demasiado temprano para aguantar esa mierda.

- Buenos días... - Nanami comenzó a atarse mejor la bata, cruzándosela por el pecho y haciendo un nudo con el cinturón. - Creía que te hiciste una copia de mis llaves para utilizarlas y no tener que usar el timbre.

Nanami fue hasta su cuarto de nuevo para colocarse las zapatillas de casa y luego dirigirse directamente a la cocina.

- No me apetecía sacar las llaves pero viendo lo que tardabas en abrirme, al final tuve que hacerlo. Además lo dices como si te molestara que tuviera una copia. - Espetó el moreno.

- Ni siquiera me pediste permiso, Kisho.

- ¿Te molesta que te pille haciendo algo que no debes o encuentre alguna cosa de las que me escondes?

Nanami se paró en seco, con una taza de café entre las manos, incrédula por lo que estaba escuchando.

- ¿Qué estás insinuando?

- Nanami, ¿qué me estás ocultando?

Kisho había elevado el tono de voz, caminando directamente hacia donde estaba la castaña.

- Dímelo. - Agarró a ésta del brazo, acercándola más a él.

- No te estoy ocultando nada Kisho. Suéltame. - Ella intentaba liberarse del agarre sin éxito.

Él la miraba con furia, apretando su brazo, sin siquiera ser consciente de la fuerza que ejercía sobre la piel de ella.

- Kisho, me estás haciendo daño, suéltame. - Pidió Nanami ya dolorida, sintiendo miedo al verle así.

- Te juro que como me engañes...

- Kisho, por favor.

Éste soltó por fin el brazo de Nanami, volviendo en sí. Miró la piel de la castaña, que estaba cogiendo una tonalidad morada debido a la falta de sangre en la zona por la fuerza que había ejercido.

Ella se tocó la zona, levantando la cara para encontrarse con la mirada de Kisho que, sin decir nada, fue directo hacia la puerta, cogió sus cosas y tal y como había llegado, se fue.

TUS MONSTRUOS ~ Kakucho Hitto ~ Tokyo Revengers Donde viven las historias. Descúbrelo ahora