Cuanto más nos acercábamos al final de nuestro acuerdo, más cambiaba nuestra rutina. Había pensado que teníamos algo que nos funcionaba cuando empezábamos nuestras citas nocturnas con un paseo y algo de charla, y luego volvíamos a mi casa y follábamos y dormíamos, follábamos y dormíamos, follábamos y dormíamos.
Ahora habíamos entrado en la semana de mi concierto al aire libre y en las dos últimas de mi compañía con Jungkook, y él estaba desorientado. Se mostraba frustrado, olvidadizo y sacaba a relucir temas de conversación ociosa que ya habíamos tratado, a veces divagaba en su propio mundo y no escuchaba ni una palabra de lo que yo decía, y le costaba ponerse cómodo para dormir.
Las dos últimas noches no se había corrido, y pensó que me había distraído para que no lo notara centrándose únicamente en mí y sacándome todos los orgasmos que pudiera.
La verdad es que aún lo había notado, pero trataba de no meterme en sus asuntos cuando parecía demasiado personal. Después de todo, yo era quien era. Alguien temporal en su vida. Comprado y pagado. Suponía que él llevaba sus problemas a Yujin o a otra persona, y yo no estaba para nada celoso por eso, y eso eran dos mentiras en un solo pensamiento. Impresionante. Primero, jodidamente sabía que no tenía a nadie con quien hablar, y podíamos obviar lo segundo.
Me rasqué la frente y luego miré la hora en mi teléfono.
Las diez y tres minutos. Le estaba esperando fuera de mi edificio, y hacía buen tiempo para caminar. No hacía demasiado frío, como en las últimas noches, y el sol había brillado todo el día.
Ayer se me ocurrió que nunca había visto a Jungkook a la luz del día.
En las últimas semanas, no había vivido hasta que se ponía el sol, tanto si me reunía con Jungkook, la mayoría de las veces era él, como si cenaba con Namjoon o tomaba una copa con Dahyun y Seokjin.
¿Dónde estaba?
Miré arriba y abajo por la calle.
Su puntualidad me había malacostumbrado. Había llegado tarde una sola vez, y había mandado un mensaje de antemano.
Estaba contemplando la posibilidad de enviarle un mensaje cuando sonó mi teléfono, y no podía ser él. No le gustaba hablar por teléfono.
Era Namjoon.
—¿Qué pasa? —Contesté.
—Oh. Hola. Son más de las diez, así que pensé que iría directamente al buzón de voz. —Respondió. —De todos modos. Uh... tengo algunas noticias bizarras. Buenas, pero jodidamente bizarras.
—¿Sí? —Por favor, dime que dejaste a ese hijo de puta.
—Sí. La Iniciativa ha recibido hoy una donación de 200.000 dólares.
—¿Qué coño? —Solté incrédulo.
—Exactamente. ¿Te lo puedes creer? Cuando vi los ceros, me dije algo como 'no me jodas, tiene que haber un error'. Pero no. Es legítimo, Yoonie. Doscientos grandes.
—Madonn', yo... no sé qué decir. —Me pasé una mano por la cara y sentí un centenar de emociones diferentes agitándose dentro de mí, y entre ellas había una sospecha rastrera. ¿Dónde diablos estaba Jungkook? —¿De quién es?
—No lo sé. Por eso es tan frustrante. —Se quejó. —Fue una donación anónima.
Claro. Sí, claro. Anónima. Me pregunté si Namjoon o yo conocíamos a alguien con esa cantidad de dinero, quizá alguien que hubiera entrado recientemente en mi vida...
Exhalé un suspiro y volví a mirar hacia la calle. Su chófer solía llegar desde esa dirección para poder parar justo delante del edificio.
—Espera. —Dijo Namjoon. —No crees que...
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dawn
Romance- kookgi - jungkook top & yoongi bottom - prólogo + 11 capítulos + epílogo