IX.II

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🍵

La puerta se abrió, dejando ver a Erwin junto a su esposa y un niño de algunos 5 años.
Pensé que desde nuestro encuentro de hace dos días ya no lo iba a ver de nuevo.

— Hola, Levi — saludó él, sonriendo.

— Hola — saludé. Miré a su esposa —. Buenas tardes, señora Smith.

— Oh, vamos, Levi. Puedes decirme Marie — respondió sonriendo, a lo cual asentí serio —. Iré a buscar una mesa. Es un gusto verte de nuevo, Levi.

— Lo mismo digo, Marie — de nuevo sonrió y asintió. Tomó al niño de la mano para ir a la mesa — ¿Y cómo está todo?

Si quiero saber acerca de su sobrina, tengo que empezar a preguntar sobre él primero.
Erwin sonrió.

— Todo va bien en la empresa — contestó —. Ahora tuvimos día de descanso.

— ¿También tu sobrina?

Creo que fui muy directo.

— Oh, ella en realidad no está aquí — contestó. Sentí una punzada en el pecho gracias a su respuesta. “No está”, esas palabras sonaban en mi cabeza un sin fin de veces —. Fue a la hacienda "Everdeen".

— ¿Hacienda... Everdeen? — pregunté anonado — ¿Acaso ella es hija del señor Francis Everdeen? ¿El distribuidor de café?

— Ah, con que lo conoces.

— Sí, eh... Ava se encarga de la producción de la cafetería. Tiene convenio con él, por eso.

— Sí. Es su hija — sonrió —. Es la menor, de hecho. Esa noche que nos encontramos, fue por algunos cuadros que ella misma hizo ya que tendrá una exposición en la hacienda. Quizá regresa en dos días o mañana en la tarde.

— Oh, ya veo. Entiendo. Me alegro por ella — asentí. ¿Acaso sonreí o por qué siento un leve tic en mis labios como si se fueran a curvar?

Después de haber atendido su orden y la de su familia, a los pocos minutos entró el hermano de la chica. Entró buscando a una persona, parecía calmado pero su expresión no lo reflejaba.

¿Y si algo le sucedió a la chica y ha venido por su tío para avisarle?

No.
No creo que sea eso.
Espero que no.

Cuando sus ojos azules se conectaron con los míos, a pasos largos se acercó a mi. En ese preciso momento, Ava y Mikasa llegaron juntas a la caja; una para hacer entrega de la orden y la otra, para hacerme entrega del dinero.

— Hola — saludó el chico. Ava y Mikasa le sonrieron.

— Hola. Buenas tardes — dijeron a unísono.

— Uhmm... Bueno, he venido a... Entregarte esto — me dijo, estirando un pequeño sobre blanco. Lo vi por cortos segundos hasta que Mikasa lo tomó. El chico la observó con suspicacia.

— No lo va a tomar. Es un amargado de primera — bromeó Mikasa. El chico quiso sonreír pero cuando me miró, siguió serio.

— Le da pena — siguió diciendo Ava —. Así por fuera parece un asocial.

— Pero por dentro es un pequeño oso de peluche.

— Les voy a rebajar de su ganancia de la semana — amenacé. Ava me miró con miedo —. No estoy jugando.

— Ah... Co-Cobrame... 10 €.

Me entregó el dinero y yo le regresé el sobrante. De inmediato se alejó, pero, a medio camino, se regresó para dejarle la siguiente orden a Mikasa, quien se dirigió corriendo a la cocina.

— Ah, sí — me dejó el sobre en las mano —. Más te vale que la leas.

— Ajá.

Se fue a la cocina. El chico parecía incómodo por la situación. Suspiré con profundidad para relajar también mis tensos músculos.

— Sólo...

— ¿Huh?

— Sólo... Espero no seas tan rudo con ella. Cuando está bajo estrés suele... Convertirse en un pequeño demonio — rió bajo —. Bueno... Sólo por eso he venido — asintió —. Hasta luego.

Al darse media vuelta, vio a Erwin. De inmediato se dirigió a él para quedarse un rato con ellos.

Aproveché que nadie se encontraba a mi lado para abrir el pequeño sobre y sacar el pequeño papel doblado:

«No sé hasta cuándo voy a regresar a la capital. Lo único que te puedo decir es que me agradaste desde el primer momento en que me hablaste.

Espero... Y me puedas dar la oportunidad de conocerte, así como yo también te daré la oportunidad de conocerme.

Espero que estés teniendo un buen día. Ojalá pueda verte pronto.

Atte.
E. Céline.

Pd. Te voy a dejar mi número telefónico por si quisieras hablar conmigo... O no. Bueno...»

Sin más ni más, apunté el número en mi celular. La registré con un copo. ¿Por qué? No lo sé, pero, tengo la corazonada de que es algo que la representa.

Another Life; Levi AckermanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora