Como antes.
AtheneaAunque había pasado una de las mejores noches junto a Jonathan puedo decir que en este preciso momento lo estaba odiando. Más que nunca.
El mareo, vómito y los cambios de humor habían hecho que no quisiera ver a Jonathan ni en pintura.
Hay algo que la gente no te explica sobre tomar un anticonceptivo de emergencia como la pastilla del día después y es que existen efectos secundarios, que muchas veces son insoportables.
Aunque este medicamento suele ser un método muy efectivo, pero ¿a qué costo para una mujer?
—¿Aún no quieres verme?
El general entra cautelosamente a mi oficina presiento que con miedo a que lance la computadora en la cara.
Idea qué justo ahora no me parece tan desagradable.
—Alexander, sal de mi vista.
Su expresión cambia rápidamente su mandíbula se tensa, sus cejas se contraen ante la molestia que le genera el uso de su segundo nombre.
Siempre detesto que use ese nombre porque comparte el mismo con Javier.
Odia tanto a Javier que cuando se entero que me pretendía, lo investigó a profundidad y con su expediente descubrió algo que lo irritó de por vida.
Comparten el mismo segundo nombre: Alexander.
<<Jonathan Alexander Cromwell>>
Y
<<Javier Alexander Lennon>>
—Me marcho, olvídate de la tregua.
Es imposible contener la carcajada ante su comportamiento infantil.
—Hazlo, yo no soy la que dormirá sola hoy.
—¿Y quién dice que yo voy a ir solo a mi apartamento?
Recojo un cojín del sillón y se lo aviento con fuerza en la cara.
—¿Qué pasó Athenea? —inquiere, burlón— ¿Sientes celos?
Le aviento otro de nuevo y el lo frena en el aire, su cara se ilumina cuando ríe.
Mi corazón late con fuerza, esto me provoca regresar en el tiempo a cuando éramos adolescentes y dejaba de lado su seño fruncido para reír auténticamente.
—Te voy a regalar un retrato de mi rostro —me dice, ruedo los ojos ante su egocentrismo— así no me desgastas de tanto verme.
Así que quieres jugar.
—Voy a buscar a Javier —le digo para hacerlo enfurecer— detendré la demanda de divorcio.
Empiezo a caminar y como era de esperarse me detiene.
—Dejemos las bromas por hoy y siéntate que tú abogada y mi abogado llegan en pocos minutos.
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Amores destructivos #1 [Trilogía Destrucción]
Roman d'amour"Cuando el destino se enreda, depende de nosotros volver al camino correcto" Sin duda alguna se puede afirmar que Jonathan Cromwell fue la calma y la tormenta de Athenea Armstrong. Esa persona capaz de reconstruirte y destruirte al mismo tiempo. Dos...