Día 4: Manualidades

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Febrero es un mes muy especial, la contemporaneidad trajo tecnología, cambios en el mercado, política, cine, entre otros eventos, incluido el día de San Valentín. Celebración que opositores del consumismo critican fuertemente pero otros más optimistas prefieren aprovechar el ambiente para hacerle saber a la gente que los rodea lo mucho que los aprecian, sean amigos o pareja.

Y por supuesto las almas jóvenes con más sueños y anhelos son quienes más disfrutan estas fechas, la ilusión de estar con tu primer amor, esa persona que sabe sacar su lado más tierno y estùpido, es normal el deseo de querer impresionarle con un gran regalo o sorpresa.

Kaminari Denki aunque estaba soltero no era la excepción, formaba parte de ese porcentaje esperanzado de querer darle una sorpresa a su crush esperando que aceptara sus sentimientos. ¿Estaba nervioso? Mucho y, especialmente porque faltaban dos días para el tan ansiado catorce de febrero y él aún no tenía su regalo listo, la había liado pero confiaba en que tiene solución... O intenta convencerse de eso.

Por la tarde el joven de ojos dorados regresaba de haber comprado algunos materiales aprovechando que la mayoría del grupo estaba fuera pasando el rato. No quería que nadie supiera lo que tenía planeado, hasta después le contaría a sus amigos ya fuera porque todo salió muy bien o muy mal.

Kaminari dejó los papeles bajo su brazo y usó el que tenía medio libre para abrir, posiblemente compró demás pero quería prevenirse si echaba a perder algunas piezas, seguir tutoriales no es tan fácil como lo hacen ver en redes. Al cerrar tras de sí en un momento de sorpresa se le cayó una bolsa y al agacharse para recogerla fue el turno de los papeles enrollados.

Murmuró una maldición mientras se apresuraba a recoger, estaba por tomar el papel rojo cuando alguien se le adelantó y se lo acercó, agradeció elevando la vista y enseguida los nervios comenzaron a invadirlo. ¿Quién era el que menos se debía enterar de sus planes? El destinatario, el mismo que estaba frente a él mirándolo con esos ojos particulares y ese gesto que aprendió a identificar como un intento de sonrisa por muy pequeña que fuera.

—¿Qué es todo esto, Kaminari? —preguntó viendo lo que traía consigo y lo que seguía en el suelo.

—E-eh... Son para manualidades —respondió por fin saliendo de su trance, tomó todas las cosas incluidas las que recogió el mayor y se puso de pie—. Gracias Todoroki, pensé que también estabas fuera.

—Iba a ver a mi hermana pero tuvo un inconveniente así que me quedé, ¿por qué no fuiste al cine con Ashido y los otros?

—Iban a ver algo de terror y a mi no me gusta ese género —improvisó por los nervios.

El bicolor asintió extrañado, recordaba vagamente que Denki era quien sugería ver la saga de los casos Warren durante las noches de película que organizaba Hagakure pero bueno.

—Bien te veré luego, bye

Se despidió el rubio apresurado, no quería hacer nada que evidenciara sus sentimientos antes de tiempo, ya había dado unos pasos cuándo le escuchó decir que se detuviera, hizo caso y sonaron los pasos del otro acercándose.

—¿Necesitas ayuda?

—¿Cómo?

—Tus manualidades, imagino que es para San Valentín ¿no? Falta poco, con ayuda acabarías más rápido.

Denki enrojeció al verse parcialmente descubierto, ¿cuánto costaría que Todoroki se diera cuenta que es una sorpresa para él? No, no aceptaría.

Y cuando lo miró se encontró con su semblante calmado de siempre pero que tenía un atisbo de gentileza al cual no podía negarle algo, de hecho no tenía una razón, quizás hasta sería más sospechoso un rotundo no.

Encontrémonos siempre [BNHA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora