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Me sentí bien al volver a la iglesia en la que había pasado tantas horas aburridas mientras crecía. No todos los días podíamos ensayar con el coro; creo que la última vez fue antes del verano. Ahora, Halloween y Acción de Gracias estaban a la vuelta de la esquina, y el coro tenía algunos eventos divertidos para los que ensayar. Namjoon y yo participaríamos en uno de ellos.

Antes, el coro estaba formado principalmente por personas mayores, y por mayores me refiero a la edad de Namjoon, pero ahora varios de ellos eran incluso más jóvenes que yo.

Era una mezcla representativa de veinte hombres y mujeres de la población católica de Williamsburg, y yo había ido al colegio con muchos de ellos. Namjoon podía decir lo mismo de los mayores.

Por mucho que me gustara Manhattan, este era mi lugar. Era mi hogar. Con todos sus defectos.

—Yoonie, ¿puedes coger el piano para el calentamiento? —Preguntó Namjoon. —Tenemos a Nayun, Hyuk y Lee en el bajo, la guitarra y la batería. Yo tomaré el órgano.

—Suena bien. —Dejé mi guitarra con él en el primer banco y me dirigí hacia el piano. —¡Taeyeon!

Era una amiga nuestra; vivía en el mismo edificio que Nonna, y siempre podía pedirle prestadas las partituras.

—¿Qué es eso que he oído de que te vas de Brooklyn, papi?

—Es algo temporal. —Sonreí, sentándome al piano. Un puñado de personas había llegado y tomado asiento a lo largo de los bancos. —¿En qué estás trabajando estos días?

Ella sonrió con complicidad y me entregó una carpeta.

—Está todo aquí.

—Gracias, cariño. —Encontré una buena para empezar, la canción gospel Belong de X Ambassadors⁵, y el coro se quedó callado cuando toqué las primeras notas.

Namjoon tomó asiento en el órgano del otro lado del pasillo y me hizo un gesto con la cabeza, así que empecé de nuevo e hice una señal a Nayun, Hyuk y Lee.

Uno de los compañeros de Namjoon, Minho, se acercó al micrófono que estaba preparado para quien hiciera un solo.

Su voz tenía un gran alcance y manejaba las notas más altas casi tan bien como mi hermano.

En cuanto el coro entró en escena e inundó la pequeña iglesia con sus armonías, quedó muy claro que aquello era exactamente lo que necesitaba esta noche. Y aún más cuando miré por encima de los bancos y vi a mi abuela. Le sonreí y ella me saludó con entusiasmo y se sentó en algún lugar del centro.

Después de dos copas de brandy, a Nonna le gustaba presumir de nuestras habilidades musicales y de cómo venían de ella. Ella misma había sido cantante y le había comprado a Namjoon su primera guitarra.

Repasamos un puñado de canciones con el coro, la mayoría de las cuales se interpretarían en los conciertos de otoño de la iglesia, y luego empezamos a repasar el programa del evento en el que íbamos a participar. Era un evento anual al aire libre que tenía lugar en una iglesia abandonada que era más ruinas que iglesia. El solar estaba en el límite del barrio, y la gente solía pasar más rápido por la noche. Pero durante un día del año, la zona estaba abarrotada. Las ruinas de la iglesia se iluminaban con luces de bistró, focos y velas, la gente traía sus propias sillas y mantas, y algunos miembros de la comunidad vendían bebidas calientes, galletas, perritos calientes y almendras confitadas.

Mientras Namjoon se acercaba al coro y discutía las armonías de su nueva canción, me senté y escuché con una oreja mientras mi mirada recorría a los visitantes. Intercambié otra sonrisa con Nonna, pero ella estaba ocupada charlando con una mujer que no conocía pero que reconocía. Probablemente una vecina. A juzgar por los gestos de Nonna y la forma en que acariciaba el brazo de la mujer, estaba dando consejos no solicitados sobre algo. Era fantástica en eso.

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