Capitulo Veintiuno.

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"Un traidor puede traicionarse a sí mismo y hacer involuntariamente un bien. "

Steve se tomó muy en serio aquello, estaba dispuesto a demostrar que era un capitán. Las noches que pasaba en vela gracias a Desmond eran usadas para leer las enormes enciclopedias militares. Era un espía después de todo, capaz de transformarse en cualquier persona. Para eso lo había criado Dreykov.

— Es increíble, nunca he visto nada igual. — Tony Stark no escondió su asombro al ver al rubio completar las prueba sin dificultades.

— si crees que Steve Rogers es poderoso por sí mismo, es porque no lo has visto luchando junto a Natalia Romanova. — habló la castaña, acariciando la cabeza de su hijo pérdida en el recuerdo. — Entonces sería imparable.

Apenas eran tres los que formaban parte de la iniciativa de los Vengadores. Wanda no se acostumbraba a ver a ese nuevo Steve, que había recuperado el acento de Brooklyn y usaba un vocabulario anticuado, excepto cuando hablaba con su pequeño hijo.

—¿A quién más están pensando reclutar?—preguntó Tony, sintiéndose repentinamente incómodo al escuchar de aquella mujer fantasma que oscurecía la mirada de Steve.

—A mi—dijo Clint.

Wanda aún se mantenía algo temerosa frente a él, pese a que había demostrado cuidar bien a su hijo, entre sus otras buenas intenciones.

—¿Vendrá Bobbi?—Steve había escuchado al agente—Necesito hablar con ella.

—Está asignada a una misión de encubierto—dijo Clint con resignación—¿Qué ocurre, Rogers? ¿Arrepentido?

El soldado negó con la cabeza; no podía decirle que había hecho un trato aparte con la otra espía. Regresaría a Nueva York y trabajaría con Nick Fury siempre y cuando ella se encargara de rastrear los restos de Natalia.

—Salir de la KGB es lo mejor que pudimos hacer—comentó—Volveré a entrenar.

—En cuanto los médicos me den el alta, trabajaré contigo—dijo Wanda—Yo también quiero ser parte de los Vengadores.

Steve, Wanda y Desmond eran una pequeña familia; similar a lo que pasaba en la fría base de Siberia.

—Si Dreykov te encuentra consolándola, les hará daño. — Natalia acariciaba el cabello pelirrojo de la bebe, tan abundante como el de su padre.

—Ya no me importa lo que me haga—Natalia se encogió de hombros ante las palabras de Melina—Mi shvíbzik se merece a su madre; no la dejaré sola en este lugar.

Ante la precaria supervivencia de la Sala Roja después del ataque de S.H.I.E.L.D., Dreykov había hecho sido un poco más permisivo con Natalia, para premiarla por su lealtad; permitiéndole mantener a su hija a su lado y encargarse de su entrenamiento.

—Aún así, no debes arriesgarte—Melina dio dos pasos al frente y acarició la nariz de la pequeña pelirroja—¿Qué te ha dicho Dreykov de los apellidos?

—Qué le importa un carajo como la llame yo, mientras el mundo crea que es su hija—dijo con una mueca de asco.

—Alinka Dreykov...—suspiró la Viuda Mayor—Sigo sin creer que le hayas puesto este nombre.

RENEGADES (ASTERIXBADBITCH)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora