¡ siete !

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Tres largos y tediosos días habían pasado. Entre preparativos y decisiones se mantenía un Hyunjin ansioso.

Entre el estar buscando excusas que decirle a su pareja para justificar sus ausencias, más los continuos parloteos de Bang y Lee cada que se reunían, estaba seguro de que en cualquier momento su cabeza explotaría o sencillamente se volvería loco.

Afortunadamente, en dos días, por fin, sería su anhelado aniversario número cuatro junto con el angelito que iluminaba su vida y alegraba su alma y corazón.

Y el sólo imaginar que por la noche ya estaría comprometido con su novio —quería creer que Yang lo aceptaría—, provocaba una estampida de tiernos elefantitos en su estómago y una sonrisa bien amoldada en sus gruesos y rosados labios.

No obstante, el hermoso sentimiento casi podría hasta considerarse un poco opacado por la ansiedad que le recorría. ¿Y si todo salía mal? ¿Y si se le olvidaba lo que tenía que decir? ¿Y si Jeongin pensaba que fue muy simple todo? ¿Y si era muy apresurado? ¿Y si Jeongin decía que no?

Demasiados ¿Y si...? que simplemente lo mareaban y aturdían al punto que necesitaba respirar hondo y cerrar los ojos para dejar ir los pensamientos pesimistas que su mente se encargaba de reproducir una y otra vez.

— ¿En qué tanto piensas?

Pudo escuchar una dulcinea voz hacerse presente en la sala de estar donde él se encontraba sentado en el sofá, levantó la cabeza y observó al que podía llamar sin duda alguna amor de su vida con simplemente una camisa —que de paso le pertenecía— cubriendo su etéreo cuerpo.

Jeongin caminó sosegadamente hacia el mayor y, al estar frente a él, dejó caerse sobre sus firmes muslos, llevando sus brazos sobre los anchos hombros y enredando sus dedos en el largo y azabache cabello que Hwang portaba, dejando caricias delicadas que inmediatamente deshicieron el entrecejo fruncido del más alto.

— Nada importante —simplemente respondió, omitiendo por motivos obvios sus verdaderos pensares.

— ¿Nada importante hace que pongas esa carita de preocupado, mhm? —inquirió con suavidad el castaño, dejando efímeros besitos sobre las cálidas mejillas adversas, cosa que logró sacar una sonrisa de hoyuelos en quien recibía las caricias.

— No estoy preocupado, sólo un poco cansado.

— Oh, claro que estás cansadito, mucho esfuerzo físico hace un ratito, ¿no? —subió y bajó las cejas y esbozó una coqueta sonrisa.

Hyunjin no pudo evitar carcajearse y sonreír de la misma forma.— Pues sí, porque hay un chico, preciosísimo por cierto —enfatizó—, que en mis días libres se levanta con ganitas de agitarse... y no precisamente por hacer ejercicio —habló, dejando un lento apretón en uno de los muslos del cuerpo sobre él.

— ¡Ya, hyung! Shhh —tapó la boca de Hyunjin con una de sus manitas conforme sus mofletes se pintaban rápidamente de un escarlata intenso.

— ¡Pero si tú empezaste! —refutó al quitar la mano de Jeongin de su rostro— Te ves hermoso así rojito —agregó susurrando sobre los finos belfos contrarios.

— ¡Pero no era para que lo siguieras! —exclamó alejándose unos centímetros— Y ya no hables más. Iré a hacer algo de desayuno mejor —dijo levantándose, intentando que el pelinegro no siguiera mirando el fuerte sonrojo que lo envolvía.

— Está bien, ya te alcanzo —mencionó al escuchar el sonido típico de un mensaje provenir de su celular.

Joyería Min's era lo que marcaba en la barra superior, mañana tendría que retirar las sortijas, por lo que supuso que era algo sobre eso el contenido del reciente mensaje. Sin embargo, sus facciones se ensombrecieron al leer lo que realmente decía.

Estimado señor Hwang. Lamentamos informarle que hubo un inconveniente en nuestras instalaciones y no podremos entregar su pedido el día de mañana como estaba acordado previamente, sino hasta dentro de tres días más. Le pedimos perdón por este acontecimiento y esperamos esto no considere un gran problema.

Hyunjin resopló y haló sus cabellos oscuros con la molestia inundando todo su ser; Esperamos esto no considere un gran problema, ¡claro que era un gran problema! Necesita esos anillos para dentro de dos días, ¡no cuatro! ¿Ahora qué haría?

Decidió que lo pensaría con más calma luego del desayuno, mas cuando se levantó y estuvo a punto de dar un paso, su teléfono volvió a sonar, esta vez con una llamada, la cual terminó por apagar el semblante del azabache.

En resumidas cuentas; la floristería en la que había ordenado las flores para la decoración estaba de duelo, por lo que no trabajarían por unos días, y cancelarían todos los pedidos, le habían devuelto el pago anticipado y... ya, ahora también se quedaba sin eso.

Okay, si Hyunjin no había entrado en pánico anteriormente, definitivamente ahora sí lo haría.

Con rapidez marcó el contacto de Minho y esperó a que contestase.

Hola, Jinnie...

— Hyung, creo que me voy a volver loco, en serio, tenemos un treinta y tres doce, repito, tenemos un treinta y tres doce, código naranja, llamada de auxilio, problemas y más problemas, ¡ayuda! —habló sin tapujos ni espera, soltando lo primero que se le vino a la cabeza.

Espera, espera, ¿de qué estás hablando? —preguntó angustiado Lee, Hyunjin sonaba realmente desesperado y no podía evitar empezar a preocuparse— ¡¿Le pasó algo a Innie?!

— ¡No, no, no! ¡Ya no habrán flores ni anillos para este viernes! ¿Ahora qué hago? —dijo gritando en susurros, no queriendo que el menor en la casa escuchase desde la cocina.

No estoy entendiendo nada, Hwang, explica bien que me estás poniendo ansioso, joder.

— Iré a tu casa más tarde y les explicaré, te juro que voy a llorar.

Hyunjin arrugó la cara con frustración; mucho de lo que habían avanzado en el plan ahora se estaba viniendo cuesta abajo.

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