Capitulo veintidos.

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""Los lugares más oscuros del infierno están reservados para aquellos que mantienen su neutralidad en épocas de crisis moral."

Aquella habitación era un pequeño espacio en todo ese infierno reservado para ambas, aunque no tenía mucho, ella lo consideraba tranquilo. Rodeado de dibujos que simbolizaban la mente infantil de su hija, en medio de la precaria situación.

—Necesito hablar contigo- James irrumpió en la lúgubre habitación.

—¿Se trata de la niña? — su voz tambaleó, pero ambos ignoraron este hecho.

—De Steve. — la sonrisa socarrona de James transportó a Natalia a un pasado que había aprendido a no añorar—...o mejor dicho, del Capitán América.

Junto a Dreykov; habían seguido de cerca la aparición de los Vengadores en Nueva York, derrotando al dios de la travesura; Loki. Steve, Thor y un tal Tony Stark eran los que habían ganado más relevancia; pero los dos renegados varados en Rusia estaban seguros de que era Wanda la chica que se presentaba como una bruja junto a Barton.

Le gustaba pensar que ahora era un héroe, que si alguna vez su pequeña podía dejar ese lugar; estaría en los brazos de alguien que podría admirar sin problemas. Si bien las estrellas y las rayas, todavía le causaban más gracia de la prudente, se sentía orgullosa, de una forma agridulce. Ahora él vivía en el cielo, mientras ella estaba enterrada en el infierno.

—¿Qué te han pedido? — sabía la respuesta; y también sabía que Dreykov no la enviaba porque ella no sería capaz de hacerlo.

—¡Qué lo extermine!—dijo el hombre—Junto con una lista de elementos que incluyen a Wanda. Sabes que H.Y.D.R.A. está metida hasta el corazón de S.H.I.E.L.D.

—Eso significa que la KGB también.

—Por eso me han puesto en esto.

—¿Lo harás?

—¿Quieres que lo traiga de vuelta?— preguntó James.

Natalia supo enseguida que la respuesta era no, y al cruzar miradas con James supo que él lo sabía. No era egoísta, no podía condenarlo al infierno de vuelta. Además, estaba segura que él sabía que ella estaba viva; y no se lo pensó en abandonarla. Cumplió su promesa, sin importar que dejaba atrás.

—En un mundo perfecto o alterno, me gustaría ir con él; pero sabes que no puedo—Natalia se mordió el labio, pensando en las bombas que habían sido implantadas en los corazones de Yelena y Melina—Lo único que puedo pedirte es que lo cuides.

—No puedo creer que no deseas eliminarlo. — James se sentía rabioso, los habían abandonado.

—Ya no quiero hablar de esto. — negó, apretando a la niña que dormitaba en su pecho.

— Te abandonó.

— Cualquiera lo habría hecho en su lugar. — se encogió disimulando el dolor de la verdad.

— No, sabes que no es cierto. — y los ojos verdes se llenaron de lágrimas; la única razón por la que James no escapaba era porque temía abandonarla.

— No le digas que estoy viva, si no lo sabe, no se lo digas.

En un momento de silencio sin que nadie los viera, se abrazaron con fuerza. Alinka pataleó en medio de ellos, molesta.

—Ten cuidado aquí dentro, Talia. Recuerda que tienes que vivir por la niña.

—Y tu tienes que volver por la misma razón, James. — Quizás estaba condenando a James por salvar a Steve. — No podría hacerlo sin ti.

RENEGADES (ASTERIXBADBITCH)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora