6: Chang'e debe arrepentirse de haber robado el elixir de la vida (Parte2)

17 2 0
                                    

——Cuando llegó la luz de la mañana, Song Shijiu ya había crecido hasta
la altura de una niña de dos años.
Esta vez, Li Shiyi se aseguró de vestirla con una camisa de algodón más grande que fuera lo suficientemente larga para cubrir sus manos y pies antes de que se fuera a dormir. Como era de esperar, la ropa les había quedado bien cuando despertaron al día siguiente; las costuras de sus mangas se alineaban perfectamente con los pliegues de su muñeca.

Li Shiyi estaba inclinada sobre el frente de la puerta cepillándose los dientes cuando escuchó que la puerta del patio se abría. Y allí estaba Tu Laoyao: una amplia sonrisa plasmada en su rostro y un bulto envuelto en una tela verde con un estampado de flores blancas colgado de sus hombros.
Li Shiyi levantó una ceja en cuestión, a lo que Tu Laoyao respondió con entusiasmo: "¡Terminé de empacar, vámonos!"

Li Shiyi se levantó y se limpió las comisuras de la boca con el dorso de la mano: "¿Te vas?"

Tu Laoyao asintió: "He estado pensando en eso toda la noche. Fui yo quien insistió en que tomáramos a Shijiu, así que, por supuesto, es mi deber vigilarla. Si ella es realmente un peligro, entonces la agarraré por los tobillos y te dejare correr primero".

Las comisuras de la boca de Li Shiyi se torcieron. Tu Laoyao continuó apresuradamente: "Además, mi hijo está a punto de nacer. Como padre, no puedo depender de los demás como solía hacerlo. Comenzaré a aprender una o dos cosas de ti, para poder ganar  dinero y dejar que mis hijos se eduquen en el futuro".

"Mi esposa también lo ha aceptado", agregó, riéndose entre dientes, todavía luciendo como el pícaro que solía ser.

"¿Ella estuvo de acuerdo?" 
Li Shiyi inclinó la cabeza hacia la izquierda, sosteniendo su taza en una mano y parpadeó. "¿No dijiste que está embarazada de casi nueve meses?"  Era realmente peculiar por qué alguien que estaba a punto de dar a luz dejaba que su esposo saliera de casa en busca de trabajo.

Tu Laoyao se encogió de hombros
y bajó la mirada al suelo, con los hombros caídos. La puerta traqueteó.  Li Shiyi giró la cabeza para ver a la diminuta Shijiu apoyándose contra la puerta y balanceando un mantou(1) en sus manos regordetas. Sus párpados se abrieron para revelar un par de orbes tan deslumbrantes como los de un ciervo, mirándola directamente. Li Shiyi levantó las cejas; ella podía entender lo que Shijiu quería decir con su mirada tibia: te está adulando.


—Song Shijiu abrió la boca y le dio un mordisco al mantou. Era la primera vez que comía algo y todavía no estaba acostumbrada. Masticó con gran esfuerzo, su blanco nacarado alineado como hileras ordenadas de conchas. Se veía muy adorable.

Tu Laoyao se aclaró la garganta y,
con un áspero "ejem", intentó disipar la rigidez del aire. Murmuró: "No hay mucha diferencia entre cuatro meses y nueve meses, ¿verdad?"

El pecho de Li Shiyi se estremeció. 
Su fría mirada recorrió a Tu Laoyao.

Tu Laoyao se apresuró a desempacar su paquete, sacando los artículos uno por uno, como si estuviera presentando sus tesoros."Me levanté temprano en la mañana para pedirles a los vecinos ropa de niña de segunda mano. Puede que nos vayamos por unos días, así que preparé ropa que le quedara bien a una niña de diez años, pero no  saber si son suficientes".

"Estos huevos de pato salados", sostuvo algunos de ellos en sus manos regordetas, los agitó frente a Li Shiyi
y los devolvió a la bolsa, "lucían muy sabrosos cuando te vi comerlos la última vez, así que los rellené". 
Tengo algunos en mi equipaje también.


—Li Shiyi no tenía nada más que decir, así que se dio la vuelta para acunar la cabeza de Song Shijiu con la palma de su mano. Suave y rápidamente reposicionó la cabeza de la pequeña, le dio unas palmaditas en la espalda y entró en la casa.

wèn guānDonde viven las historias. Descúbrelo ahora