DOS

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El viento soplaba ligeramente sobre los rizos del metalero, mientras él se encontraba fumando un cigarrillo recargado en su van y mirando a lo lejos a Steve Harrington, quien al parecer se encontraba hablando con su mejor amiga, Robin Buckley.

La gesticulación y movimientos que hacía Harrington, hipnotizaba a Eddie, claramente podía ver como Steve utilizaba sus manos para expresarse y sonreía con demasía hacía su mejor amiga, su cabello se alzaba con gracia por el viento, y ni hablar de su cuerpo, parecía un chico esculpido por los mismísimos dioses.
A veces Munson no tenía problemas con imaginarse ese precioso cabello de Steve enredado entre sus dedos, tirando de él mientras lo embestia con fuerza por detrás, y también se imaginaba a Steve lloriqueando por él, pidiéndole más, no, exigiéndole más.

Eddie no era un tonto, sabía que Steve no era para nada virgen, mucho menos un dador, habían corrido algunos rumores en la escuela con los que Munson confirmaba que efectivamente Steve era como un recibidor, pero para nada era un sumiso, Steve era...

- ¡Munson!

Eddie salió de su trance en el que estaba, bajando la mirada, dándose cuenta que su cigarrillo se acababa de terminar en sus propios dedos, alzó la mirada, buscando a la persona que había gritado su apellido, y sin más se fijó que había sido Steve, quien se acercaba a paso firme hacía él.

El rizado podía sentir que cada vez que se acercaba el castaño, se sentía más ahogado y rojo de la verguenza, así que no le quedó de otra más que quedarse quieto en su lugar esperando que el castaño se acercase.

- ¿Estás bien?, ¿tienes algún problema?

Vaya, sin rodeos, eh.

- L-lo siento mucho, es sólo, sólo estaba ido, hermano.

Maldita sea, Eddie podía sentir como sus piernas se convertían en maldita gelatina, nunca pensó que su acercamiento con Steve Harrington sería de esa forma.

- ¿Ido?, mira, si hay algo que me parece bastante molesto es que todo este tiempo te la pases mirándome fijamente en cualquier lugar o pasillo de la escuela.

Oh.Dios.Mío, definitivamente era lógico que el Rey Harrington se iba a dar cuenta de sus miradas inquisitivas que casi diariamente le obsequiaba en el transcurso escolar.

- Y-yo, lo siento mucho Harrington, no sabía que te molestaría, a veces no me doy cuenta que miro a la gente fijamente, es sólo eso, estoy ido y ya - el pelilargo estaba asustado, pero no de forma mala, no sabía qué demonios hacer con Steve ahí parado delante de él con semblante enojado, ¿cómo podía hacerle creer que no lo miraba diariamente sólo porque lo deseaba?.

- Wow, en serio, wow, que respuesta tan más patética, tendrás que ser más convincente, Munson.

En serio, si a Eddie le hubiesen dicho que su primer acercamiento con Steve sería de ésta forma, no estaría muy de acuerdo con eso, confirmaría que tartamudearía como un idiota, pero no que tendría que lidiar con un guapísimo jugador de basquetbol enojado.
Eddie trató, estaba seguro que trató de pensar bien qué diablos responder, pero parecía que en su cabeza había un corto circuito, que hizo que se confesara de inmediato sin pensar en otra cosa.

- Okay, me gustas Steve, sólo eso.

Y dicho eso, Eddie Munson abrió rapidísimo su van y se metió como un rayo, arracando lo más rápido que pudo y se fue.

- ¡¿Que demonios?! - Steve sólo quedó ahí parado pensando si había escuchado bien o si su mente le había jugado una broma.

- ¿Qué pasó, Steve? - Robin se acercó de prisa preguntando, sacando a Steve de su pensamiento.

- Robin, dijo que le gusto.

-¡¿Qué?!

- Dijo que le gusto.

- Si, te escuché idiota, sólo fue un decir. ¿Steve?

- Robin, dijo.que.le.gusto.

- Steve...

Algo me dice que ahí hay algo, esperemos a verlo en el siguiente cap.

|'Eddie is a virgin-loser boy'|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora