¡ tres !

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Ajustó su corbata y tomó sus pertenencias a medida que sus pasos, rumbo a la salida, resonaban en el firme, pulcro y oscuro suelo.

Un bufido silencioso se deslizó por los gruesos labios del de apellido Hwang cuando su teléfono, vibrando en el bolsillo delantero de sus pantalones, emitió el sonido que indicaba una llamada entrante.

Sus facciones, anteriormente reflejando cansancio y un poco de ansiedad, relajándose al sacar el aparato de su escondrijo y apreciar el bonito nombre de contacto brillando en la pantalla.

Esbozó una sonrisa inmediata, procediendo a contestar conforme llevaba el celular a su oreja derecha y continuaba su caminata.

— Hola, amorcito —fueron las primeras palabras que salieron de su boca—. ¿Qué sucede?

Mhm... nada —murmuró la dulce y meliflua voz al otro lado de la línea—. Quería saber si ya vienes a casa, príncipe.

Una pausa se instaló. Hyunjin sintiendo una intensa calidez en su pecho ante el sencillo y —a la vez— bonito apodo dicho por su hermoso noviecito.

— Uh, en realidad...

Intentó decir, mas fue callado por Jeongin al éste continuar hablando.

Pensé que podríamos salir un rato, tal vez ir a ver una película o simplemente comprar algunos postres —emitió, emoción y expectación implícitas en su voz.

— Perdóname, bebito, no puedo cumplirte hoy, el trabajo está bastante pesado y tendré que quedarme unas horas más.

No pudo evitar que, la sensación gratificante que siempre lo envolvía al escuchar la voz de su amado, se convirtiese en pesadez y culpa sosegada ante lo último dicho por sí mismo.

Mentira. Era una total y piadosa mentira. No tenía más trabajo. Sin embargo, algo un poco bastante importante que comprar sí que lo esperaba.

Oh... no importa, hyung —Hyunjin hasta podía imaginar el bonito pucherito que seguramente adornaba los delicados belfos de Yang ante su negativa—. Nos vemos en la cena, entonces. Suerte con el trabajo y cuidado al volver, Hyunnie.

— Por supuesto, gracias, cielo.

Y, revolviendo sus largos y oscuros cabellos con sus dedos, finalizó la llamada luego de esas palabras.

No podía empezar a lamentarse por la tentativa tarde que no podría compartir con su pequeño. Debía apresurarse en su misión si quería estar lo más pronto posible junto a su precioso y mimoso Jeonginnie.

¡ ☁︎ !

Bajó de su moderno auto color negro e ingresó al gran centro comercial. Recorrió los amplios pasillos con un objetivo en particular. Al llegar, pudo observar inmediatamente la fachada exterior de la joyería, las letras Min's brillando con luces led y los elegantes artículos exhibiéndose en los escaparates.

Sus amigos esperándolos justo a un lado, lo llevo a elevar la velocidad de sus pasos hacia ellos. Ambos, con los brazos entrelazados, mientras esperaban por su presencia, sonrieron en su dirección.

Luego de la reunión en casa de sus hyungs, habían decidido reunirse cada que se pudiese para ir cumpliendo con los detalles más esenciales de la gran propuesta planificada por Hwang.

— Hola, hyungs —saludó—. ¿Llevan mucho rato esperando? —cuestionó; la repentina llamada antes de salir lo retrasó un poco de la hora acordada, ya que, inicialmente, pensaba enviar un mensaje explicando la situación a su novio.

— No mucho, llegamos hace un momento —respondió el australiano.

— Genial —agregó el recién llegado— ¿Entramos, entonces?

— Sí, de una —musitó inmediatamente el rubio de ojos felinos—. Esto me emociona mucho —chilló, a la vez que sonreía grandemente, antes de empujar la puerta abriéndoles paso hacia el interior del lugar.

El sonido de una campanilla, cientos de joyas brillantes y un chico alto con facciones parecidas a las de un cachorrito, les recibió al ingresar por completo.

— Bienvenidos, ¿en qué puedo ayudarles? —el chico pelinegro que, por el gafete en su camiseta tenía por nombre Seungmin, habló, regalándoles una radiante y contagiosa sonrisa.

— Hola, eh... quisiera comprar anillos de compromiso —dijo Hwang, el nerviosismo evidente en sus gestos.

— Claro, ¿tienes algo en mente? —continuó el dueño, encargado, o lo que sea, de la tienda; no podrían saberlo con exactitud.

Hyunjin giró en busca de las miradas de sus acompañantes, esperando que le dieran ideas, que era para lo que estaban ahí.

— Uhm, si me preguntas a mí que le puede gustar a Innie... —empezó Minho— Creo que sería algo sencillo, Jeongin no es de cosas exuberantes ni muy llamativas.

— Eso es cierto —consintió el pelinegro—. ¿Algo más?

— Se supone que tú eres su novio, Hwang, vas pedirle que se case contigo... ¡deberías saber! —expresó con su típico tono Christopher, conforme sacudía al más alto por los hombros.

— ¡Que los traje para que me ayuden, no para que me griten! —puchereó, respondiendo.

— Okay... algo sencillo —emitió bajito Seungmin, ignorando las recientes subidas de voz por parte de los clientes—. ¿Quisieras que fueran de oro... plata? —inquirió.

— Eh... plata creo que estaría bien, porque así serán plateados, ¿no? —dijo Hwang.

— Pues claro, estúpido, que no piensas, joder —rodó los ojos.

— Ya basta, Channie —reprendió Lee a su pareja—. Deja a Hyunnie tranquilo.

A ese punto, Hyunjin ya se sentía lo suficientemente humillado frente al chico que los atendía como para salir huyendo, pero sólo aguantaría porque su ángel se merecía un bonito anillo, y su ignorancia en el asunto no arruinaría sus planes.

Demonios, porqué no había investigado sobre eso antes de ir a elegirlo.

— Sígueme —ordenó Seungmin, guiándolo hacia una de las vidrieras—. Aquí tenemos diferentes sortijas de compromiso, adaptándonos a algo de plata y sencillo... tendríamos estas opciones —señaló—. Si pudiera opinar, estos son mis favoritos —volvió a señalar—, si gusta podríamos agregarle un grabado en el interior o exterior del anillo. A mí parecer es un detalle significativo y que aporta un poco más de estilo —explicaba.

— Wow, eso sería fabuloso —habló Hyunjin con rapidez—. Sí, quiero esos entonces —asintió decidido.

— Genial, sólo debes decirme lo que quieres escribirle y también las medidas, y te avisaremos cuando puedas retirarlos —sonrió nuevamente.

Luego de un rato más de charla, finiquitando todo el asunto de las sortijas, el trío de amigos salía del local.

— Al final no ayudaron en nada. Gracias, hyungs, los adoro —dijo Hyunjin con claro sarcasmo, ganándose miradas fastidiadas de la pareja.

¡ ☁︎ !

aclaro de nuevo que no sé nada
sobre anillos  y menos de compro-
miso, todo fue escrito a lo random.

── proposal !Donde viven las historias. Descúbrelo ahora