< 🌟 >
Esa noche faltaron horas para que Jihyo se deshiciera en lágrimas, pues el sol de la mañana estaba poniéndose y la pelinegra no había, ni siquiera hecho el intento, de dormir.
Luego del encantador encuentro en la heladería, Minatosaki Sana había regresado a su casa con una gran sonrisa en la cara, y Jihyo había corrido a casa de Nayeon y Jeongyeon para contarles todo lo que se guardo esa semana.
Sentía el rencor que amenazaba con crecer y consumirla.
¿Cómo pudo Daniel hacerle eso?
Le había presentado a su amante tan descaradamente, fingiendo a la perfección como un actor profesional, llamándola mi amor frente a la mujer con la que estaba despertando en ese preciso momento, mismo en el que ella estaba acabando con su cuarta caja de pañuelos.
- Vamos JiJi, ya no llores - la mayor del trío estaba abrazándola con fuerza, odiaba ver a sus amigas tristes, pero no podía hacer nada más que apoyarlas con todo lo que estuviera a su alcance, y esa mañana solo tenía cálidos brazos.
- Propongo que vayamos a casa de esa zorra y la quememos
- ¡No vamos a quemar nada!
- ¡Amargada! - una nueva discusión entre las mujeres se hizo presente, pero a la pelinegra no pudo importarle menos.
Las palabras "Hoy puedes llorar todo lo que quieras, pero mañana tu plan de venganza empieza a primer hora" se repitieron nuevamente, "Pero quemar una propiedad es algo excesivo" "No, Park Jihyo" se regaño en cuanto notó hacia dónde se dirigían sus pensamientos "No vas a hacer nada contra nadie, eres mejor que eso" "Pero ellos te vieron la cara" "No eres ese tipo de persona" "Él le regaló ese collar"
"Tu collar"
La mujer casada se puso de pie de pronto, seco sus lágrimas con rencor y miro a sus amigas antes de hablar - Minatosaki Sana, pagará - la firme voz de Jihyo detuvo la pelea de sus contrarias, que apenas reaccionaban a la actitud de su menor.
- ¡Si! ¡Esa es mi JiJi! - ánimo Jeongyeon.
- Jihyo, necesitas hacer nada - detuvo Nayeon a ambas.
Cierto, pero a Park ya se le había metido la idea, y no iba a detenerse por nada, en ese punto ni siquiera sus grandes valores morales podían frenarla.
- Ellos me vieron la cara, Nay. Daniel cree que puede burlarse de mí como si fuera una estúpida, y no voy a permitirselo
Nayeon suspiro ante la dolorosa confesión de su amiga, ella mejor que nadie entendía lo lastimada que estaba, sin embargo, tenía que apelar a su razón, Park Jihyo no debía herir a los demás, ni siquiera a quienes se lo merecían, ese era trabajo de Jeongyeon.
No podía permitir que su mejor amiga se arrepintiera después, porque sabía que no sería capaz de cargar con la culpa, aunque fuera un ajuste de cuentas válido.
- ¿Y que harás? ¿Ir a casa de esa mujer y tocar su puerta? ¿Qué vas a decirle? ¿Le exigiras una disculpa? ¿La obligaras a qué se aleje de Daniel?
- ¡No lo sé! - Jihyo respondió aturdida por el interrogatorio, anhelaba desaparecer y dejar que el tiempo arreglará todo, pero - Solo quiero... - nuevas lágrimas se formaron en sus demacrados ojos mientras caía de nuevo en su antiguo lugar - Quiero saber ¿Por qué ella?
- JiJi - la fuerte mirada de Nayeon se ablando de inmediato.
Jeongyeon, que se levantó de la emoción cuando la pelinegra había aceptado el plan de vengarse, corrió hasta ella para envolverla en un poderoso abrazo, Kang Daniel iba a lamentar mucho haber roto el bondadoso corazón de su esposa, de eso iba a encargarse.
- JiJi, Minatosaki Sana no es mejor que tú, ni tú qué ella
- Pero Daniel le dió el collar que me regaló la noche de nuestro compromiso
- Porque es un tarado poco original - intento bromear Yoo, pero cuando el llanto de Jihyo empeoró, prometió no decir nada ingenioso hasta que estuviera más tranquila.
- Necesito saberlo, Nay - la mayor miro a sus amigas.
La rubia tenía contra su pecho a la pelinegra, que sorbía su nariz una vez tras otra, el maquillaje de la tarde anterior se había corrido haciendo de su cara un desastre, el destello característica de sus avellanas se había esfumado, y aquella fue la razón por la que Im acepto lo que Jihyo estuviera dispuesta a hacer.
Incluso una locura como lo era ir tras la amante de su esposo.
- Esta bien, pero no iremos a su casa. Mañana investigare sobre ella y te diré todo lo que encuentre
- Eso es más stalker que ir a su casa - interrumpió Jeongyeon aligerando, por fin, el tenso ambiente.
- Quizá, pero no voy a dejar que ustedes, par de tontas, metan la pata hasta el fondo
- ¡Gracias, Nay! - la pelinegra se alejo de Yoo y lanzó su cuerpo hacia la castaña a un fuerte abrazo.
Im sobó la espalda de su amiga con una mirada determinada, su intuición le decía que nada bueno iba a salir del desastre que estaban por hacer, sin embargo, y por primera vez en su vida, lo ignoró intencionalmente, la mujer entre sus brazos ya había sufrido mucho, no creyó que un poco de karma humano fuera a desequilibrar tanto las cosas como para lamentarse después, era obvio que ninguna de ellas lo pensó en ese momento.
Ojala hubieran sabido antes como iba a terminar todo.
Pero, mientras ignoraban lo que el destino estaba preparando para Park Jihyo y Minatosaki Sana.
Nayeon encontró la dirección de la japonesa, a lo que se dedicaba en sus ratos libre y hasta los colegios en los que había estudiado, así que a la mañana siguiente, las tres amigas coreanas fueron hasta una pequeña tienda de perfumes, de la que la amante de Daniel era dueña.
La pelinegra miraba el letrero rústico en la entrada del lugar, los nervios la tenían mordiéndose las uñas, la punzada de su pecho se intensificó cuando solo quedaba un paso para adentrarse al sitio, y la respiración se le cortó totalmente al escuchar una campanilla que anunciaba su llegada.
- Buen día - detrás del mostrador de madera oscura, las recibió con una sonrisa encantadora una joven de negros y ondulados cabellos.
- Hola - saludo Jeongyeon al ver que Jihyo estaba demasiado concentrada buscando a la amante de su esposo - Disculpa, ¿Se encuentra Minatosaki Sana?
- ¿Quién la busca?
- Em, bueno - Yoo perdió de pronto el habla, ¿Qué se supone que iba a decirle? "La esposa de su amante y sus secuaces", gracioso, pero malísima idea.
- Vimos el anuncio en internet sobre el taller de fragancias - Nayeon salvó el momento antes de que el cerebro de la menor colapsara inesperadamente.
- Ah! Claro - la vendedora asintió con una expresión de entenderlo todo - Lo siento, pero salió hace unos minutos y no sé a que hora regresara - una sonrisa apenada se dibujo en sus labios mientras hacía una leve reverencia de disculpa - Pueden regresar más tarde, o mañana antes de las dos
- Ya veo. Gracias - la rubia le devolvió la sonrisa y tomo la manos de sus amigas para arrastrarlas fuera de la tienda - Y ahora ¿Qué hacemos?
- Esperar - ordenó Jihyo sentándose en la orilla de la banqueta.
- ¿A quién? - pregunto la repugnantr voz femenina que la mujer casada reconoció enseguida.
- A ti
- Oh! Hola Jihyo - las mejores amigas de Park miraron con desprecio a la extranjera.
La cólera de Jihyo había alcanzado límites increíbles, y esos días el autocontrol de sus emociones no era precisamente un punto fuerte, así que las amigas de la coreana temieron un poco por la vida de la castaña que, inesperadamente le sonreía a la esposa de su amante con unas irritantes medias lunas.
< 🌟 >
ESTÁS LEYENDO
La amante de mi esposo (SaHyo)
Fanfic=================🌟================== •| Actualizaciones lentas |• ▶Esta historia es de mi completa autoría, cualquier parecido es coincidencia. ▶Si deseas hacer una adaptación, notificamelo. ▶Slash, Drama, Fluff, Angst ▶Portada hecha por mi. ▶ 3 ex...