10

959 113 5
                                    

Me estaba retrasando.

El concierto me había dejado demasiado sensible, y tenía que recomponerme al menos un poco antes de enfrentarme a Jungkook. Así que me tomé mi tiempo para ayudar a Namjoon a empaquetar nuestros instrumentos y equipos.

A papá no le importó nada y subió a la plataforma, con las manos en los bolsillos, su viejo y feo sombrero de copa puesto como siempre, y una chaqueta abierta para mostrar su jersey de la Iniciativa Min. Nuestro viejo era tan poco refinado y políticamente incorrecto como se puede ser, pero tenía un corazón de oro y siempre nos había apoyado a su torpe manera.

—Esta noche se han lucido, ¿Eh? —Asintió a su propia afirmación. —No había nadie sentado al final. Ya lo he visto. —Señaló el lugar. Estaba empezando a despejarse. Como siempre, demasiados tiraban sus sillas de jardín y olvidaban sus mantas. La misma mierda de todos los años. —Todo el mundo animando, eso es bueno.

—Gracias, papá. —Junté el cable de mi amplificador y me acerqué a besar su mejilla. —¿Namjoon te lleva a casa?

—Sí, ya que Nonna se llevó mi coche —Respondió.

—No cojas un resfriado, viejo. —Gritó Namjoon desde cerca de la batería. Estaba ayudando a Lee a recoger. —Ve a tomarte un café bajo un calentador.

Papá resopló y señaló con el pulgar a Namjoon mientras me miraba.

—¿Cuándo se convirtió ese chico en mi padre, eh? Eso es lo que quiero saber.

Sonreí y empecé a desmontar el soporte del micrófono.

Entonces me señaló con un dedo.

—Y tú. O eres estúpido, o crees que yo soy estúpido. No puedes cantar como un canario a Dahyun y Seulgi y no esperar que nos llegue una mierda a tu abuela y a mí. ¿Eh? ¿Qué coño pasa, brujita?

Hice una mueca.

—¿Qué te han dicho?

—Todo lo del traje de atrás. —Levantó la barbilla, presumiblemente hacia Jungkook. —Has estado saliendo con él en la ciudad.

Debería haber sabido lo de Dahyun. Su abuela hablaba con Nonna, que hablaba con todo el mundo, incluida la propia Dahyun, y ella no era la mejor para resistirse a las costumbres de mi abuela. Pero había límites, y sabía que podía contar con que mi amiga no soltaría la lengua sobre cómo nos conocimos Jungkook y yo.

—Así que por eso le hacías el tercer grado. —Dije.

—Tercer grado. —Se burló. —Sólo me estaba asegurando que no trajeras a casa un mamarracho como aquel. —Señaló con la cabeza a Namjoon.

Estaba demasiado nervioso para reírme, pero probablemente lo haría más tarde.

—En fin. —Papá hizo girar un dedo y se puso serio. —Trae al chico a cenar una vez que hayan dejado de llamarse 'sólo amigos'. —Ouch. Pero no esperaba que Jungkook nos llamara de otra manera. —Parece simpático, tal vez un poco tenso, pero ya no puedes ser exigente, hijo. Ya no tienes veinte años y quieres encontrar un buen hombre antes que se te caigan las pelotas.

—¡Por el amor de Dios! —Grité.

—¡¿Qué?! —Él amplió sus brazos. —¡Sólo estoy diciendo!

—¡¿Puedo cumplir treinta años primero?!

—¡Ya, los dos! —Exclamó Namjoon.

Gruñí en voz baja y traté de contenerme. Mi temperamento, no mis pelotas pre-flácidas.

—Les doy amor y buenos consejos. —Argumentó papá, hablando con sus manos. —¿Y qué recibo a cambio? Que me pisoteen el corazón.

—Oh, por... has estado pasando demasiado tiempo en casa de la Nonna. —Le dije irritado. —¿Qué tal si te ocupas de tus propias bolas caídas? Ve a conocer a una buena señora que no te haya cambiado los pañales cuando eras un bebé.

dawnDonde viven las historias. Descúbrelo ahora