Un encantador búhito caminaba nervioso y un poco atemorizado, estaba en búsqueda de su salón pero no lograba encontrarlo.
Dió varios pasos y giró a varios pasillos que terminó en un salón oscuro y alejado del resto, los pupitres estaban polvorientos, se notaba que nadie usaba ese salón desde hace muchísimo tiempo.
Stolas empezó a entrar en pánico, quería salir de allí pero no sabía como volver, los pasillos parecían largos laberintos del que no habían salida.
Intentó abrir un portal pero su magia no era lo suficientemente fuerte, apenas tenía 14 años.
Escuchó unos pasos y la puerta abrirse, rápidamente se ocultó debajo de una mesa algo agujereada, vió a dos personas entrar, al parecer era una súcubo y un imp.
Ambos adolescentes empezaron a besarse con desesperación y brusquedad, la chica desabrochó el pantalón del contrario mientras él subía su falda, mostrando que ese día no traía calzones.
Stolas empezó a ver esto y rápidamente se dió cuenta de que estaban por tener sexo, quiso apartar la mirada pero la caída del pantalón reveló un enorme bulto rojizo y chorreante.
El príncipe sintió como algo en él también había despertado, la chica empezó a frotarse con el pene del más bajo, tratando de humedecerse lo suficiente como para que entrara sin dolor.
Las estocadas empezaron a la par que Stolas masajeaba su miembro.
...
Los gritos de la chica se escuchaban por toda la habitación al igual que los jadeos del más bajos, unas estocadas más y el chico se vino afuera de Verosika, quién rápidamente se levantó y se acomodó para salir primero.
Él se quedó descansando un poco, subió su pantalón y se iba a ir cuando escuchó un golpe proviniente del escritorio que estaba en frente de él. Rápidamente se acercó sigiloso y un poco asustado porque alguien los haya visto.
Pero lo que encontró muy fácilmente le causó otra erección.
Un chico agitado, con su miembro totalmente erecto y chorreante, más su entrada mojada por el mismo líquido y su lengua afuera.
Stolas lo miró avergonzado, preso de sus impulsos más bajos, con una mano fue hasta dónde su muslo y lo tocó de forma insinuadora, poco tardó Blitzø en tener los pantalones abajo de nuevo.
Ahora era Stolas quién gemía contra el escritorio, el chico que lo penetraba usó más rudeza en él pobre búho, quién disfrutaba todo ese "daño físico".
Unos minutos más y se vino dentro de él, dejándolo en la mesa boca abajo y jadeante.
•┈┈┈••✦ ♡ ✦••┈┈┈• Oh.
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